AFP
Los vientos deben ceder hoy en la región de Los Ángeles, lo que podría ayudar a los bomberos en su esfuerzo por contener cinco grandes focos de incendio que arrasan los suburbios de la ciudad y ya han provocado al menos diez muertos.
Hay barrios enteros devorados por el fuego y miles de hogares destruidos en uno de los peores desastres que hayan golpeado a California, con una estimación de pérdidas que podría alcanzar los 150.000 millones de dólares.
Los daños escalaron hasta una dimensión inimaginable. “Lo perdí todo. Mi casa se quemó y lo perdí todo”, dijo Hester Callul, quien llegó a un refugio después de huir de su casa en Altadena, al norte de la ciudad.
El gobernador de California, Gavin Newsom, desplegó el jueves a la Guardia Nacional. El jefe de Policía del condado, Robert Luna, declaró ayer viernes un toque de queda nocturno en las zonas afectadas por los devastadores incendios que han arrasado gran parte de Los Ángeles.
“No se puede estar en estas zonas afectadas. Si estás, puedes ser arrestado”, dijo Luna en una conferencia de prensa. “Lo estamos haciendo para proteger las estructuras, las casas que la gente ha abandonado porque les hemos ordenado que se vayan”. La supervisora del condado de Los Ángeles, Kathryn Barger, dijo que los saqueadores enfrentarían todo el peso de la ley. “Les prometo que serán responsables”, dijo. “Qué vergüenza para aquellos que se aprovechan de nuestros vecinos durante este momento de crisis”.
Los cinco incendios separados han quemado hasta ahora más 14.160 hectáreas en Los Ángeles, informó el cuerpo de bomberos del estado.
Muerte y destrucción
El mayor de los incendios arrasó más de 8.000 hectáreas del exclusivo barrio de Pacific Palisades, donde los bomberos dijeron que empiezan a controlar el fuego. Ayer por la mañana, el 6% de su perímetro estaba contenido, lo que significa que no puede extenderse más en esa dirección.
Pero el incendio de Eaton, en el área de Altadena, seguía totalmente fuera de control, con más de 5.000 hectáreas quemadas y la infraestructura clave, incluidas las torres de comunicación en Mount Wilson, amenazadas. Un tercer incendio estalló el jueves por la tarde cerca de Calabasas y el enclave de Hidden Hills, donde residen celebridades como Kim Kardashian. “Uno simplemente se siente rodeado”, dijo una mujer a una emisora local.
Algunas de las personas que se vieron obligadas a abandonar sus hogares, al regresar encontraron escenas devastadoras.
Kalen Astoor, una asistente jurídica de 36 años, dijo que la casa de su madre se había salvado de la destrucción aparentemente aleatoria y caótica del fuego. Pero muchas otras casas no. “La imagen ahora es de muerte y destrucción”, dijo a la AFP. “No sé si alguien podrá regresar por un tiempo”.
Condiciones críticas
Un vuelo de la AFP sobre Pacific Palisades y Malibú reveló desolación. “Esto es una locura... Todas estas casas, desaparecieron”, dijo el piloto del helicóptero Albert Azouz. En las codiciadas parcelas frente al mar de Malibú, los esqueletos de los edificios indicaban la escala de lo que ha sido destruido. Mansiones multimillonarias han desaparecido por completo.
Más allá de la catástrofe inmediata, la vida de millones de personas en la zona se vio alterada: las escuelas cerraron, cientos de miles se quedaron sin electricidad y una serie de eventos importantes se cancelaron o trasladaron a otro lugar.
Los meteorólogos han advertido que las condiciones “críticas” de viento y sequía, aunque han disminuido, no han terminado.
Un boletín del Servicio Meteorológico estadounidense (NWS) señaló que “un aumento significativo de los incendios” seguía siendo probable “con incendios en curso o nuevos incendios” hasta ayer viernes. Los incendios forestales ocurren de forma natural, pero los científicos dicen que el cambio climático causado por el ser humano está alterando el clima y cambiando la dinámica de los incendios.
Dos años húmedos en el sur de California han dado paso a uno muy seco, dejando abundante combustible seco y listo para arder.