EFE, AFP
Thomas Mathew Crooks, con apenas 20 años, ha marcado la historia de Estados Unidos al ser una de las personas más jóvenes en intentar un magnicidio en Estados Unidos desde 1981, cuando Ronald Reagan sobrevivió a un atentado similar.
Crooks atentó el pasado sábado contra el expresidente Donald Trump (2017-2021) durante un mitin en Butler, Pensilvania, dejándolo levemente herido en su oreja derecha.
El joven tirador fue abatido por agentes del Servicio Secreto de EE.UU. segundos después que disparara siete tiros desde un tejado a una distancia de alrededor de 200 metros. En el vehículo y en la residencia del tirador se encontraron explosivos, pero no se ha dado a conocer la potencia de estos.
El FBI afirmó ayer que investiga el intento de asesinato de Donald Trump como un posible acto de terrorismo interno. “Estamos investigando esto como un intento de asesinato, pero también lo consideramos un posible acto de terrorismo interno”, afirmó a periodistas Robert Wells, subdirector de la división antiterrorista del FBI.
Crooks fue identificado como un residente en Bethel Park, Pensilvania, una suburbio de clase media a una hora en auto del lugar del atentado.
Kevin Rojek, agente especial del FBI en Pittsburgh, dijo que el arma utilizada era un rifle semiautomático AR-15 comprado legalmente. Creen que fue adquirido por el padre de Crooks, pero desconocen cómo el joven tuvo acceso al mismo.
Las autoridades están analizando el rifle y el teléfono celular de Crooks en un laboratorio del FBI en Virginia. Añadieron que las publicaciones en redes sociales y textos hechos por el joven y que han sido revisados hasta el momento por los efectivos policiales no revelaban ninguna ideología política, ni tampoco se han descubierto antecedentes de algún tipo de enfermedad mental.
Crooks tampoco tiene afiliaciones militares, según el portavoz del Pentágono, general de división Pat Ryder. La policía cree que actuó solo y los primeros indicios no dan pistas de que pertenezca a alguna organización terrorista internacional.
“En este momento, la información que tenemos indica que el tirador actuó solo y que actualmente no hay preocupaciones de seguridad pública”, dijo en una teleconferencia Kevin P. Rojek, el agente del FBI que dirige la investigación.
Aún no se conocen cuáles fueron las motivaciones del joven.
Matthew Crooks, de 53 años y padre del tirador, le dijo a CNN que estaba tratando de descubrir qué sucedió y que esperaría hasta hablar con las autoridades antes de hablar sobre su hijo.
El Servicio Secreto de EE.UU. (USSS, en inglés), encargado de la seguridad del exmandatario, ha sido cuestionado por su responsabilidad en el atentado.
El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de EE.UU. lo ha citado a una audiencia el 22 de julio en donde tendrá que declarar la directora del USSS, Kimberly Cheattle, sobre las circunstancias que rodearon el ataque de Crooks y cómo un joven de 20 años y sin entrenamiento militar puso en jaque al país, y estuvo a punto de cometer un magnicidio en EEUU.
Su historia
El joven se había graduado en 2022 de la secundaria Bethel Park High y obtuvo una beca de 500 dólares por sus habilidades en matemáticas y ciencias.
Conocidos describen al tirador como una persona tímida que sufrió ‘bullying’ (acoso) y que por lo general se sentaba solo a comer en los descansos en la escuela. También fue visto en el club de tiro de la ciudad. Jason Kohler, que dijo haber estudiado en el mismo centro escolar que Crooks, también contó que el presunto atacante había sido víctima de acoso. “Era tranquilo, pero sencillamente lo acosaron. Lo acosaron mucho”, dijo Kohler. Explicó que se burlaban de su forma de vestir, y que a veces se ponía ropa de caza.
Crooks estaba afiliado al partido republicano. Sin embargo, cuando tenía 17 años hizo una donación de 15 dólares a ActBlue, un comité de acción política que recauda dinero para políticos del partido demócrata.
Las próximas elecciones del 5 de noviembre serían las primeras en las que hubiera podido votar por primera vez en una elección presidencial.
El padre Crooks es un libertario y su madre fue demócrata, según información citada por el New York Times.
El tirador había trabajado en el Bethel Park Skilled Nursing and Rehabilitation Center y no era muy activo en las redes sociales.
Lo vieron
El Crooks fue visto el día del ataque, antes del mítin, por las autoridades locales cerca de los detectores de metales de la Agencia de Seguridad del Transporte (TSA) apostados en la entrada al evento, según fuentes citadas por CNN.
La Policía comunicó por radio que lo vigilarían y esa información también se pasó al Servicio Secreto, según la televisora. Crooks también fue visto por personas que estaban fuera del evento y alertaron a las autoridades cercanas que una persona armada estaba en la azotea. La gente alertó a las autoridades que se encontraban en los alrededores que habían visto a un hombre armado en la azotea, muy poco después sonaron los disparos, según dijeron testigos a los medios.
Tensión
La investigación ocurre en medio de una gran politización del intento de magnicidio del expresidente y aspirante republicano a la presidencia, que ha llevado a la campaña electoral en Estados Unidos, ya de por sí tumultuosa, a nuevos máximos de tensión, que complican un tablero político en el que el presidente, Joe Biden, es cuestionado en su propio partido.
