Con información El Tiempo/GDA
Un juez de Estados Unidos impuso una condena sin precedentes contra el maltrato animal al sentenciar a 475 años de prisión a un hombre que tenía más de 100 perros en su casa y hacía peleas entre ellos.
Vicent Lemark Burrell, de 57 años, deberá ahora cumplir la pena máxima por este delito. El hombre mantenía en su casa de Dallas, Georgia, a más de 100 perros en condiciones "crueles", según afirmó la fiscalía de Paulding en un comunicado.
La sentencia fue dictada en enero de 2025, pero la investigación del caso comenzó en 2022. El primero en denunciar el estado de los animales fue un repartidor de Amazon, que notó una gran cantidad de animales enfermos atados en el patio y llamó a la Policía.

En noviembre de ese mismo año las autoridades allanaron la vivienda de Burrell. Allí encontraron 107 perros atados que no tenían acceso ni a comida ni agua, por lo que la mayoría estaban muy desnutridos.
En el lugar también encontraron otros elementos relacionados a las peleas entre perros como una caminadora, palos, gallinas para provocar a los animales y documentos que conectaban a Burrell con otros organizadores de peleas para perros de la localidad.
Luego de una inspección veterinaria, se pudo comprobar que los perros también tenían alergias alrededor del cuello por los collares y que a varios de ellos les habían arrancado algunos dientes de la boca.

Los animales fueron enviados a una organización especializada en el rescate de animales y Burrell fue arrestado bajo los cargos de crueldad animal y de organizar peleas para perros.
"La gente común no se da cuenta de lo frecuentes que siguen siendo las peleas de perros", afirmó en el comunicado la Fiscalía.
En los 50 estados las peleas de perros son un delito grave, pero siguen siendo frecuentes en todo el país, según la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad contra los Animales.
Las peleas, que suelen durar una o dos horas, terminan cuando uno de los animales queda incapacitado.
Según la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos, los perros que participan en peleas suelen morir por pérdida de sangre, shock, deshidratación, agotamiento o infecciones.