Con información de EFE/AFP
María Branyas Morera, la mujer que desde hacía un año era la persona más longeva del mundo y la octava más anciana de la historia, falleció la madrugada del pasado lunes 19 de agosto en Olot, en el noreste de España, a los 117 años y 168 días.

La supercentenaria murió sobre las 06:00 horas del lunes en la residencia Santa María del Tura, donde vivía desde hacía unas dos décadas. Sus restos fueron incinerados este martes 20, confirmó Rosa Moret, la hija más chica de Branyas, de 80 años.

Este martes, escribieron una publicación en su cuenta de X, que lleva adelante uno de sus yernos y tiene más de 18.400 seguidores: "María Branyas nos ha dejado. Ha muerto como ella quería: mientras dormía, tranquila y sin dolor".

Foto: Jordi Bedmar / EFE

"Hace unos días nos decía: 'un día me iré de aquí. No volveré a probar el café, ni a comer yogur (...) Y dejaré de existir en este cuerpo. Un día que desconozco, pero que está muy cerca, este largo viaje habrá acabado'", narró la familia en su mensaje.

"La recordaremos siempre por sus consejos y su bondad", concluyó la publicación, que ya supera las 160.000 visualizaciones.

En la misma cuenta, Branyas anticipó el lunes que veía cercano el momento de la muerte: "Me siento débil. Se acerca la hora. No lloréis, no me gustan las lágrimas. Y sobre todo, no sufráis por mí. Allí donde vaya seré feliz", afirmó la mujer.

El presidente del gobierno regional catalán, Salvador Illa, lamentó su muerte. "Nos ha dejado María Branyas, la abuela de Cataluña y la persona más mayor del mundo. Perdemos a una mujer entrañable, que nos ha enseñado el valor de la vida y la sabiduría de los años", escribió Illa en la red social X.

María Branyas, que según su hija Rosa "ha vivido tanto porque no ha tenido ninguna enfermedad", sobrevivió al covid-19 en 2020, con 113 años. Su hija también había explicado que desde el verano pasado, su madre "hizo una bajada bastante grande". No tenía dolores ni enfermedad alguna, pero fue perdiendo visión, oído y en los últimos tiempos, la memoria.

Foto: @MariaBranyas112

Hacía tiempo que no podía caminar sola y pasaba la mayor parte de los días sentada en una butaca de su habitación, donde recibía las visitas de sus dos hijas y de otros pocos familiares. Su hijo, que ahora hubiera cumplido 92 años, ya falleció.

La catalana atribuía su longevidad a los beneficios de alejarse de la gente tóxica, buscar la relajación y no hacer dieta, exceptuando el consumo de un alimento todos los días: el yogur.

“Un consejo: en una época en la que constantemente surgen dietas y alimentos milagrosos para el bienestar y la salud, es necesario rescatar el yogur; un alimento de siempre con un sinfín de propiedades positivas para el organismo y que alarga la vida”, reza una publicación en su cuenta de X.

Branyas era la persona más vieja del mundo, según el Grupo de Investigación Gerontológica de Estados Unidos (US Gerontology Research Group) y el libro Guinness de los récords. Sustituyó en la cúspide a la francesa Lucile Randon, que murió a los 118 años en enero de 2023.

Tras la muerte de Branyas, la persona más anciana actualmente es la japonesa Tomiko Itooka, que nació el 23 de mayo de 1908 y tiene 116 años, según el Grupo de Investigación Gerontológica de Estados Unidos.

El récord de longevidad lo ostenta la francesa Jeanne Calment, fallecida en 1997, que vivió exactamente 122 años y 164 días; le siguen la japonesa Kane Tanaka, que vivió 119 años y 107 días; la norteamericana Sara Knauss, con 119 años y 97 días de vida, y, con 118 años y 340 días, la también francesa Lucile Randon.

Las otras siete más longevas que María, todas murieron a los 117 años, con más o menos días.