La ratificación hoy lunes por parte del Congreso en Washington del republicano Donald Trump como futuro presidente de Estados Unidos, será el puntapié del año político 2025.

Hace cuatro años, el 6 de enero de 2021, una turba de partidarios de Trump atacó la sede del Congreso buscando impedir la ratificación del triunfo electoral del demócrata Joe Biden sobre el propio Trump.

Luego de horas de caos, la jornada terminó con cuatro muertos, decenas de heridos y más de mil detenidos, varios de los cuales fueron condenados y están ahora a la espera de un indulto presidencial.

Hoy no se repetirá ese 6 de enero. Los demócratas aceptaron la derrota, y nada indica que Biden tenga previsto arengar a sus partidarios como lo hizo el republicano hace cuatro años.

Sin embargo, ese día de 2021 quedó grabado como uno de los ejemplos más claros de lo dividido que Estados Unidos estaba entonces, y sigue estando ahora.

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Tras cuatro años en la oposición, Trump -que asumirá el 20 de enero próximo- regresa recargado. Promete endurecer su política migratoria -adelantó la expulsión de millones de migrantes ilegales-, además de aplicar a sus vecinos Canadá y México altos aranceles en caso de que no frenen la migración por sus fronteras. A esto sumó su idea de “recuperar” el canal de Panamá.

La doctrina proteccionista “Estados Unidos primero” (America First) que Trump aplicó en su gobierno anterior, la retomará reforzada, con la interrogante de si arrastrará a una nueva guerra comercial con China.

Pero esta vez los que consideran que deben “cuidarse” de Trump -la Unión Europea por ejemplo- dicen estar preparados para volver a tratar con él, y no solo en los temas comerciales, también en cuestiones de seguridad hemisférica. ¿Volverá a presionar a sus aliados en la OTAN para que aumenten sus presupuestos en defensa? ¿Mediará entre Zelenski y Putin para ponerle fin a la guerra en Ucrania? ¿A qué costo para los ucranianos?

Trump querrá -como todas las personas con un mínimo de sensatez- la paz en Medio Oriente, y retomar los acuerdos de Abraham que el ataque terrorista de Hamás contra Israel en octubre de 2023 estuvo a punto de dinamitar.

El Medio Oriente que recibe a Trump no es el mismo de hace cuatro años. Cayó el régimen sirio de Bashar al-Assad que contaba con el apoyo de Rusia; y las organizaciones terrorista Hamás y Hezbolá están militarmente al borde de la derrota, pese al apoyo que les da Irán.

¿Qué esperar en América Latina de este segundo mandato de Trump? Algunos analistas dicen que poco o nada, otros se muestran esperanzados de que haya una mayor presión sobre las dictaduras de la región: Cuba, Nicaragua y particularmente Venezuela.

Para su segundo mandato, Trump contará con un aliado firme en esta parte del mundo: Javier Milei. El presidente argentino quiere un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Por ahora no hay reacción de Trump, salvo la buena sintonía entre ambos, pero Milei pretende avanzar este año con ese TLC.

¿Y Venezuela? Es sin duda el problema político más grave que tiene hoy la región. El dictador Nicolás Maduro tiene todo pronto para continuar en el poder iniciando este viernes 10 un nuevo período de seis años. Maduro -salvo que el legítimo ganador de las elecciones de julio pasado, Edmundo González Urrutia, logre asumir- continuará sin el reconocimiento de la comunidad internacional, aunque apadrinado por Rusia, China e Irán.

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González Urrutia está por estas horas de gira regional -el sábado estuvo en Buenos Aires con Milei y en Montevideo con el presidente Luis Lacalle Pou- renovando el apoyo de algunos de los gobiernos que no han reconocido a Maduro.

Claro está que su gira no hará cambiar los planes de Maduro, pero al menos sí deja en evidencia lo solo que está el dictador en la región. Ni el Brasil de Lula reconoce su fraudulenta reelección.

¿Podrá Trump encontrar una salida a la crisis venezolana? El politólogo peruano-chileno Patricio Navia opina que Trump no tiene intenciones de complicarse mucho con Venezuela. “Al Estados Unidos de Trump no le interesa meterse en más líos en el mundo. Si Maduro es funcional a la agenda proteccionista y antiinmigrante de Trump, Washington no va a gastar un peso en sacarlo”, dijo Navia a la agencia EFE. Veremos qué pasa.