Redacción El País
Las fotos de colas interminables de gente saliendo con los carros llenos de papel higiénico ocuparon las tapas de los periódicos de todo el mundo durante el inicio de la pandemia de covid-19. Fue entonces, en medio de la crisis, que un elemento tan común para cualquier uruguayo se convirtió en la solución a la limpieza de millones de estadounidenses: el bidé.
Así lo detalla una crónica del Washington Post, donde se asegura que, lejos de haber sido una moda pasajera, el bidé llegó para quedarse en los hogares de Estados Unidos.
"La industria aquí en Estados Unidos acaba de explotar. No podrías conseguir un bidé aunque quisieras", explicó a Washington Post James Lin, fundador de bidetking.com. Los productos de su tienda, van desde los US$ 300 a los US$ 1400.
Tal fue la fiebre del bidé, que se agotan en las tiendas y son muy difíciles de conseguir.
Según detalla la crónica, quienes compraron un bidé durante la pandemia "se han convertido en verdaderos creyentes, evangelizando a familiares y amigos, tratando de ayudar a Estados Unidos a ponerse al día con el resto del mundo" en su uso.
Cabe destacar que una alternativa al bidé, también bastante extendida en Uruguay, son los accesorios adaptables al inodoro.
Rosanne Orgill, una mujer de Salt Lake City, se compró tres de estos bidés adaptables y hoy asegura: "Simplemente no sé cómo la gente sobrevive sin ellos".
"La gente realmente empezó a repensar partes de su día a día. Y en mi caso y en el de muchos otros… compramos bidés", dijo otra mujer, sobre los cambios que llegaron a raíz de la pandemia del coronavirus.
Aunque la evangelización del uso del bidé está en aumento, según una encuesta realizada en 2022 por YouGov, en Estados Unidos solo un 6% de los hogares tienen este artefacto. "Son más los que dicen estar muy o algo interesados que poco o nada interesados", detalla la encuesta.