Zolan Kanno-Youngs / The New York Times
El presidente Joe Biden respondió el jueves preguntas de los periodistas sobre política exterior, si está preparado para derrotar al expresidente Donald Trump y por qué se resiste a los llamados de los demócratas para poner fin a su candidatura, mientras busca recuperarse de una crisis de confianza que ha envuelto su campaña.

Ante la creciente cantidad de legisladores, donantes y funcionarios electos demócratas que instan a Biden a abandonar la carrera después de su desastrosa actuación en el debate del mes pasado, la conferencia de prensa de clausura de la cumbre de la OTAN en Washington se convirtió en una oportunidad de alto riesgo para que el presidente apaciguara las preocupaciones sobre su candidatura. Los resultados fueron dispares.

Biden tropezó al principio, pero se mantuvo desafiante ante las dudas sobre su aptitud para continuar con su campaña. Le costó articular un argumento coherente para su candidatura, aunque hizo una defensa contundente de su historial y mostró un fuerte dominio de la política exterior.

Dijo que no se iba. Biden prometió permanecer en la carrera presidencial. “Estoy decidido a presentarme”, dijo Biden. Desestimó las encuestas que lo mostraban perdiendo ante Trump e insistió: “Creo que soy la persona mejor calificada para hacer el trabajo”. Pero también reconoció que el cronograma de la presidencia se había vuelto desafiante. “Simplemente tengo que controlarme un poco más”, sostuvo. Antes del debate, dijo, su agenda estaba “completamente ocupada” y cometió el “estúpido error” de viajar demasiado y trasnochar demasiado antes del debate. Biden también culpó a su personal por los días abarrotados. “Quiero a mi personal”, dijo Biden. “Pero añaden cosas. Añaden cosas todo el tiempo al final”.

La respuesta de Biden a la primera pregunta contenía el tipo de torpeza que ha causado ansiedad entre los demócratas. Cuando se le preguntó sobre la capacidad de la vicepresidenta Kamala Harris para derrotar a Trump, Biden dijo que “no habría elegido a la vicepresidenta Trump como vicepresidenta si pensara que no estaba calificada para ser presidenta”.

También cometió un desliz al responder una pregunta sobre la asistencia militar a Ucrania, diciendo que sigue el consejo de su “comandante en jefe” -que es el presidente- antes de corregirse y mencionar a sus altos comandantes militares. Sin embargo, en general evitó los momentos prolongados y dolorosos que experimentó durante el debate, en los que no pudo completar una idea, aunque a veces divagó en sus respuestas.

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Ante las dudas sobre su agudeza mental, Biden demostró que todavía tiene un buen dominio de los temas de fondo en lo que respecta a los asuntos globales. Dio respuestas largas y detalladas sobre diversos asuntos de política exterior, incluso cuando dijo que estaba dispuesto a interrumpir la relación entre China y Rusia. “Tenemos que asegurarnos de que Xi entienda que hay un precio que pagar”, dijo Biden, refiriéndose al presidente chino Xi Jinping.

Reiteró su postura de larga data de que no se debe permitir que Ucrania use armas estadounidenses para atacar profundamente a Rusia, incluidos Moscú y el Kremlin. Y detalló sus esfuerzos para hacer llegar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, señalando que Israel “ocasionalmente” se mostraba “poco cooperativo”. También defendió los intereses globales de las elecciones, diciendo que otros líderes mundiales le habían dicho que “tienen que ganar” porque Trump sería un desastre para sus países.

Biden divagó mientras defendía su candidatura, lanzando largas recitaciones de lo que ha logrado como presidente y sosteniendo que debería tener la oportunidad de continuar, pero nunca llegó a un mensaje conciso sobre por qué es la mejor persona para hacerlo.

“Estoy decidido a presentarme”, dijo. “Pero creo que es importante disipar los temores. He visto, que me vean ahí, que me vean a mí, ya saben, durante mucho tiempo, se decía, ya saben, ‘Biden no está preparado para sentarse con nosotros sin un guión; Biden no está preparado para’, y de todos modos”.

Luego comenzó a enumerar estadísticas sobre el alcance de su campaña de reelección y sugirió que todo el trabajo sería en vano si abandonaba la carrera, diciendo: “Es terriblemente difícil reemplazarlo en el corto plazo”. Luego pasó a hablar sobre su historial en el Senado y agregó: “De todos modos, voy a estar por todos lados exponiendo las cosas que creo que tenemos que terminar y cómo no podemos permitirnos perder lo que hemos hecho”.

Dijo que las encuestas mostraban que él era el candidato más fuerte para derrotar a Trump, pero también admitió por primera vez que otros demócratas también podrían hacerlo. “Creo que soy el mejor calificado para gobernar y creo que soy el mejor calificado para ganar, pero hay otras personas que también podrían derrotar a Trump”, dijo. “Pero es horrible empezar desde cero”.

Biden prometió seguir en la contienda, pero también defendió en múltiples ocasiones las credenciales de su vicepresidenta Kamala Harris. Elogió su trabajo en defensa del derecho al aborto y “su capacidad para manejar casi cualquier tema en el tablero”. Pero también dejó en claro que cualquier encuesta que muestre que a Harris le va mejor en un enfrentamiento contra Trump no lo obligará a dimitir. “A menos que digan que no hay forma de que pueda ganar”, dijo Biden. “Nadie está diciendo eso”.

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