Los siete estados clave para decidir las elecciones de Estados Unidos, ¿quién tiene más ventaja en cada uno?

Más de 200 millones de votantes están llamados a las urnas para elegir presidente en el país del norte. También se elegirán integrantes de la Cámara de Senadores y Representantes.

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Debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris
Debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris.
Foto: AFP.

AFP/EFE
Más de 200 millones de votantes están llamados a las urnas para las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos que se llevarán a cabo mañana, martes, pero el resultado puede depender de tan solo unas decenas o cientos de miles de votos. Y es que los votos de los electores de siete de los denominados “estados bisagra” tendrán mucho más peso que los de los demás.

En EE.UU. los votantes eligen al candidato por el que quieren que los electores de su estado voten. Los estados bisagra no se inclinan claramente hacia uno u otro partido, a diferencia de los otros estados que ya se consideran favorables a los demócratas (California o Nueva York, por ejemplo) o a los republicanos (Texas o Florida, entre otros). Representan un número significativo de electores (93 de 538).

Como no importa quién gane la mayoría de los votos en todo el país, lo único que cuenta es el resultado en cada estado. El candidato más votado en un estado gana todos sus electores (excepto en Nebraska y Maine). El objetivo es alcanzar la cifra mágica de 270, sinónimo de victoria nacional.

Por eso, el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris centran sus energías y fondos en estos estados.

Estados bisagra

Pensilvania es quizá el estado más codiciado con sus 19 grandes electores. Trump ganó por la mínima en 2016 y Joe Biden se impuso en 2020 también por escaso margen.

En este estado en declive industrial, los obreros tienden a dar la espalda a los demócratas, pero Harris cuenta con los grandes proyectos de infraestructuras lanzados por el presidente Biden y con el apoyo de los sindicatos.

Las grandes ciudades de Filadelfia y Pittsburgh se inclinan por ella, mientras que Trump apuesta por la población rural.

Otro estado clave es Michigan. Al igual que Pensilvania, este bastión demócrata -y sus 15 grandes electores- fueron a parar a Trump en 2016, para sorpresa de todos, frente a Hillary Clinton. Biden lo reconquistó en 2020.

En esta cuna de la industria automovilística, también en declive, Harris ha recibido un fuerte apoyo del principal sindicato del sector (UAW), pero no de los numerosos votantes árabes-estadounidenses o musulmanes indignados por el apoyo de EE.UU. a Israel en la guerra de Gaza.

Junto con Pensilvania y Michigan, Wisconsin es el tercer estado que resquebrajó el “muro azul” en 2016, un bloque de una veintena de estados firmemente demócratas. Hillary Clinton perdió sus diez grandes electores, que Biden recuperó en 2020.

Como muestra de la importancia de este estado para ellos, los republicanos celebraron allí su convención en julio, en Milwaukee.

Georgia es tal vez el más importante de los estados bisagra, junto con Pensilvania. En el corazón del sur religioso y conservador, Georgia confía tradicionalmente sus 16 grandes electores al candidato republicano. Pero en la estela de los movimientos antirracistas, este estado, con su numerosa comunidad afroestadounidense, prefirió hace cuatro años al demócrata Biden.

Otro estado sureño, Carolina del Norte (16 grandes electores) no vota por los demócratas desde Barack Obama en 2008, pero su gobernador es demócrata desde 2017. Sin embargo, al igual que en Georgia, Harris cuenta con los afroestadounidenses (en torno al 20% de la población) y los jóvenes.

Arizona es otro estado, predominantemente republicano, del suroeste (11 grandes electores) que dio la sorpresa en 2020 al elegir a Biden por solo 10.457 votos de ventaja. Trump ha centrado su campaña en la inmigración ilegal, un tema importante en este estado fronterizo. Esto juega en contra de Harris. La esperanza de la actual vicepresidenta radica en que en las elecciones de medio mandato de 2022 el estado prefirió a una demócrata para gobernadora, en detrimento de una candidata trumpista.

Nevada, por su parte, es un estado del oeste de Estados Unidos con seis grandes electores, conocido por sus casinos, no ha votado por un republicano desde George Bush en 2004. Pero los conservadores creen que pueden conseguirlo gracias en parte a la población latina, parte de la cual se distancia de los demócratas.

Donald Trump
Donald Trump, candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos.
Foto: AFP.

Recta final

Trump y Harris continuaron ayer domingo librando una maratónica batalla por esos de estados ‘bisagra’ determinantes.

El reñido pulso hace que ambos rivales políticos se hayan volcado estos días finales precisamente en los siete estados ‘bisagra’ mecionados: Pensilvania, el que más votos electorales aporta (19); Carolina del Norte (16), Georgia (16), Michigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6).

