Ana Swanson / The New York Times
El gobierno de Joe Biden emitió ayer lunes amplias reglas que rigen cómo se pueden compartir chips y modelos de inteligencia artificial con países extranjeros, en un intento de establecer un marco global que guiará cómo se propagará la IA en todo el mundo.
Dado el rápido crecimiento del poder de la IA, la administración Biden dijo que las reglas eran necesarias para mantener una tecnología transformadora bajo el control de Estados Unidos y sus aliados, y fuera del alcance de adversarios que podrían usarla para aumentar sus ejércitos, llevar a cabo ciberataques y amenazar a Estados Unidos.
Las empresas tecnológicas han protestado contra las nuevas reglas, diciendo que amenazan sus ventas y las perspectivas futuras de la industria tecnológica estadounidense.
Las normas imponen diversas limitaciones a la cantidad de chips de IA que las empresas pueden enviar a diferentes países, dividiendo básicamente al mundo en tres categorías. Estados Unidos y 18 de sus socios más cercanos (entre ellos Gran Bretaña, Canadá, Alemania, Japón, Corea del Sur y Taiwán) están exentos de cualquier restricción y pueden comprar chips de IA libremente.
Los países que ya están sujetos a embargos de armas por parte de Estados Unidos, como China y Rusia, seguirán enfrentándose a una prohibición previamente existente sobre las compras de chips de IA.
Todos los demás países -la mayor parte del mundo- estarán sujetos a límites que restringirán la cantidad de chips de IA que se pueden importar, aunque los países y las empresas podrán aumentar esa cantidad mediante la celebración de acuerdos especiales con Estados Unidos. Las reglas podrían irritar a algunos gobiernos extranjeros: incluso los países que son socios comerciales cercanos o aliados militares de Estados Unidos, como México, Suiza, Polonia o Israel, enfrentarán restricciones a su capacidad para comprar mayores cantidades de productos de IA estadounidenses.
Las reglas tienen como objetivo impedir que China obtenga de otros países la tecnología que necesita para producir IA, después de que Estados Unidos prohibiera dichas ventas a China en los últimos años.
Pero las regulaciones también tienen objetivos más amplios: que los países aliados sean el lugar elegido por las empresas para construir los centros de datos más grandes del mundo en un esfuerzo por mantener los modelos de IA más avanzados dentro de las fronteras de Estados Unidos y sus socios.
Los gobiernos de todo el mundo, particularmente en Medio Oriente, han estado invirtiendo dinero para atraer y construir enormes centros de datos, en un intento de convertirse en el próximo centro de desarrollo de IA.
Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, dijo a los periodistas el domingo que la norma garantizaría que la infraestructura para entrenar a la IA más avanzada estaría en Estados Unidos o en la jurisdicción de aliados cercanos, y “esa capacidad no se deslocalizaría como los chips y las baterías y otras industrias en las que hemos tenido que invertir cientos de miles de millones de dólares para traerlas de vuelta al país”.
Sullivan dijo que la norma brindaría “mayor claridad a nuestros socios internacionales y a la industria”, al tiempo que contrarrestaría las amenazas a la seguridad nacional de actores maliciosos que podrían usar “tecnologías estadounidenses contra nosotros”.
La administración Trump tendrá que decidir si mantiene las nuevas reglas o cómo aplicarlas. En una llamada con periodistas el domingo, funcionarios de la administración Biden dijeron que las reglas contaban con apoyo bipartidista y que habían estado en consultas con la administración entrante al respecto.
Aunque las empresas chinas han comenzado a desarrollar sus propios chips de IA, el mercado mundial de esos semiconductores está dominado por empresas estadounidenses, en particular Nvidia. Ese dominio ha dado al gobierno estadounidense la capacidad de regular el flujo de tecnología de IA en todo el mundo, restringiendo las exportaciones de las empresas estadounidenses.
Las empresas han protestado por esas limitaciones, diciendo que las restricciones podrían obstaculizar tipos de computación inocuos o incluso beneficiosos, enfadar a los aliados de Estados Unidos y, en última instancia, empujar a los compradores globales a comprar productos no estadounidenses, como los fabricados por China.
