Redacción El País
El centro médico regional Asante Rogue en Oregon, Estados Unidos, recibió una demanda por US$ 303 millones luego de que una enfermera fuera acusada de inyectar agua de la canilla a pacientes en lugar de administrarles fentanilo por vía intravenosa, tal y como indicaba la prescripción médica.
La demanda, por negligencia y mala praxis, apunta que el hospital "no supervisó los procedimientos de administración de medicamentos ni evitó el desvío de medicamentos por parte de sus empleados", informó The Guardian.
La acusada, Dani Marie Schofield, enfrenta 44 cargos de agresión en segundo grado. El caso salió a la luz a raíz de una investigación policial por robo y uso indebido de sustancias controladas.
La demanda contra el hospital
La demanda fue presentada en representación de 18 personas: nueve son pacientes afectados y otros nueve son herederos de los pacientes que fallecieron por la mala praxis de la enfermera.
Tal y como se recoge en la demanda, en el mes de diciembre el hospital les informó que una empleada había sustituido fentanilo por agua de la canilla, provocando en los pacientes infecciones bacterianas.
El hospital denunció el caso ante la Policía de Medford en ese momento, al notar "un aumento preocupante en las infecciones de la vía central desde julio de 2022 a julio de 2023". Ante este panorama, las autoridades del hospital temieron que se tratara de un empleado que estuviera robando fentanilo a la institución.
El fentanilo es un potente opiode sintético y ha recibido el apodo de "droga zombie". A nivel clínico se receta para pacientes con dolores muy fuertes después de una operación o con cáncer.