The New York Times
Joe y yo acertamos en muchas cosas, pero también nos equivocamos en otras. Esto es lo que he aprendido”.

En mi opinión, pronunciar esas 23 palabras, o algo parecido, es la clave para que Kamala Harris gane el debate contra Donald Trump, y las elecciones. Si las dice, mejorará enormemente sus posibilidades de ganarse a más votantes indecisos en esta reñida contienda. Si no las dice o sigue disfrazando sus cambios de política con la declaración incoherente que utilizó en la entrevista de CNN -que si bien sus posiciones sobre el fracking y la inmigración pueden haber cambiado, “mis valores no han cambiado”-, tendrá dificultades.

Señora vicepresidenta, si usted dice que sus posiciones han cambiado pero sus valores no, ¿qué significa? ¿Y qué debemos esperar de su presidencia: sus valores o sus acciones? Nuestra última encuesta muestra que demasiados votantes aún no lo saben.

Está bien decir: “Aprendí mucho como vicepresidenta. Estoy orgullosa de poner a Estados Unidos en un camino sostenible hacia un futuro de energía limpia. Nos hará más seguros y más prósperos. Pero también veo que no podemos llegar allí de la noche a la mañana. Por razones tanto de seguridad económica como de seguridad nacional, necesitamos una estrategia energética integral ahora mismo. Así que pueden confiar en que, con una presidencia de Harris, Estados Unidos seguirá liderando el mundo en la explotación de nuestras ventajas en materia de petróleo y gas, pero lo haremos de la manera más limpia posible y haciendo la transición lo más rápida posible”.

Foto: AFP

Está bien decir: “El presidente Biden y yo heredamos una cruel política fronteriza de Trump que incluía separar a los padres de sus hijos. Tal vez, por un exceso de compasión, la revertimos demasiado. Pero aprendimos de ella: aprendimos que solo una reforma migratoria integral y bipartidista puede darnos la solución que necesitamos, controlando la inmigración ilegal, y al mismo tiempo seguir siendo un faro para la inmigración legal. Así que nuestra administración se sentó con uno de los republicanos más conservadores del Senado, James Lankford de Oklahoma, y elaboró un proyecto de ley migratoria bipartidista que habría hecho precisamente eso. ¿Y qué hizo Trump? Ordenó a los republicanos que lo eliminaran, para poder seguir explotando la inmigración como un tema divisivo. ¿Y me preguntas si he cambiado de postura?”

Los políticos siempre subestiman el respeto que los votantes (y los medios de comunicación) tienen por un líder que puede decir: “No lo hicimos bien la primera vez y lo voy a arreglar”, algo que Trump nunca jamás podrá hacer. Como James Carville expresó recientemente en un artículo de opinión para el New York Times: “Un líder que pueda admitir abiertamente un cambio en su manera de pensar sería como un soplo de aire fresco para muchos votantes”.