The New York Times
Joe Biden ha hecho un excelente trabajo como presidente. De hecho, lo considero el mejor presidente de mi vida adulta. Basándome en su historial político, debería ser el gran favorito para la reelección.

Pero no lo es, y el jueves por la noche no estuvo a la altura de las circunstancias cuando realmente importaba. Podría quejarme y lo haría de la falta de verificación de hechos en tiempo real mientras Donald Trump escupía una lluvia de mentiras. Pero quejarse de esas cosas ahora no va a salvar la democracia estadounidense en este momento de crisis.

En vista de la situación actual, me veo obligado a sumarme, aunque no me lo creo, al coro de personas que piden a Biden que se haga a un lado voluntariamente, haciendo hincapié en el aspecto “voluntario”. Tal vez algunos partidarios de Biden consideren que esto es una traición, dado lo mucho que he apoyado sus políticas, pero me temo que debemos reconocer la realidad.

¿Hacerse a un lado para quién? Kamala Harris fue, según todos los indicios, una fiscal de distrito y fiscal general eficaz, y también ha sido discretamente eficaz como vicepresidenta, promoviendo las políticas de Biden. Elegirla como su sucesora no sería en ningún caso conformarse con menos.

Es cierto que no le fue bien en las primarias demócratas de 2020, pero su problema entonces, como yo lo vi, fue que le costó defender su elección sobre otros candidatos.

Quizás algunos votantes estadounidenses no estén preparados para que una mujer negra sea presidenta. Pero me gustaría pensar mejor de nosotros, y hay varios gobernadores excelentes que ella podría elegir como compañeros de fórmula.

En cualquier caso, aunque odio ver a Biden en esta posición, es un buen hombre y espero que haga lo correcto.