Pese a la condena general por el atentado a Trump en un mitin en Pensilvania, del que el republicano salió por su propio pie con una herida leve, pero que provocó un muerto entre sus correligionarios, algunos comentaristas republicanos han culpado a los demócratas por crear durante años un discurso que, en su opinión, desembocó el intento de asesinato. El congresista republicano Tim Burchett aseguró ayer que “Dios salvó a Trump”, pero aprovechó una entrevista en Fox News para criticar a los demócratas por generar el “clima de odio”, que en su opinión, llevó al tirador a realizar el atentado. “Que los demócratas pidan ahora que las cosas tienen que calmarse no tiene sentido, después de haber escupido tanto odio y comparar a Trump con (Adolf) Hitler. Esto es una manifestación de algo que ellos han creado”, dijo el congresista.
Por su parte, el senador demócrata por Pensilvania John Fetterman aseguró que el ataque contra Trump y las muertes que acontecieron, marcaron un “día muy oscuro para el país”. “Para mí esto no es una oportunidad para jugar a la política o tejer estrategias sobre cómo esto puede ser visto. El sábado fue un día muy oscuro para Pensilvania y para nuestra nación”, aseguró.
Ambos partidos bajaron el tono de sus campañas políticas
El ataque del sábado ha tenido un impacto inmediato en la campaña. Algunos congresistas demócratas ahora aseguran en privado que su prioridad es asegurar que ellos, sus familias y sus empleados tienen garantizada su seguridad en este ambiente de posible violencia política, según informó ayer Axios.
En esa línea, los demócratas han suspendido los anuncios que atacan las políticas e ideas antiinmigrantes o anti LGTBI+ de Trump con efecto inmediato y han declarado una tregua unilateral que tendrá efectos en el ritmo de la contienda electoral.
El presidente Biden hizo un llamado a resolver las diferencias “en las urnas, no con las balas” y apeló a “bajar la temperatura”. Biden está obligado a hilar muy fino en este momento de ánimos caldeados por la campaña, al tiempo que su liderazgo del partido demócrata sigue siendo cuestionado desde su mala actuación en el debate presidencial con Trump, el pasado 27 de junio.
Los republicanos, por su parte, han pedido en un memorando interno que el aparato del partido se abstenga de dar mensajes agresivos y se centren en mostrar unidad desde ayer mismo, víspera de su cónclave más importante.
Como primer paso, la principal contrincante de Trump en las primarias, la exembajadora ante las Naciones Unidas Nikki Haley ha sido invitada a último momento a la Convención Nacional Republicana, el escenario televisivo en el que el partido conservador coronará a Trump desde hoy y hasta el jueves, y que a buen seguro se convertirá en la “beatificación política” del magnate como estandarte del movimiento conservador por mucho tiempo.
Ronald Reagan (1981)
El presidente Reagan resultó gravemente herido por varios disparos cuando salía de un acto en el hotel Hilton, en Washington. El atacante, John Hinckley Jr, salió de la cárcel en libertad condicional en 2016. Reagan pasó 12 días en el hospital. El ataque impulsó la popularidad del entonces presidente, que hizo gala de humor y resiliencia durante su recuperación.
Gerald Ford 1975
El presidente Ford salió ileso de dos intentos de asesinato perpetrados por mujeres en septiembre de 1975, ambos en California y en un lapso 17 días.
George Wallace 1972
Mientras hacía campaña para obtener la candidatura del Partido Demócrata, Wallace recibió cuatro disparos en un centro comercial de Laurel, Maryland, y quedó paralítico. El atentado contra Wallace, conocido por sus opiniones segregacionistas y su atractivo populista, puso de manifiesto las tensiones políticas existentes en Estados Unidos.
Robert F. Kennedy (1968)
El hermano del expresidente John F. Kennedy, Robert, que aspiraba a la candidatura presidencial demócrata, fue asesinado a tiros en el Hotel Ambassador, en Los Ángeles (California), un ataque que tuvo fuerte impacto en la carrera presidencial de 1968. La muerte de Robert se produjo sólo dos meses después del asesinato del líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr, lo que agravó la agitación política y social de Estados Unidos de finales de la década de 1960.
John F. Kennedy (1963)
El presidente Kennedy fue asesinado a tiros en Dallas (Texas) por Lee Harvey Oswald cuando iba en auto descapotado con su esposa Jackie. Una comisión investigadora creada por el sucesor de JFK, Lyndon B. Johnson, concluyó en 1964 que Lee Harvey Oswald, un exmarine que había vivido en la Unión Soviética, había actuado solo. Muchos estadounidenses creen que la muerte de JFK inició un periodo más violento en la política y la sociedad de Estados Unidos, con la preparación de la guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles como telón de fondo.
Franklin D. Roosevelt (1933)
Siendo presidente electo, Roosevelt sufrió un intento de asesinato en Miami (Florida). Salió ileso, pero el alcalde de Chicago, Anton Cermak, murió en el atentado.
Theodore Roosevelt (1912)
Al igual que Trump, Roosevelt aspiraba a la reelección como presidente cuando recibió un disparo en Milwaukee (Wisconsin). Las 50 hojas dobladas que contenían el discurso que iba a dar y el estuche de gafas de acero que llevaba en el bolsillo de la camisa frenaron la bala, que permaneció en el interior de su pecho de por vida. Roosevelt decidió pronunciar su discurso programado a pesar del ataque.
William McKinley 1901
El presidente McKinley fue asesinado a tiros por el anarquista Leon Czolgosz en Buffalo (Nueva York).
Abraham Lincoln (1865)
Lincoln fue asesinado por John Wilkes Booth, un conocido actor y simpatizante de la Confederación, mientras veía una obra en el Teatro Ford de Washington. El ataque se registró pocos días después de la rendición de los Estados Confederados durante la Guerra de Secesión.