Fallas, contradicciones y versiones encontradas: las seis preguntas sin respuesta sobre el atentado a Trump

El intento de magnicidio al expresidente abrió un enorme signo de interrogación sobre Servicio Secreto y la policía local. Pero un misterio más grande prevalece: el móvil de Matthew Thomas Crooks.

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Donald Trump
Donald Trump es evacuado por el Servicio Secreto de Estados Unidos tras oírse disparos.
Foto: AFP

En un sábado soleado, en un rincón de Pensilvania, cientos de personas esperan con fervor a un candidato que no es sólo un candidato: es el último expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Una figura de este calibre está, naturalmente, rodeada de cientos de agentes que protegen su integridad y neutralizan cualquier amenaza a su alrededor. Cientos de agentes equivalen a cientos de armas que apuntarían en toda dirección menos en la de su protegido. El Servicio Secreto es una especie de escudo diseñado para salvaguardar la vida de líderes políticos y su familia.

A sólo 130 metros de distancia de un modesto escenario montado en Butler, un hombre rompe el escudo. Cien armas contra una. Thomas Matthew Crooks, de 20 años, dispara desde el techo de un gran galpón con un rifle AR-15. Dentro del galpón hay agentes de la policía —aunque hay versiones indicarán lo contrario—. Afuera hay seguidores de Trump que en ese preciso segundo se transforman en testigos de un intento de magnicidio. Un puñado de ellos ya había visto al agresor. Lo habían filmado, incluso habían avisado a la policía local sobre una presencia extraña en ese techo. Pero por alguna razón, el galpón no forma parte del perímetro dentro del que actúa el Servicio Secreto. Habla Trump, y diez minutos después, un nuevo hito marca la historia de Estados Unidos.

Lo que pudo haber sido una tragedia que no se ve desde 1968, con el asesinato de Robert F. Kennedy, entonces precandidato por el Partido Demócrata, terminó siendo un “milagro”, según definió el propio Trump. La herida en la oreja y la icónica fotografía del candidato republicano con el puño en alto simbolizan “lucha” para sus seguidores. Pero en los hechos, el “milagro” expone un elocuente fallo en la seguridad, admitido incluso por la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, y el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), Alejandro Mayorkas.

Trump: Inteligencia de EE.UU. rastreó la amenaza, independiente del atentado de sábado.
Donald Trump.
Foto: AFP

La falla en la seguridad se ha convertido en el foco de investigaciones superpuestas, lideradas por miembros del Congreso y del Servicio Secreto, a la que se sumó este miércoles el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que hará una pesquisa a la agencia federal por su accionar en el atentado a Trump.

Por su parte, los líderes del Comité de Seguridad Nacional del Senado informaron el lunes sobre su propia investigación del tiroteo. Los senadores Gary Peters, demócrata de Michigan, y Rand Paul, republicano de Kentucky, comunicaron a la agencia en una carta su interés en conocer "cómo el sospechoso pudo acercarse tanto a una persona protegida por el Servicio Secreto".

La gran pregunta es por qué el Servicio Secreto fracasó en su misión básica, en su razón de ser: mantener seguros a los líderes estadounidenses, incluido un expresidente. Esa incógnita tiene decenas de ramificaciones. La mayoría, sin respuesta.

1. ¿Por qué Crooks estaba tan cerca de Trump?

La primera gran incógnita es por qué el edificio desde donde Crooks disparó a Trump, a tan solo unos 130 metros del escenario, quedó fuera del perímetro de seguridad en el que actuaba el Servicio Secreto. De hecho, el Servicio Secreto había determinado que todo el complejo de edificios, utilizado como galpones por el fabricante de equipos AGR International, debía estar fuera de su perímetro seguro.

En actos de campaña como este, según explica un ex agente al New York Times, el Servicio Secreto segmenta la zona de seguridad en tres áreas: una zona interior controlada por el Servicio Secreto, una zona media con puestos de control gestionados por el Servicio Secreto y la policía local, y una zona exterior generalmente supervisada por la policía local.

Todo esto quiere decir que un equipo de la agencia visitó el lugar, tomó la decisión de dejar el galpón fuera del perímetro seguro y, asumiendo que se siguió el protocolo, un supervisor la aprobó. Hasta ahora, el Servicio Secreto no dijo quién tomó la decisión de dejar ese complejo de galpones fuera de su área. La agencia delegó en las fuerzas del orden locales —es decir, los policías de Butler—la tarea de examinar y asegurar los lugares que que quedaran fuera del perímetro seguro.

GRAFICO BUTLER.JPG
Infografía.
AFP

2. ¿Cómo llegó el tirador al techo desde donde disparó?

Tampoco está claro cómo llegó Crooks a la azotea de ese galpón desde donde disparó e hirió a Trump. Un video aéreo tomado después del tiroteo muestra una escalera apoyada en una de las paredes del edificio de unos siete metros de altura donde se había apostado Crooks con su rifle. Un empleado de AGR que trabaja en ese galpón le dijo al New York Times que ni él ni otros empleados habían visto antes una escalera allí. No se sabe si la escalera fue colocada por Crooks, por los agentes que respondieron al tiroteo o por alguien más.

3. Todas las advertencias desoídas

Anthony Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto, dijo el domingo que los asistentes del mitín habían avisado a la policía local sobre una persona sospechosa en la azotea del galpón antes de que comenzara el evento. En una entrevista el lunes, agregó que los agentes de la policía local habían estado en contacto por radio con el Servicio Secreto antes del tiroteo, y que incluso hubo una comunicación sobre las advertencias de los asistentes del mitín.

