Carlos José Reyes García, El Tiempo/GDA
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a generar polémica con su política migratoria este miércoles al anunciar su medida quizá más dura hasta el momento. El líder republicano develó su plan para enviar y encerrar a 30.000 migrantes indocumentados en la prisión militar situada en la bahía de Guantánamo, en Cuba.
Trump indicó que le pedirá, a través de una orden ejecutiva, que el Pentágono destine 30.000 camas a esta prisión, que, según él, “es un lugar duro”.
“Algunos de estos migrantes son tan malos que ni siquiera confiamos en que los países los retengan, porque no queremos que regresen”, dijo Trump durante esa rueda de prensa, aunque cabe resaltar, eso sí, que ninguna estadística oficial muestra que los migrantes estén causando una ola de criminalidad en el país norteamericano.
Trump no solo prometió deportar a los cerca de 11 millones de migrantes sin papeles que se estima viven en ese país, también está endureciendo muchas medidas para tratar de disuadir que más indocumentados entren al país.
De hecho, lo de Guantánamo hace parte de estas “medidas disuasorias” que Trump está implementando en el país. Y es que el solo nombrar la prisión de Guantánamo provoca escalofríos en cualquier persona que conozca su historia.
El largo historial de abusos a derechos humanos en Guantánamo
Incomunicados, aislados, encapuchados y torturados, son algunos de los horrores que han relatado los presos que han estado tras los muros de Guantánamo.
La prisión de la bahía fue inaugurada en 2002, dentro de una base naval estadounidense en Cuba, como parte de la "guerra contra el terrorismo" declarada por el expresidente George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Está situada en la costa este de Cuba, ocupa desde 1903 un área de 117 kilómetros cuadrados, de los cuales sólo 49 kilómetros cuadrados están en tierra firme.
Por allí han pasado unos 780 prisioneros, incluidos algunos miembros de Al Qaeda vinculado con los ataques a las Torres Gemelas. Es polémica por sus extremas condiciones de detención y el uso de tortura, que han sido documentada, incluso, por las autoridades estadounidenses.
De hecho, en el año 2014, el Comité de Inteligencia del Senado reveló que la prisión era parte de un “programa de detención secreta indefinida”, en el que se hacía uso de métodos de tortura, de acuerdo con un artículo de la cadena británica BBC.
De acuerdo con la prensa estadounidense, hoy solo quedan unos 15 presos, tienen entre 45 y 63 años y proceden de Afganistán, Indonesia, Irak, Libia, Pakistán, Arabia Saudí, Somalia y Yemen.
Sin embargo, en septiembre pasado, el The New York Times obtuvo documentos gubernamentales que muestran que la base militar de Guantánamo también se ha utilizado durante décadas para encarcelar a algunos migrantes interceptados en el mar.
Según el periódico, los migrantes y los presos acusados de terrorismo se encuentran en zonas distintas del centro.
Algunas asociaciones denuncian el trato que reciben, basándose en testimonios que aseguran que se vigila a los migrantes cuando llaman a un abogado y las instalaciones están llenas de ratas debido a las deplorables condiciones de higiene. Además, muchos presos cayeron en la locura por el aislamiento y han visto deteriorada su salud por los malos tratos.
¿Por qué nunca fue cerrada la prisión de Guantánamo?
Los expresidentes demócratas Joe Biden y Barack Obama prometieron cerrarla, pero ninguno lo logró durante sus mandatos.
De acuerdo con The New York Times, para que la cárcel fuera clausurada, los prisioneros restantes tendrían que ser trasladados a territorio estadounidense o a otros países. Sin embargo, llevarlos a otras naciones, de acuerdo con ese medio, podría ser un riesgo para la inteligencia estadounidense, pues muchos de los presos conocen información clasificada.
Tampoco hay voluntad política para que sean trasladados a suelo estadounidense y el Congreso de ese país lo ha prohibido en varias legislaciones.
“Si algunos de estos prisioneros hubieran sido llevados directamente a Estados Unidos poco después de ser capturados, habrían estado bajo custodia federal y posiblemente ya habrían sido sometidos a juicio en tribunales estadounidenses”, dice The New York Times.
Y agrega: “Debido a lo que les hicieron y a dónde los sometieron, el gobierno de Bush decidió que los juzgaran en un nuevo tribunal de seguridad nacional que creó en la bahía de Guantánamo. Los juicios han quedado estancados en audiencias previas al juicio, dos en más de una década, que se han centrado en el tintero de la tortura, en cuánto podían saber al respecto los abogados de los prisioneros y el público, y en los esfuerzos por lograr que se desestimaran los casos por esa razón”.
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