Con información de La Nación/GDA
Este miércoles 1° de mayo entró en vigor la ley SB 300 de Florida, Estados Unidos, que fue promulgada por el gobernador Ron DeSantis y que establece una regulación mucho más restrictiva para el aborto en el estado. En concreto, prohíbe la interrupción voluntaria del embarazo desde las seis semanas de gestación en adelante, en lugar de las 15 semanas que se contemplaban en la legislación vigente hasta el martes 30 de abril.

El proyecto de ley, aprobado el año pasado, había sido impugnado ante la Corte Suprema estatal. Sin embargo, el tribunal floridano permitió a principios del mes que entrara en vigencia al comenzar mayo de 2024.

De acuerdo con sus detractores, termina de configurar la casi imposibilidad de abortar en ese estado del sureste de Estados Unidos. La noticia se da casi en simultáneo con la decisión de la Corte Suprema de Arizona de reflotar una ley de hace 123 años para prohibir casi completamente el aborto.

El presidente Joe Biden se declaró contrario a la decisión y responsabilizó a su oponente de las elecciones presidenciales. "Seamos muy claros. Hay una persona responsable de esta pesadilla. Y él lo reconoce y se jacta de ello: Donald Trump", dijo una semana atrás en un discurso de campaña en la ciudad de Tampa.

Foto: EFE

Sus dichos refieren a que los jueces que el republicano puso en la Corte Suprema de Estados Unidos permitieron la anulación de Roe v. Wade, con lo que se dejó de reconocer al aborto como un derecho federal, y ahora cada estado tiene potestad de legislar sobre el asunto.

La ley en Florida prohíbe la interrupción voluntaria del embarazo desde las seis semanas de gestación en adelante, con algunas excepciones, incluida la de salvar la vida de la madre. Además, los abortos en embarazos por violación e incesto estarían permitidos hasta las 15 semanas de gestación, siempre y cuando la mujer cuente con documentos como una orden restrictiva o un reporte policial, según consignó AP.

A su vez, la nueva normativa establece que los fármacos utilizados en abortos inducidos por medicamentos, que comprenden la mayoría de los que se llevan a cabo a nivel nacional, podrán entregarse únicamente en persona o mediante un doctor.

Debido a las restricciones cada vez más frecuentes en distintos estados de EE.UU. tras la anulación del caso Roe v. Wade, Florida se convirtió en un punto clave de acceso al aborto. De acuerdo a un informe del Instituto Guttmacher, uno de cada tres abortos en el sur del país se produjeron en esa jurisdicción.

En el estado liderado por DeSantis se practicaron 7.000 abortos al mes durante 2023 y más de 9.000 personas viajaron desde otros puntos de ese país para abortar allí en ese año.

Foto: Facebook / Governor Ron DeSantis

“El sureste ya está experimentando una crisis de salud pública y prohibir el aborto en Florida solo empeorará la situación”, señaló a la agencia de noticias EFE Lauren Brenzel, directora de campaña de Floridans Protecting Freedom, la organización que fue a los tribunales estatales en busca de frenar la ley.

Desde que Texas aprobó en 2021 su prohibición desde las seis semanas de gestación, la cantidad de abortos se redujeron a la mitad, según un estudio de la revista especializada JAMA. Al año siguiente, se registraron casi 10.000 nacimientos más de lo esperado en esa entidad, de acuerdo con las estimaciones de esa misma investigación. En 2022, ese estado fue aún más lejos y restringió esa práctica en cualquier momento del embarazo.

De ello se desprende que la nueva ley de Florida puede llegar a tener un impacto significativo y directo en el acceso al aborto legal y seguro en el sureste de Estados Unidos, donde otros estados como Georgia y Carolina del Sur ya cuentan con una prohibición de esta índole. Al igual que en Texas, la interrupción voluntaria del embarazo está penalizada en cualquier etapa de la gestación en Alabama, Luisiana, Mississippi, Tennessee y Arkansas.