The New York Times (David Pierson, Vivian Wang y Edward Wong)
La alfombra roja que Pekín le puso al exsecretario de Estado Henry Kissinger, incluyó al máximo líder de China, Xi Jinping. Contó además con elogios del principal diplomático de China por su sabiduría, y una reunión con el ministro de Defensa, quien rechazó múltiples solicitudes de su homólogo estadounidense.
La entusiasta recepción a Kissinger esta semana es el ejemplo más reciente de cómo China está saliendo de los canales diplomáticos oficiales para ampliar el alcance de su mensaje y tratar de influir en Washington. China está recurriendo a aquellos que considera más alineados con su posición, ya que se ha sentido frustrada con la administración Biden.
Con la visita de Kissinger, a quien Xi y otros funcionarios llamaron un “viejo amigo”, China busca enfatizar su deseo de cooperación y respeto mutuo entre las potencias. Y con visitas de líderes empresariales como Bill Gates, también llamado viejo amigo por Xi, y Elon Musk, China trata de resaltar la relación económica de larga data y los peligros de desarticular la cadena de suministro global.
China también está atenta al consenso entre demócratas y republicanos sobre la necesidad de ser inflexibles con Pekín y a la campaña presidencial en ciernes, donde los candidatos a la Casa Blanca seguramente redoblarán sus críticas a China.
“Esto se parece mucho a una estrategia china deliberada” para cortejar a las personas que podrían ayudar a cambiar las opiniones en Washington, dijo Dennis Wilder, exjefe de análisis de China en la CIA. “Los chinos están animando a quienes tienen un interés personal en la economía china y las relaciones bilaterales”.
Después de varios meses de un profundo enfriamiento, los dos países volvieron a comprometerse en temas como el comercio y el cambio climático. Pero el progreso ha sido limitado: el enviado sobre el tema climático del presidente Joe Biden, John Kerry, regresó de las conversaciones esta semana en China sin nuevos acuerdos, y con Pekín argumentando que los problemas en la relación bilateral obstaculizan la cooperación con Washington en la lucha contra el calentamiento global.
Si bien las reuniones pueden haber logrado construir un “piso” en la relación, las tensiones siguen siendo altas. China quiere que Estados Unidos levante las restricciones a la tecnología, limite su apoyo a Taiwán y detenga lo que Pekín ve como una estrategia de contención centrada en construir lazos de seguridad con aliados y socios de Estados Unidos en Asia. Los lazos podrían tensarse aún más si la administración Biden impone nuevas restricciones a las inversiones estadounidenses en empresas chinas involucradas en computación cuántica, inteligencia artificial y semiconductores.
Zhu Feng, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Nanjing, dijo que la visita de Kissinger deja ver “la ansiedad de Pekín sobre cómo influir y persuadir a las élites políticas estadounidenses para que modere su estratégica de reprimir a China”.
Pekín a menudo evoca el momento en que Kissinger se desempeñó como secretario de Estado y ayudó a allanar el camino para una visita histórica a China en 1972 del presidente Richard Nixon, como ejemplo de una era dorada en las relaciones bilaterales. Ese viaje condujo al establecimiento de lazos diplomáticos entre Estados Unidos y China siete años después.
Dado que las relaciones se han deteriorado en los últimos años, en el gobierno chino dicen que los funcionarios estadounidenses deberían aprender de Kissinger.
Para recalcar ese punto nuevamente, China destacó la importancia histórica del lugar de la reunión de Xi con Kissinger ayer jueves: la Villa 5 de la Casa de Huéspedes del Estado de Diaoyutai, el mismo edificio donde medio siglo antes Kissinger se reunió con Zhou Enlai, el primer ministro de China en ese momento.
“Las relaciones entre China y Estados Unidos siempre estarán vinculadas al nombre ‘Kissinger’”, dijo Xi en un video publicado por CCTV, la emisora estatal, mientras los dos hombres se sentaban uno al lado del otro en lujosos sillones color crema. “Le expreso mi profundo respeto”.
En un resumen oficial de la reunión, publicado por los medios estatales chinos, se citó a Xi: “Espero que usted y las personas con verdadera visión en Washington continúen desempeñando un papel constructivo para que las relaciones entre China y Estados Unidos vuelvan al camino correcto”.
Wang Yi, el principal funcionario de asuntos exteriores de China, le había dicho el miércoles al ex secretario de Estado que la política estadounidense necesitaba “sabiduría diplomática al estilo de Kissinger y valentía política al estilo de Nixon”, según el Ministerio de Exteriores de China.
Pekín también ha estado cortejando a líderes empresariales estadounidenses. Además de Gates y Musk, el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, y el director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, han visitado China este año. Las visitas de líderes empresariales también son una oportunidad para que China envíe un mensaje a nivel nacional sobre la confianza extranjera en su economía, que se enfrenta a una recuperación incierta.