AFP, EFE
Faltan seis días para las elecciones en Estados Unidos, por lo cual el margen para convencer a los indecisos es ya muy poco. En estos días los candidatos hacen su último esfuerzo, cuidándose de no cometer errores que en lugar de sumar les resten votos en una definición que las encuestas adelantan será de las más parejas de la historia reciente norteamericana. En este contexto, la vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris protagonizó ayer el que será tal vez su último gran acto de campaña electoral.

Harris prometió en un gran mitin en Washington poner a Estados Unidos por encima del partido y de sus intereses y buscar soluciones de sentido común. “Es hora de pasar página al drama y el conflicto, el miedo y la división. Es hora de una nueva generación de liderazgo en Estados Unidos. Estoy preparada para ofrecer ese liderazgo”, dijo Harris, que asumió la nominación demócrata después de que el actual mandatario, Joe Biden, renunciara a la reelección en julio.

Harris se pronunció en el parque de la Elipse de la capital estadounidense. Con la Casa Blanca de fondo, es el mismo lugar desde el que su rival republicano, Donald Trump, se dirigió en 2021 a la turba de seguidores que asaltó el Capitolio el 6 de enero de ese año.

“Me comprometo a buscar puntos en común y soluciones de sentido común para mejorar su vida. No busco sumar puntos políticos. Estoy buscando progresar. Me comprometo a escuchar a los expertos, a aquellos que se verán afectados por las decisiones que tome y a quienes no están de acuerdo conmigo”, dijo.

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Su presidencia, señaló, no será como la de Biden: “Será diferente porque los desafíos son distintos. Nuestra prioridad como nación hace cuatro años era acabar con la pandemia y rescatar la economía. Ahora nuestro mayor reto es bajar los precios”, afirmó.

Harris fue muy crítica con su rival republicano. Trump es “inestable”, está “obsesionado con la venganza, consumido por el resentimiento y en busca de un poder sin control”, afirmó en su discurso.

“Este no es un candidato a la presidencia que esté pensando en cómo mejorar su vida”, dijo la candidata demócrata.

Al sur de la verja de la Casa Blanca, en La Elipse, el parque donde se coloca el tradicional árbol de Navidad, Harris afirmó que Trump “tiene la intención de usar el ejército” contra los “estadounidenses que sencillamente no están de acuerdo con él”, a quienes él llama “el enemigo interior”. En menos de 90 días uno de los dos estará en el Despacho Oval. “El primer día si Donald Trump es elegido, entrará en esa oficina con una lista de enemigos, yo entraré con una lista de quehaceres”, les dijo Harris.

Varios centenares de personas se manifestaron en la Explanada Nacional de Washington, a escasos metros de donde Harris hablaba. Al grito de “Palestina libre” y exigiendo el fin de la guerra en la Franja de Gaza, los manifestantes abuchearon a la candidata demócrata y golpearon sartenes durante la cerca de media hora que duró el discurso. La protesta se produjo junto al cordón de seguridad de La Elipse.

Harris no hizo ninguna mención directa a esta protesta en su discurso, pero sí subrayó que bajo su eventual mandato Estados Unidos apoyará a sus “amigos”, en clara referencia a Israel en guerra con las organizaciones terroristas Hamás y Hezbolá apoyadas por Irán, y a Ucrania, que desde febrero de 2022 combate la invasión rusa.

“Fortaleceré el liderazgo global de Estados Unidos y apoyaré a nuestros amigos porque sé que nuestras alianzas mantienen a los estadounidenses seguros y hacen que Estados Unidos sea más fuerte y más seguro”, dijo.

Con respecto a la inmigración, Harris prometió trabajar “con demócratas y republicanos para convertir en ley el proyecto de seguridad fronteriza que Donald Trump mató”.

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“Cuando sea presidenta, expulsaremos rápidamente a quienes lleguen aquí ilegalmente, procesaremos a los carteles y daremos a la patrulla fronteriza el apoyo que tanto necesita”, añadió.

Pero “al mismo tiempo, debemos reconocer que somos una nación de migrantes”.

Se comprometió a trabajar con el Congreso para aprobar una reforma migratoria, que incluya un camino hacia la ciudadanía para migrantes como “los trabajadores agrícolas” y los “soñadores”, aquellos que llegaron de niños a Estados Unidos.

“Si me dan la oportunidad de luchar en su nombre, no hay nada en el mundo que se interponga en mi camino”, afirmó la vicepresidenta ante unas 75.000 personas, según estimaciones del equipo de campaña.

Cuando Harris entró en campaña en julio, los demócratas se recuperaron en las encuestas, pero con el paso de las semanas la ventaja se ha erosionado. Hoy están empatados.

Harris. La demócrata eligió para su acto en Washington el parque frente a la Casa Blanca desde el que Trump arengó a sus partidarios antes del asalto al Capitolio en 2021.

Barbara Bush, una de las hijas del expresidente republicano George W. Bush, ha respaldado a la demócrata Kamala Harris en la reñida carrera por la Casa Blanca e hizo campaña por ella durante el fin de semana, reveló ayer martes la revista People.

Bush, de 42 años, dedicó parte del fin de semana a la campaña de la vicepresidenta en Pensilvania, considerado uno de los estados clave de los comicios que disputarán Harris y el republicano Donald Trump dentro de una semana. “Fue inspirador unirme a amigos y conocer a los votantes con la campaña de Harris-Walz en Pensilvania este fin de semana”, contó a People.

“Espero que lleven a nuestro país hacia adelante y protejan los derechos de las mujeres”, añadió. Barbara Bush se define como independiente, pese a ser nieta e hija de presidentes republicanos. Algunos republicanos desengañados con Trump han respaldado a Harris.

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