Miguel Jiménez / El País de Madrid
Donald Trump y Joe Biden han arrasado en el supermartes y se han asegurado en la práctica la nominación. Cuando aún faltan más de cuatro meses para la convención republicana, la principal incógnita sobre las elecciones presidenciales de Estados Unidos de noviembre es a quién elegirá el expresidente para acompañarlo en la papeleta.
Se suele decir que los candidatos a la vicepresidencia no ganan elecciones, aunque si se deciden en un puñado de estados y, quizá, por unas decenas de miles de votos, pueden llegar a marcar la diferencia. El expresidente ha dado pistas contradictorias sobre sus planes, pero las apuestas circulan sin cesar. Tienen un pequeño defecto: demasiados nombres.
Trump, con el control total del Partido Republicano, tiene a los pretendientes revoloteando. Cuando le preguntan, se escapa por la tangente. En un foro con público organizado por Fox News en Des Moines el 10 de enero, antes de los caucus de Iowa, contestó: “No puedo decírselo realmente. Quiero decir, sé quién va a ser”, respondió.
En esa misma cadena conservadora, volvieron a preguntarle en New Hampshire tras las primarias y no quedó tan claro que ya lo haya decidido: “Puede que anuncie algo en el próximo par de meses o puede que no. No hay prisa para ello. No tendrá ningún impacto. La persona que creo que me gusta es muy buena persona, bastante estándar. Creo que la gente no se sorprenderá tanto, pero yo diría que hay probablemente un 25% de posibilidades de que sea esa persona”, contestó el 24 de enero.
Trump dio otra entrevista a Fox News el 4 de febrero y le preguntaron cuándo lo iba a anunciar: “No durante un tiempo”. ¿Pero lo ha decidido? “Tengo muchas buenas ideas, pero no lo he...”. ¿Se lo ha dicho ya? “Hablo con todo el mundo”, contestó, dejando caer el nombre de Tim Scott, el único senador republicano negro. ¿Podría ser Tim Scott, entonces? “Podría ser mucha gente”, se enrocó.
La semana pasada, tras la visita a la frontera en Eagle Pass, le preguntaron en otra entrevista —en Fox News, lo han adivinado— si el gobernador de Texas, Greg Abbott, estaba en la lista de finalistas y respondió: “Absolutamente”. “Ha hecho un gran trabajo. Sí, desde luego sería alguien a quien tendría muy en cuenta”, contestó, quizá por cortesía, con Abbott al lado.
En 2016, Trump eligió a Mike Pence la semana previa a la convención. En 2020, Joe Biden hizo lo mismo con Kamala Harris, que repite como compañera de papeleta del demócrata en noviembre. Es lo más habitual, y si Trump repite ese calendario habrá que esperar hasta julio (la convención republicana es del 15 al 19 de ese mes).
Candidato complementario
La sintonía personal, la popularidad y el interés político son los factores que suelen inclinar la decisión. Es frecuente elegir a alguien que complemente al candidato y que cubra algunas de sus carencias. En 2016, en medio de los escándalos por sus declaraciones machistas y las dudas sobre su integridad, Trump eligió a Pence, que se definía como “un cristiano, un conservador y un republicano, en ese orden” y del que el expresidente llegó a decir que era “demasiado honrado”.
En ocasiones se escoge a un compañero que ayude a ganar un Estado o que refuerce la candidatura en grupos de votantes donde el candidato es débil. Eso lleva a muchos a apostar por que al final sea una mujer, un afroamericano o alguien relativamente joven. Pero tras la travesía del desierto que superó Trump, la lealtad personal es otro ingrediente a meter en la coctelera, alguien que sea lo suficientemente MAGA [por Make America Great Again, el lema de Trump]. Este pasado fin de semana, con patinada incluida, pronunció una frase que lo define en ese sentido: “Conocéis a Argentina, gran tipo. Ama a Trump. Es un gran tipo Trump. Lo amo porque ama a Trump. Cuando llamó, cogí la llamada. Me gustan todos los que me aman”, dijo en aparente referencia al presidente argentino, Javier Milei.
