- Esta situación en Argentina, ¿tiene una incidencia especial respecto a la emisión de gases que provocan efecto invernadero?
- Eso tiene un efecto importante. Hicimos números al respecto. Esta quema determinó la emisión a la atmósfera de gases de efectos de invernadero cinco veces superior a la que realiza Uruguay por ese mismo motivo, la quema de pastizales, en un año. Hablamos del mismo causal, quema de vegetación.
- Y en lo que respecta específicamente a las dioxinas y furanos, ¿cómo se puede calcular el impacto en la atmósfera?
- Ahí comparamos con lo que establece el inventario de dioxinas y furanos de Argentina. Este establece que la quema de un pastizal implica aproximadamente ocho toneladas de biomasa y libera unos cinco microgramos de dioxinas y furanos por tonelada quemada.
- ¿Y qué resultado da?
- Ahí se hace el cálculo en las 70 mil hectáreas que ardieron. Entonces, se llega a la conclusión que se liberaron entre 2,1 y 2,8 gramos de dioxinas y furanos a la atmósfera.
- ¿Cuánto emite Uruguay?
- Eso equivale a diez veces lo que emite Uruguay en un año, por la misma causa, quema de campos y montes. La comparación es por las mismas causas, queda claro que en cualquier quema se liberan dioxinas y furanos, y también se generan gases de efectos invernadero.
- ¿Esto significa contaminación?
- No, porque no son emisiones permanentes. Se trata de un evento circunstancial. Sí es un buen elemento para tener en cuenta cuando se habla de otras emisiones, otras combustiones, como las industriales. Toda combustión produce dioxinas y furanos. En este caso, solo se comparó quema de campos de materia vegetal: esta situación puntual en Argentina con el promedio en Uruguay.
- Y acá en Uruguay, ¿cómo afectó al aire?
- Hubo modificaciones en algunos parámetros como monóxido de carbono, dióxido de azufre y partículas inferiores a diez micras. Pero en todo caso fueron leves, menores que en Argentina, no se llegó a niveles peligrosos para la salud.