EFE, AFP, El País de Madrid
La turbulencia no da tregua al Gobierno español. Luego de un polémico adelanto de elecciones en 2023 y meses y meses de negociaciones para lograr una investidura, el presidente Pedro Sánchez publicó ayer miércoles una carta con un mensaje contundente: está pensando en renunciar “por los ataques sin precedentes” de la derecha y la extrema derecha contra su esposa.
Sánchez decidió cancelar unos días su agenda pública para reflexionar sobre si renuncia a la jefatura del Ejecutivo tras la denuncia contra su esposa, Begoña Gómez, por supuesta corrupción, y comunicará su decisión el próximo 29 de abril.
“Necesito parar y reflexionar” sobre “si debo continuar al frente del gobierno o renunciar a este alto honor”, señaló el mandatario en una carta a la ciudadanía publicada en X.
“No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal (...), sino por ser mi esposa”, escribió Sánchez, en el cargo desde 2018.
Un tribunal de Madrid abrió una investigación preliminar sobre la esposa del presidente por sospechas de tráfico de influencias y corrupción, tras la denuncia del sindicato vinculado a la ultraderecha Manos Limpias.
La decisión de la justicia se conoció unas horas después de que el medio digital El Confidencial publicara una noticia en la que se afirmaba que los investigadores estaban examinando los vínculos de Gómez con varias empresas privadas que acabaron recibiendo fondos y contratos públicos del gobierno.
Reacción
Varios diputados del campo de Sánchez reprocharon a la derecha manipular la justicia con fines políticos. El presidente del grupo socialista en el Congreso de los Diputados, Patxi López, denunció “una estrategia en que se lanzan acusaciones sin ningún dato, sin ninguna información veraz, sin ninguna prueba, solo para hacer daño, solo para ensuciar”.
“Utilizan una denuncia falsa de una organización ultraderechista para difamar y injuriar a la presidencia del Gobierno”, dijo, de la oposición, la número dos del Gobierno, María Jesús Montero.
Manos Limpias ha estado detrás de varias querellas en los últimos años y ha actuado como parte civil en muchos casos de corrupción.
Se la considera próxima a la extrema derecha, entre otras cosas por la personalidad de su fundador, Miguel Bernad, antiguo dirigente del partido Frente Nacional, disuelto en 1993.
Acusado de participar en una red de extorsión, Bernad fue condenado a cuatro años de prisión en julio de 2021, pero finalmente fue absuelto en apelación el mes pasado por falta de pruebas, según el tribunal.
Incógnitas
La posibilidad de que Sánchez renuncie al cargo abre un escenario político incierto con muchas incógnitas, pero que en su mayoría tienen respuesta en la Constitución y la ley electoral, como la elección de un nuevo jefe del Ejecutivo por el Congreso.
El artículo 101 de la Constitución Española tiene previsto el caso de una dimisión o fallecimiento del jefe del Ejecutivo o de una pérdida de confianza parlamentaria, como podría ser una moción censura.
“El Gobierno cesa tras la celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su presidente”, según la ley fundamental española.
En este caso, la dimisión del jefe del Ejecutivo conllevaría que todo el gabinete continuaría en funciones hasta que se nombre un nuevo presidente del Gobierno. Ello significa que el Ejecutivo estaría limitado en sus atribuciones, sin capacidad para legislar, al igual que sucede después de unas elecciones generales y antes de elegir al nuevo Gobierno.
El Congreso de los Diputados sería el encargado de elegir a un nuevo presidente en un procedimiento idéntico al de las investiduras que se celebran tras unas elecciones generales. El rey convocaría una ronda de consultas con los portavoces de los partidos con representación en la cámara baja del Parlamento y, tras escuchar sus opiniones, designaría un candidato a presidente del Gobierno. En esta hipótesis, el candidato designado por el rey para suceder a Pedro Sánchez se sometería a un debate de investidura y posterior votación.
Para obtener la confianza del Congreso y ser elegido presidente del Gobierno, debería recibir el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara en una primera votación, más síes que noes en una segunda.
Si no lo consiguiera y, pasados dos meses, ningún candidato logra la confianza de la cámara baja, el Parlamento sería disuelto de forma automática y se convocan nuevas elecciones generales. Otra posibilidad es que Pedro Sánchez no renuncie al cargo, pero decida, por el contrario, presentar una cuestión de confianza para conseguir que el Congreso respalde su política. La confianza se entenderá otorgada cuando vote a favor de la misma la mayoría simple de los diputados.
Si no lograra ese apoyo, ocurriría igual que si hubiera dimitido, y se procedería a elegir un nuevo presidente del Gobierno. El panorama, por ahora, es de total incertidumbre. Así y todo, con una sonrisa seductora y afable, el mandatario -apodado “El Guapo” al comienzo de su carrera- es un habitual de los giros de guion, que le han permitido darle la vuelta a situaciones difíciles en más de una ocasión.
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