Con todo ello, la lista es interminable. De los que han competido contra Trump en las primarias, cabe descartar a Chris Christie, hostil desde el principio, pero también a Ron DeSantis, que sufrió una derrota humillante, y a Nikki Haley, con la que el enfrentamiento ha llegado al terreno personal. En cambio, tratan de hacer méritos de forma indisimulada el emprendedor Vivek Ramaswamy, un trumpista milenial, y Tim Scott, senador por Carolina del Sur. Trump ha dicho de Scott que es “un tigre” y que ha hecho mucha mejor campaña por el expresidente de la que hizo por él mismo en su corta y fracasada carrera de las primarias. Incluso algunos medios manejan la posibilidad del rico empresario Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte, que cayó a las primeras de cambio y al que Trump ha elogiado como hombre de negocios.
Hay un grupo de mujeres muy leales a Trump que han sonado. Entre ellas están la congresista por Nueva York Elise Stefanik y la representante de Georgia Marjorie Taylor Greene, aunque ambas tienen un perfil marcadamente ultraconservador que puede ahuyentar a los votantes moderados. Además de Greene, han hecho campaña por Trump desde los caucus de Iowa Kari Lake, expresentadora de televisión y antigua candidata a gobernadora de Arizona (uno de los Estados inciertos), y Kristi Noem, gobernadora de Dakota del Sur, que además se deja querer y ha dicho que aceptaría la propuesta “en un abrir y cerrar de ojos”. Su nombre lleva sonando desde que Trump dio un mitin con ella en setiembre. Una opción que ha emergido con fuerza (y que se ha postulado) es la excongresista por Hawái, exmilitar y comentarista política Tulsi Gabbard. Cuando a Trump le citaron unos cuantos nombres que la incluían, contestó: “Todas esas personas son buenas. Todas son sólidas”.
También se ha mencionado a otra trumpista que fue su portavoz y en la actualidad es gobernadora de Arkansas: Sarah Huckabee Sanders. A sus 41 años, es la gobernadora más joven del país y al igual que Noem, de 52 años, puede conectar con parte del electorado femenino de las zonas residenciales, donde Trump es débil. Aunque menos trumpista y probablemente con menos opciones, se ha sumado al grupo la senadora por Alabama Katie Britt, que ha recibido el encargo de dar la réplica a Biden tras el discurso del estado de la Unión de este jueves. Otra política republicana que ha vivido una conversión al trumpismo tras condenar duramente al expresidente por su papel en el asalto al Capitolio es Nancy Mace, que tiene un perfil mediático aguerrido y puede conectar con las votantes.
Entre los afroamericanos, además de Tim Scott, otro congresista negro que aparece en las quinielas es Byron Donalds, de 45 años, representante por Florida, una estrella ascendente en el Partido Republicano que también ha dicho que aceptaría la propuesta sin dudar. Y también se maneja la opción de Ben Carson, que fue su secretario de Vivienda, se mantuvo leal a Trump y es muy bien visto por votantes conservadores y evangélicos. Ha sonado menos, pero también lo cita alguno de los grandes medios, Wesley Hunt, antiguo piloto de helicópteros Apache y congresista negro por Texas de 42 años.
Veteranos políticos de larga trayectoria como los dos senadores por Florida, Marco Rubio y Rick Scott, el gobernador de Texas, Greg Abbott, y el ex secretario de Estado de Trump Mike Pompeo también han sido citados por los medios, al igual que John Ratcliffe, que fue director de Inteligencia de Trump. Otro trumpista acérrimo que puede conectar con los votantes de las zonas que definirán el resultado es el senador por Ohio JD Vance.
Por si fuera poco, a la lista se suma el polémico presentador de televisión ultraconservador Tucker Carlson, despedido de la Fox tras el acuerdo por el que la televisión pagó 787 millones de dólares por una demanda por difamación, que tiene buena sintonía con Trump.
Todos estos nombres suman 21 candidatos, suponiendo que Trump no se saque un conejo de la chistera. En la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) de hace algo más de dos semanas, que fue una especie de concurso de méritos, los asistentes mostraron sus preferencias. Kristi Noem y Ramaswamy lograron el 15% de los votos cada uno, con Tulsi Gabbard tercera (9%), seguida por Elise Stefanik y Tim Scott, con un 8% cada uno. Byron Donalds obtuvo un 7%; Kari Lake, un 6%, y Ben Carson y Sarah Huckabee Sanders, un 5% cada uno. Por debajo, quedaron Tucker Carlson, Marjorie Taylor Greene y JD Vance.
Trump, en todo caso, es de los que cree que las elecciones las ganará o perderá él y que no importa mucho quién le acompañe. “Bueno, en realidad, nunca ha tenido mucho efecto en unas elecciones”, ha dicho. Solo él sabe a quién elegirá. O quizá ni él mismo.