En una carta dirigida a los líderes del Congreso el domingo, a la que tuvo acceso The New York Times, Jason Oxman, presidente del Consejo de la Industria de Tecnología de la Información, un grupo que representa a las empresas tecnológicas, pidió al Congreso que interviniera y utilizara su autoridad para revocar la medida si Trump no lo hacía.
John Neuffer, presidente de la Asociación de la Industria de Semiconductores, dijo que su grupo estaba “profundamente decepcionado de que un cambio de política de esta magnitud e impacto se esté llevando a cabo a toda prisa días antes de una transición presidencial y sin ningún aporte significativo de la industria”.
“Hay mucho en juego y el momento es complicado”, dijo.
Las reglas, que tienen más de 200 páginas, también establecen un sistema en el que las empresas que operan centros de datos, como Microsoft y Google, pueden solicitar acreditaciones gubernamentales especiales.
A cambio de cumplir con ciertas normas de seguridad, estas empresas podrán comerciar con chips de IA con mayor libertad en todo el mundo. Las empresas tendrán que aceptar mantener el 75% de su capacidad de procesamiento de IA total en Estados Unidos o en países aliados, y no ubicar más del 7% de su capacidad de procesamiento en ningún otro país.
Nvidia sale al cruce del gobierno de Biden
Luego de que la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, anunciara este lunes la norma sobre la “difusión de la IA”, uno de los “7 magníficos”, Nvidia, salió al cruce de la medida catalogada como “antichina” de la Administración Biden.
La declaración firmada por el vicepresidente de asuntos gubernamentales de la tecnológica, Ned Finkle, afirma que “durante décadas, el liderazgo en los ecosistemas informáticos y de software ha sido una piedra angular de la fortaleza e influencia de Estados Unidos en todo el mundo”, destacando que el gobierno “se ha abstenido sabiamente de dictar el diseño, la comercialización y la venta de ordenadores y software convencionales”.
Según la declaración de la empresa fabricante de microprocesadores, la “primera Administración Trump sentó las bases de la fortaleza y el éxito” actual en inteligencia artificial del país, fomentando un entorno en el que “podía competir y ganar por sus méritos sin comprometer la seguridad nacional”. De este modo, tuvo por resultado que la IA se convirtiera en una “parte integral de cada nueva aplicación, impulsando el crecimiento económico, promoviendo los intereses de Estados Unidos y garantizando el liderazgo estadounidense en tecnología de vanguardia”.
“Ese progreso global está ahora en peligro”, afirma la declaración. Según la tecnológica, la norma “amenaza con descarrilar la innovación y el crecimiento económico en todo el mundo”.
Asimismo, señala que “esta arrolladora extralimitación impondría un control burocrático sobre cómo se diseñan y comercializan en todo el mundo los principales semiconductores, ordenadores, sistemas e incluso software de Estados Unidos”, amenazando así “con dilapidar la ventaja tecnológica” del país.
En este sentido, Nvidia sostiene que aunque la medida “disfrazada” como “antichina” no contribuiría a mejorar la seguridad nacional, sino que debilitaría su competitividad mundial.
“Biden hizo oídos sordos a las voces razonables”
China declaró ayer lunes que las nuevas restricciones impuestas por Estados Unidos a la exportación de los chips utilizados para la Inteligencia Artificial (IA) son una “violación flagrante” de las reglas del comercio internacional. Las restricciones se suman a las impuestas en 2023 a la exportación de algunos chips de IA a China, un competidor estratégico en el campo de los semiconductores avanzados. El anuncio “es otro ejemplo de la generalización del concepto de seguridad nacional y del abuso del control de las exportaciones, y constituye una violación flagrante de las reglas económicas y comerciales internacionales”, afirmó el Ministerio de Comercio chino en un comunicado. “Anteriormente, las empresas tecnológicas de Estados Unidos, las organizaciones industriales y otros han expresado a través de diferentes canales su descontento y preocupación (...) Pero la administración Biden hizo oídos sordos a las voces razonables de la industria e insistió en apresurar la aprobación de las medidas”, añadió. China tomará “las medidas que sean necesarias para salvaguardar firmemente sus derechos e intereses legítimos”, indicó el ministerio. (AFP)