Ana Vidal Egea, El País Madrid
Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena y Sadar Khatoon (Shikarpur, 1912) es prueba de ello. Tras seis años de batalla legal para conseguir una visa, la bisabuela consiguió finalmente trasladarse de Pakistán a Estados Unidos, donde llegó el pasado 12 de marzo. Ahora vive en Jericho, Long Island, junto con el resto de su familia, que lleva residiendo allí desde hace 35 años. Con su llegada, se ha convertido en la inmigrante más longeva de todo Estados Unidos.
Es un hito no solo por su avanzada edad, sino también por el contexto al que se enfrentan los inmigrantes en Estados Unidos desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Todavía más cuando se tiene en cuenta que la actual administración está evaluando la posibilidad de prohibir la entrada al país a ciudadanos de 43 naciones, entre ellas, Pakistán. De entrar en vigor, sería una expansión de una de las medidas más controversiales de la primera presidencia de Trump, cuando aplicó una prohibición a la entrada de personas provenientes de 10 países de mayoría musulmana.
La odisea de Sadar Khatoon
La historia del viaje de Sadar Khatoon precisamente empezó en el primer mandato de Trump. Su visa tardó en tramitarse seis años y durante mucho de ese tiempo el caso permaneció paralizado por la administración. Fue entonces cuando el yerno de la mujer empezó a hacer llamadas a la Embajada de Pakistán en Estados Unidos para que, teniendo en consideración la edad de Khatoon, pudieran agilizarse los trámites. El proceso pudo reactivarse con la ayuda del equipo del congresista demócrata Tom Suozzi, que decidió implicarse como copresidente del grupo bipartidista sobre Pakistán. Con llamadas al embajador estadounidense en Pakistán, el caso logró destrabarse.

El pasado 23 de marzo, el Día de Pakistán, en conmemoración a la adopción de la primera Constitución del país en 1956 y la aprobación de la Resolución de Lahore en 1940, se celebró públicamente la llegada de Sadar Khatoon a Estados Unidos. La fiesta de homenaje tuvo lugar en el restaurante pakistaní Shaheen, localizado en un pueblo del Estado de Nueva York llamado Hicksville. “Yaum-E-Paksistan Mubarak!” (Feliz día de Pakistán), exclamó Suozzi para acto seguido anunciar la llegada de Sadar Khatoon, que a sus 113 años también se ha convertido en la segunda persona más longeva de Estados Unidos, por detrás de Naomi Whitehead, de 114 años. A lo que ella, que habla en urdu, respondió con ayuda de un traductor “¡Dios bendiga América!”.
En la actualidad, la esperanza de vida en Pakistán es una de las más bajas del mundo, estipulada en 70,4 años, acorde con The World Factbook del 2024 realizado por la CIA. Mientras que en Estados Unidos es de diez años más, 80,9 años.
Según su yerno Adam Azam, aunque Khatoon tiene algunos problemas de visión, sigue teniendo una mente afilada y no muestra deterioro cognitivo, “canta sin parar”, comenta, “y su verdadero amor es la moda”. Según Azam, el secreto para la longevidad de su suegra es “vivir exenta de preocupaciones y comer buena comida, comida de verdad”, haciendo alusión a los peligros de los alimentos ultraprocesados.
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