Redacción El País
Estados Unidos entra en un territorio político inexplorado: Donald Trump es el primer expresidente declarado culpable en un juicio penal. Este proceso histórico terminó ayer jueves con Trump cargando con 34 acusaciones por falsificación de documentos contables para ocultar un pago destinado a silenciar a la exactriz porno Stormy Daniels, con quien habría mantenido una relación extramatrimonial que amenazaba con descarrilar su campaña presidencial en 2016.
El veredicto llega a cinco meses de las elecciones en las que el exmandatario republicano busca recuperar la Casa Blanca, y a pocas semanas de la Convención Nacional Republicana en Milwaukee, donde Trump recibirá la nominación formal del partido para enfrentarse al presidente demócrata Joe Biden el 5 de noviembre.
El fallo no le impide a Trump postularse a la presidencia, incluso en el caso improbable de que el juez Juan Merchan, que dará a conocer la sentencia el 11 de julio, lo condene a prisión.
Trump calificó de inmediato de “vergüenza” el veredicto de culpabilidad. En un breve discurso a la salida de la Corte, Trump, como ya es costumbre, apuntó directamente contra Joe Biden y el Partido Demócrata. “El juicio fue un amaño y una gran vergüenza. El veredicto real lo dará el 5 de noviembre el pueblo de Estados Unidos”, declaró el precandidato con semblante cansado y serio, arremetiendo como otras veces contra el juez y clamando contra una supuesta persecución política.
“Ya no tenemos el mismo país, tenemos el desastre de (el presidente Joe) Biden. Estamos en declive, con millones de personas colándose desde prisiones e instituciones mentales, terroristas apoderándose del país”, afirmó.
El juicio
Un jurado de 12 neoyorquinos necesitó dos días de deliberaciones para decidir un caso derivado de la primera candidatura de Trump a la Casa Blanca, cuando, según los fiscales, perpetró un fraude al pueblo estadounidense. El caso puso de relieve meses de artimañas que dieron lugar a un pago por su silencio a la actriz porno Stormy Daniels y un complot para falsificar documentos para enterrar todo rastro de ese acuerdo.
“Culpable”, declaró ayer un funcionario judicial 34 veces, una por cada registro falso, antes de que él y sus compañeros del jurado, cuyos nombres no se revelaron al público por su seguridad, abandonaran la sala del tribunal.
Durante semanas de testimonios, el jurado se reunió con un variado elenco de personajes, incluido un maestro de la prensa sensacionalista, un portavoz de campaña y la actriz porno Stormy Daniels. Su testimonio, en el que incluso dio detalles íntimos, generó un feroz enfrentamiento entre los hombres en el centro del caso: Trump y el testigo estrella en su contra, Michael Cohen, su exabogado.
En los últimos días de la campaña de 2016, Cohen le pagó a Daniels 130.000 dólares para silenciar su historia de una relación sexual con Trump, quien luego acordó “maquillar los libros” para reembolsar a su mediador, dijeron los fiscales. Los abogados defensores atacaron la credibilidad de Cohen (es un “mentiroso convicto”, señalaron) y argumentaron que Trump nunca había falsificado ningún registro.
Qué sigue ahora
La condena de Trump ayer es solo el último paso en su odisea legal en el sistema judicial de Nueva York. El juez Merchan podría sentenciarlo a hasta cuatro años de prisión o a libertad condicional el próximo 11 de julio.
Trump ya ha dicho que planea apelar, después de meses de criticar el caso y atacar al fiscal del distrito de Manhattan, quien lo presentó, y a Merchan, quien presidió su juicio.
Sin embargo, mucho antes de que se escuche esa apelación, Trump estará inmerso en el engranaje del sistema de justicia penal.
Un informe previo a la sentencia hará recomendaciones basadas en el historial criminal del acusado -Trump no tenía antecedentes antes de este caso- así como en su historial personal y el propio crimen.
En la entrevista previa a la sentencia, un psicólogo o trabajador social que trabaje para el Departamento de Libertad Condicional también puede tener una conversación con Trump, durante la cual el acusado puede “tratar de causar una buena impresión y explicar por qué merece un castigo más leve,” según el Sistema Judicial Unificado del Estado de Nueva York.
El informe previo a la sentencia también podría incluir presentaciones de la defensa y describir si “el acusado está en un programa de consejería o tiene un trabajo estable.”
En el caso de Trump, por supuesto, está solicitando -por así decirlo- un trabajo estable como presidente de los Estados Unidos, una campaña que puede verse complicada por su nuevo estatus como criminal. Es probable que Trump tenga que reportarse regularmente a un oficial de libertad condicional y se le podrían imponer restricciones de viaje.