Más aún: Guglielmi dijo este miércoles al Washington Post que entre 20 y 30 minutos antes del tiroteo, la policía local, supuestamente asignada al interior del edificio, advirtió por radio al Servicio Secreto sobre “una persona sospechosa”. Esos agentes también enviaron una foto del sospechoso, dijo Guglielmi. “Hubo comunicaciones por radio entre el Servicio Secreto y las autoridades locales reconociendo que la policía local estaba lidiando con un incidente, un asunto de una persona sospechosa”, reconoció el portavoz. En síntesis, tanto la policía local como los agentes del Servicio Secreto estaban al tanto de la amenaza casi media hora antes, según esa versión.

Por otro lado, están los videos grabados por los propios seguidores de Trump, minutos antes de que Crooks abriera fuego. Uno muestra a personas señalando al pistolero en el techo del galpón y advirtiendo frenéticamente a las fuerzas del orden dos minutos antes de que sonara la primera ráfaga de disparos.

4. El oficial que subió al techo y vio al tirador

Hasta ahora se sabe que después de que Crooks llegara al techo del galpón, y tras las advertencias de los asistentes del mitín, un oficial local ayudó a otro a trepar hasta una baranda del edificio para fijarse en el pistolero, dijeron el sheriff Michael T. Slupe del condado de Butler y un funcionario policial federal al New York Times. En este punto, Crooks apuntó con su rifle al oficial, quien inmediatamente se retiró, dijeron los funcionarios. En cuestión de segundos, el tirador disparó contra Trump y sus seguidores —matando a uno de ellos, el bombero Corey Comperatore— antes de que un francotirador del Servicio Secreto lo abatiera.

Se ha cuestionado al oficial por no haber disparado. Entre roces y versiones encontradas entre la policía local y la agencia federal, el Servicio Secreto salió a aclarar el martes: “Cualquier noticia que sugiera que el Servicio Secreto está culpando a las fuerzas del orden locales por el incidente del sábado, simplemente no es cierta”.

5. Contradicciones entre las fuerzas

Mientras Crooks estaba en la azotea, tres francotiradores de la policía local se encontraban dentro del complejo de edificios de la empresa AGR International, pero no en el que estaba Crooks, alegaron fuerzas policiales locales, que dieron versiones contrapuestas a las del Servicio Secreto. La directora de la agencia federal, Cheatle, dijo a ABC News el martes que los agentes locales sí estaban dentro del edificio utilizado por Crooks para disparar.

“Había policía local en ese edificio; había policía local en la zona que era responsable del perímetro exterior del edificio”, afirmó Cheatle. En respuesta, varias agencias policiales locales emitieron comunicados al instante contradiciendo a la directora del Servicio Secreto, asegurando que sus fuerzas no estaban en el mismo edificio que el pistolero. A su vez, un funcionario de la policía de Pensilvania familiarizado con el caso dijo al The New York Times que los agentes locales estaban en un edificio adyacente, no en el de Crooks.

Pero por otro lado, como se señala en el punto 3, Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto, asegura que una media hora antes de tiroteo había policías locales en el interior del edificio, no en el exterior, que avisaron al Servicio Secreto sobre un “sospechoso” 30 minutos antes del tiroteo. Las acusaciones cruzadas y las versiones opuestas no hacen más que aumentar la tensión entre las fuerzas federales y la policía local y abrir todavía más incógnitas.

Atentado a Donald Trump en Pensilvania.
Donald Trump es evacuado de un acto por el Servicio Secreto luego de que se oyeran disparos.
Foto: AFP

6. El indescifrable móvil de Crooks

El impulso que llevó a Crooks a querer matar a Trump es quizá la mayor incógnita y prevalecerá, quizá, aun cuando culminen las investigaciones por el accionar del Servicio Secreto y se termine de armar el puzzle de errores que no impidieron que ese rifle disparara.

Los técnicos del laboratorio del FBI en Quantico, Virginia, comenzaron a examinar los mensajes de texto, correos electrónicos y otros datos del tirador, pero no encontraron, por ahora, evidencia clara de un posible motivo o posibles conexiones con otras personas. Según dijeron fuentes del FBI a ABC News, Crooks buscó en su teléfono imágenes del presidente Joe Biden y de Trump, y buscó también las fechas del mitin de Trump en Butler y las fechas de la Convención Nacional Demócrata en Chicago.

Foto de la licencia de conducir de Thomas Matthew Crooks, el presunto tirador del ex presidente estadounidense Donald Trump.
Foto de la licencia de conducir de Thomas Matthew Crooks, el presunto tirador del ex presidente estadounidense Donald Trump.
Foto: cedida a AFP.

De acuerdo a un informe de inteligencia federal obtenido por la agencia AP, Crooks practicó en un campo de tiro el día anterior al intento de magnicidio. El día del ataque, compró 50 rondas de munición de 5.56 mm para su rifle en una tienda de armas de Bethel Park y desde allí se dirigió solo a Butler. Según el informe, el Crooks estacionó a unos 500 metros de donde se desarrollaba el acto, en una estación de servicio. Vestía una camiseta gris con el logotipo de un conocido canal de YouTube sobre armas de fuego, llevaba bermudas camufladas y un cinturón negro.

No dejó ninguna nota. No era muy activo en redes sociales. En el colegio le hacían bullying, dijeron sus compañeros, pero destacaron por sobre todo su inteligencia y su deseo de estar solo, de "no llamar la atención". Cada gota de información sobre el joven de 20 años solo alimenta la pregunta más difícil de responder: ¿por qué Matthew Crooks quiso matar a Donald Trump?

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