O Globo/GDA
El impacto de una especie en el ecosistema del sur del estado de Florida, en Estados Unidos, suscitó preocupaciones en biólogos y expertos en conservación ambiental debido a una dramática reducción de la fauna local. Se trata de las pitones birmanas, que son capaces de comer presas grandes enteras, como venados de cola blanca e incluso caimanes, lo que ha intensificado el desequilibrio en el Parque Nacional Everglades y áreas adyacentes.
Estos reptiles, que pueden consumir animales que pesan hasta el 100% de su propio peso corporal, representan una amenaza creciente para la diversidad de la fauna de la región, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés).
La situación quedó en evidencia cuando un equipo de investigadores dirigido por Ian Bartoszek, biólogo y coordinador científico de Conservancy of Southwest Florida, encontró una pitón birmana de 15 pies de largo (unos 4,5 metros) devorando a un ciervo de cola blanca adulto.
Según Bartoszek, la serpiente había ingerido la mitad del animal cuando el equipo llegó al lugar. Durante media hora, los biólogos observaron cómo el reptil completaba el proceso de alimentación, tragándose al animal por completo.
La serpiente, que pesaba 52 kilogramos, había logrado tragarse a un ciervo que pesaba alrededor de 35 kilogramos, lo que representa el 93% de la apertura máxima de su boca, como se detalla en un artículo publicado en la revista "Reptiles & Amphibians". Bartoszek describió la escena como una de las más impresionantes de su carrera: “Fue la más primitiva posible, algo que nunca imaginamos presenciar tan directamente en el campo”.
El caso, sin embargo, es reflejo de una presencia invasora que provoca, según el USGS, un “efecto en cascada” de extinción de especies nativas. La agencia estima que la población de mapaches en los Everglades ha disminuido en un 99,3% desde 1997, y la población de zarigüeyas ha disminuido en un 98,9%, mientras que la población de gatos monteses ha disminuido en un 87,5%. Los animales más pequeños, como los conejos de los pantanos y los zorros, prácticamente han desaparecido.
Además, las necropsias realizadas a pitones birmanas capturadas en la región revelaron rastros de diversas especies autóctonas, incluidos animales protegidos como la cigüeña y la rata de Cayo Largo, lo que intensifica la preocupación de las autoridades locales por la biodiversidad.
Para monitorear el movimiento y los hábitos de las pitones, el equipo de Bartoszek utiliza una técnica de radiotelemetría e instala rastreadores en las pitones macho. Estos dispositivos transmiten señales de radio que ayudan a los investigadores a localizar hembras reproductivas, cruciales para la proliferación de la especie.
"Esta es una de nuestras pocas estrategias para localizar y contener la población reproductora de pitones en la región", explicó el biólogo a ABC News.
Florida también ha implementado el programa Python Patrol, administrado por la Comisión de Pesca y Vida Silvestre (FWC, por sus siglas en inglés), en el que se paga a cazadores de recompensas para capturar pitones en un intento de reducir la población invasora. En 2021, la especie se agregó formalmente a la lista de especies no nativas prohibidas de Florida.
Cómo cazan a sus presas las pitones birmanas
Además de su capacidad para adaptarse y reproducirse, la forma en que las pitones cazan también las hace particularmente eficientes y amenazantes para las especies locales. Como grandes constrictores no venenosos, las pitones tienden una emboscada a sus presas y se envuelven alrededor del cuerpo de la presa hasta que el animal sufre un paro cardíaco, facilitando el proceso de deglución.
"Cuando ves su anatomía de primera mano, es sorprendente cómo la Madre Naturaleza los ha equipado para el éxito como depredadores", dice Bartoszek.
En el caso presenciado por el equipo, la pitón golpeó al ciervo a la altura del cuello antes de envolverlo para completar la captura. Aunque la serpiente podría sobrevivir durante una semana con esa comida, probablemente volvería a cazar rápidamente, puesto que la especie es un cazador oportunista. Según Bartoszek, las pitones son capaces de esperar semanas o incluso meses entre una comida y otra, pero en un entorno con abundantes presas, como los Everglades, suelen capturar nuevas presas con frecuencia.
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