Donald Trump vuelve a la Casa Blanca avalado por un triunfo electoral contundente sobre Kamala Harris. A falta de los resultados de cuatro estados, el candidato republicano suma 292 votos electorales frente a 224 de su rival, la vicepresidenta demócrata, quien lo llamó para felicitarlo. Necesitaba 270 para ganar.
Un triunfo extraordinario al cabo de una campaña en la que fue blanco de dos intentos de asesinato, cuatro inculpaciones y una condena penal.
Los estadounidenses esperaban que el resultado demorara quizás días y temían un estallido de violencia en el caso de que perdiera.
Estaban equivocados. Como en 2016, la incertidumbre de la noche electoral duró poco. Trump ganó dos de los siete estados claves, Georgia y Carolina del Norte, seguido de Pensilvania. Remató con Wisconsin, enterrando las esperanzas de Harris. Y horas más tarde, Míchigan.
Según una encuesta a boca de urna de NBC News, los latinos y los afroestadounidenses han contribuido al triunfo, votando más por él que hace cuatro años.
Trump logró el apoyo del 45% de los votantes hispanos a nivel nacional en comparación con el 53% de Harris. En 2020 la repartición fue 32% y 65%.
“Hemos hecho historia”, proclamó Trump, de 78 años, a sus seguidores en West Palm Beach, Florida, rodeado de su familia, incluida su esposa Melania.
“Vamos a ayudar a nuestro país a sanar”, añadió el presidente electo, que logró convencer a los estadounidenses de que los entiende mejor que nadie.
Los mercados acogieron con satisfacción la victoria.
Y eso que su retórica da escalofríos.
El republicano prometió expulsar a los migrantes en situación irregular porque “envenenan la sangre” del país. Asegura que quiere reconquistar ciudades que según él han sido tomadas por migrantes, y sellar la frontera con México para asegurarse de que no entren más sin visa. El día de la victoria será el de “la liberación”, martilleó.
En su discurso en la madrugada del miércoles afirmó que los migrantes podrán venir, pero legalmente.
Todo le salió a pedir de boca porque además de ganar las presidenciales, el Partido Republicano arrebató el control del Senado a los demócratas.
Y todo apunta que va a ganar el voto popular.
Con un estilo directo, su mensaje cala en la clase trabajadora y en el mundo rural desilusionado con las élites de Washington.
¿Cómo será la segunda presidencia de Trump cuando preste juramento el 20 de enero? El ahora presidente electo ha dado pinceladas.
Prometió resolver las guerras en Ucrania y Medio Oriente. ¿Cómo? No lo dijo.
Escéptico del cambio climático, se comprometió a cerrar de nuevo la puerta al Acuerdo de París y a perforar petróleo “a raudales”.
A nivel comercial prevé imponer aranceles para “traer de vuelta” a las empresas al país.
Parece especialmente preocupado por su vecino del sur. “Yo diría que México es un desafío tremendo para nosotros” porque “China está construyendo enormes fábricas de automóviles” en el país y “van a venderlos en Estados Unidos”, se queja.
“Sacar del negocio a los cárteles” de la droga es otra de sus promesas.
Preocupan sus amenazas a lo que denomina “enemigo interno” y su sed de venganza.
El mundo, incluidos sus aliados, están nerviosos por lo que pueda hacer, pero ya han empezado a felicitarle. Los primeros han sido China, Francia e Israel. Rusia dijo que prefiere juzgarlo por sus “acciones”.
Pocos detalles han trascendido sobre los futuros miembros de su administración, con dos excepciones.
Piensa confiar un cargo al hombre más rico del mundo, Elon Musk, quien hizo campaña por él, y otro a Robert F. Kennedy Jr, integrante del clan político más famoso de Estados Unidos y activista antivacunas, posiblemente “en el cuidado de la salud”.
Queda al mando de la primera potencia mundial un hombre de 78 años, que se convertirá en el presidente de más edad.
A diferencia de Trump, que boicoteó la ceremonia de investidura de Joe Biden, el presidente saliente demócrata se ha comprometido a participar en la suya. El republicano dejó la Casa Blanca sin reconocer su derrota. Y el 6 de enero de 2021, cientos de sus seguidores irrumpieron en el Capitolio, para intentar impedir la certificación de la victoria de Biden.
Esta vez todo indica que no se repetirá un incidente como ese. La vicepresidenta Kamala Harris llamó ayer a Trump para felicitarlo por su victoria.
La campaña de la candidata demócrata informó que en esa conversación, Harris subrayó la importancia de que haya una transición “pacífica” y que ejerza como presidente “para todos los estadounidenses”.
Trump, según añadió en otro mensaje el equipo del republicano, “reconoció la fortaleza, profesionalidad y tenacidad” de Harris en esta campaña y los dos líderes “coincidieron en la importancia de unir el país”. (AFP, EFE)
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