El maratón de mítines de Trump comenzó ayer en el condado de Lancaster, Pensilvania, territorio del grupo religioso, pacifista y tradicionalistas de los amish, para pedir el voto en una comunidad que no suele participar en las elecciones. Por su parte, Harris viajó a Michigan, donde expresó su convicción de que el país está listo para “pasar página” y “escribir el próximo capítulo de nuestra historia”.

Fantasma de fraude electoral

Donald Trump volvió a agitar ayer domingo el fantasma del fraude electoral, en una jornada en la que su rival Kamala Harris pidió pasar página para “curar la división” en Estados Unidos, ante unas elecciones presidenciales muy reñidas.

A pesar de que no hay pruebas de que se haya cometido un fraude electoral, el expresidente afirmó en Pensilvania que los demócratas “luchan muy duro para robar” los comicios. Recordó el intento de asesinato en su contra en julio y añadió que, para que se repitiera, la bala tendría que atravesar la multitud de medios de comunicación.

“Para atraparme, alguien tendría que disparar a través de las noticias falsas, y eso no me molesta tanto. No me molesta”, afirmó entre risas.

En la recta final, aumenta el miedo a un posible estallido de violencia si Trump pierde y se niega a reconocer su derrota, como hizo en 2020.

Harris estimó ayer en Michigan que las acusaciones tienen como objetivo que la gente crea que “su voto no importará”, pero no es así.

“Compito contra una persona totalmente corrupta, en realidad no compito contra ella, compito contra una máquina corrupta llamada el Partido Demócrata, un partido totalmente corrupto”, afirmó Trump, conocido por sus salidas de tono. Prometió a sus seguidores que, si gana, “Estados Unidos será más grande, mejor, más audaz, más rico, más seguro y más fuerte que nunca”, porque acabará con la inflación y detendrá “la invasión” de migrantes.

Harris ha llamado a Trump “fascista”. Otros insultos le ha profesado él y tachado de “marxista” y “comunista”. Desde hace semanas las fuerzas de seguridad en distintas ciudades de EE.UU. están tomando medidas de prevención y muchos comercios de Nueva York y Washington han reforzado sus puertas y ventanas ante la posibilidad de que, cuando se conozcan los resultados, simpatizantes de Trump salgan eventualmente a las calles a generar disturbios si es que Harris sale ganadora, según han manifestado a la prensa.

Debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris
Debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris.
Foto: AFP.

Los dos candidatos llegan a las urnas con “empate técnico”

La última encuesta del New York Times/Siena muestra algunos cambios en los estados en disputa, pero siguen en empate técnico, dentro del margen de error.

La víspera un sondeo muy reputado da a la vicepresidenta Harris por delante del expresidente Trump por tres puntos en Iowa, donde el conservador ganó en 2016 y en 2020. La realizó “uno de mis enemigos”, se quejó Trump ayer en un mitin en Pensilvania. “Las encuestas son tan corruptas”, añadió.

En Pensilvania, donde viven cientos de miles de puertorriqueños, a Trump podría costarle caro el comentario de un humorista que dijo que Puerto Rico es como una “isla flotante de basura”, en uno de sus mítines.

Harris apuesta todo a Michigan, un emblema del llamado “cinturón del óxido”, región del medio oeste de Estados Unidos marcada por el declive industrial.

Más de 76 millones de personas ya han emitido su voto en estos comicios fuera de lo común, con un presidente, Joe Biden, que se retiró de la carrera en julio.

La expectación es máxima, con dos opciones en las antípodas ideológicas. Harris ha hecho una campaña enfocada en el centro y Trump es el orgulloso líder del movimiento “Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo”. El republicano es el primer expresidente condenado por un delito y con cuatro inculpaciones pendientes.

Harris votó por correo y Trump lo hará el martes: la demócrata confía en el sistema, el republicano lo criticó

La candidata demócrata a las presidenciales de Estados Unidos, Kamala Harris, declaró ayer domingo a la prensa que votó por correo y que confía en que su papeleta llegará a California, donde está empadronada. “Mi boleta está en camino a California y voy a confiar en el sistema”, dijo la vicepresidenta desde Detroit, principal ciudad de Michigan, uno de los siete estados clave de estas elecciones del 5 de noviembre.

Harris indicó que “los sistemas que están en marcha para esta elección tienen integridad”, según sus palabras.

“Son buenos sistemas. Y el voto de la gente determinará el resultado”, añadió la vicepresidenta.

Por su parte, el candidato republicano a la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump, con voz afónica, criticó ayer en un mitin en Lititz, Pensilvania, el sistema de votación en Estados Unidos, al quejarse de que en algunos lugares del país no se tiene que mostrar un documento de identificación antes de votar, además de que lleva “demasiado tiempo” el conteo de los votos.

“El mundo se ríe de nuestro sistema electoral”, anotó el exmandatario, al similar a cuando en el año 2020 criticó el voto por correo por considerarlo, con base en falsedades, fraudulento.

Se espera que Trump vote en persona en Florida el mismo 5 de noviembre.

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