No hay una prohibición legal para que Trump se postule para presidente como convicto, o incluso para que sirva como presidente. Votar -por sí mismo, presumiblemente- sería más complicado: Trump está registrado en Florida, que requiere que los delincuentes completen toda su sentencia, incluyendo libertad condicional o probatoria, antes de recuperar sus derechos de voto. Con las elecciones a solo meses de distancia del dictamen de la sentencia, parece poco probable que Trump pueda cumplirla antes de entonces.
Debido a que fue condenado por delitos no violentos, es poco probable que Trump sea encarcelado en espera de la sentencia; y esta también podría suspenderse durante la apelación. Eso podría retrasar cualquier castigo más allá de las elecciones, ya que una apelación podría tardar meses en ser escuchada y adjudicada. (Con información de AFP y The New York Times)
Caída en bolsa
Trump Media, la empresa de Donald Trump que engloba su red social Truth Social, cayó un 10% en Wall Street después del fallo. La firma es valorada en unos 9.000 millones de dólares, y Trump es accionista mayoritario con un 65% del capital. Trump Media empezó a cotizar a finales de marzo en el índice Nasdaq.
“Nadie por encima de la ley”, dicen demócratas
La declaración de culpabilidad contra el expresidente Donald Trump en un tribunal de Nueva York por ocultar pagos para comprar el silencio de una exactriz porno demuestra que “nadie está por encima de la ley”, afirmó ayer jueves la campaña de su rival electoral, el presidente Joe Biden.
“Hoy en Nueva York hemos visto que nadie está por encima de la ley”, aseguró en un comunicado el director de comunicación de la campaña de Biden-Harris, Michael Tyler. “Sigue habiendo una sola manera de mantener a Donald Trump fuera del Despacho Oval: en las urnas”, apuntó.
Por su parte, la Casa Blanca dijo que respeta el “Estado de derecho” luego de que Trump se convirtiese en el primer expresidente de Estados Unidos en ser hallado culpable en un proceso penal. “No tenemos ningún comentario adicional”, afirmó Ian Sams, vocero de la Casa Blanca.
En cambio, destacadas figuras del Partido Republicano cerraron filas con Trump y criticaron el veredicto. Uno de los primeros en reaccionar fue el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, firme aliado de Trump, quien declaró en redes sociales que “hoy es un día vergonzoso en la historia de Estados Unidos”.
Johnson acusó a Biden de utilizar el sistema judicial “como arma” contra Trump en su campaña para las elecciones de noviembre.
Un juicio sobre sexo y lealtades
Llantos, declaraciones subidas de tono sobre cómo seduce Donald Trump, acusaciones de su exabogado y largos alegatos han marcado algunos de los momentos clave del histórico juicio penal contra el expresidente en Nueva York.
Desde el miércoles el jurado de doce personas analizó los 22 testimonios y 300 pruebas expuestas en el mes y medio de juicio, para finalmente determinar que Trump falsificó documentos para silenciar a una actriz porno y proteger su carrera presidencial en 2016.
Michael Cohen -que fue abogado y mano derecha del exmandatario-, fue sin duda el testigo clave de este caso: dijo que Trump le había pedido que hiciera el pago a la actriz porno para que no dijera nada antes de las elecciones y cómo más tarde, ya asentado en el Despacho Oval, le reembolsó.
Durante su interrogatorio, la defensa intentó quebrarlo acusándola de mentiroso, mal abogado, ladrón y antitrumpista por despecho.
Llamó la atención el lujo de detalles con que la actriz, guionista y directora de cine adulto Daniels describió cómo fue el encuentro sexual entre Trump y ella en un lujoso hotel de Nevada en 2006, hasta el punto de que los presentes en la sala escucharon cómo el líder republicano se vestía con un pijama de satén y era azotado en el trasero con una revista.
Desde el estrado también hubo lágrimas de nerviosismo -de dos exempleadas de Trump-, y hasta una tensa discusión entre el juez y uno de los dos testigos de la defensa, Robert Costello -un exfiscal federal que fue asesor legal, y luego crítico, de Cohen- por replicar y retar con la mirada al magistrado.
Trump solía acudir a la corte con el ceño fruncido y rodeado de un séquito. Una vez en la sala, si el testimonio no le interesa, se recuesta en su silla y cierra los ojos. No obstante, el magnate ha recalcado en sus redes, que no se queda dormido, sino que cierra sus “hermosos ojos azules” para escuchar “intensamente y asimilar todo”. (EFE)
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