AFP, EFE/ Salem, Miami
A dos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los partidarios del republicano Donald Trump están dispuestos a rechazar los resultados... a menos que gane su candidato.
“Realmente no me lo creería si me dicen que ella ganó”, asegura Brandon Dent, de 22 años, refiriéndose a la rival de Trump, la vicepresidenta Kamala Harris.
“Él tendrá una victoria aplastante”, añade este repartidor, observando a los miles de sus compañeros simpatizantes de Trump que hacían cola para ver hablar al expresidente en la ciudad de Salem, en Virginia, con una posición similar a la suya.
El aspirante republicano ha dedicado su campaña de 2024 a sembrar dudas anticipadas sobre la validez de los comicios del martes, retomando la retórica que rodeó su fallida campaña a la reelección de 2020, que culminó con sus partidarios asaltando el Capitolio del país el 6 de enero de 2021 para supuestamente “detener el robo”.
Después de tres carreras presidenciales y casi una década de Trump en la escena política de Estados Unidos, su marca característica de escepticismo o negación se ha enconado entre sectores de votantes conservadores, de todas las edades, orígenes y ocupaciones.
“Kamala va a ser presidenta, pero creo que Trump va a ganar” el recuento real de votos, dice Jace Boda, ingeniero en una instalación nuclear. “Sospecho que va a haber mucho fraude”, dijo.
Mientras, Trump se ha apresurado a avivar los temores de fraude durante la campaña, el Comité Nacional Republicano y grupos aliados también han insistido en este tipo de reclamaciones ante los tribunales. También han presentado demandas contra los procedimientos de recuento de votos, las máquinas de votación, el registro de votantes, los votos en ausencia, la certificación de los resultados y otras cuestiones electorales.
Aunque muchas de las acciones han sido desestimadas, a expertos les preocupa que puedan enturbiar aún más las aguas en torno a lo que la gente cree sobre los comicios, en especial con Trump repitiendo su falsa afirmación de que las votaciones de 2020 le fueron robadas.
“He sido escéptico desde las últimas elecciones sobre los demócratas”, asegura Olen, un asistente al mitin que, como muchos otros, se negó a compartir su apellido con los medios.
“Todo lo que han hecho está torcido”, comenta este leñador y agricultor de 70 años, que llevaba una camiseta con una imagen de un Trump ensangrentado levantando su puño tras el intento de asesinato en Pensilvania, completada con las palabras “lucha, lucha, lucha”.
Harris
Por su parte, la vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, cargó ayer sábado en el estado clave de Carolina del Norte contra el expresidente (2017-2021) y aspirante republicano, Donald Trump, por “buscar un poder sin control”, al tiempo que prometió un gran recorte de impuestos que beneficie a la clase media.
En un acto de campaña celebrado ayer en Charlotte (Carolina del Norte), Harris dijo que el candidato republicano no es alguien que esté pensando en cómo mejorar la vida de los estadounidenses, sino que es una persona “cada vez más inestable, obsesionado con la venganza y consumido por el agravio”.
Este arranque del mitin le sirvió a la candidata demócrata para asegurar que una de sus prioridades será, de llegar a la Casa Blanca, reducir el costo de vida en el país, especialmente con un recorte de impuestos que beneficiará a la clase media, a más de cien millones de personas, dijo. Se comprometió además a apoyar a la pequeña empresa y a que Medicare (el programa de cobertura de seguridad social de EE.UU.) cubra el costo de la atención médica domiciliaria para la personas mayores.
Aprovechó para afirmar que, por el contrario, Trump responde a las presiones financieras con billonarios recortes de impuestos que solo benefician a los multimillonarios y grandes corporaciones. En sus ataques a Trump, Harris llegó a decir que este quiere llevar al país de regreso a la época en que las compañías de seguros podían negarle cobertura a personas con condiciones preexistentes.
Harris retomó ayer un eje de su campaña, el del acceso al aborto, y prometió que luchará por la libertad de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos, después de que el Tribunal Supremo eliminara en 2022 las protecciones federales al aborto, de lo que culpó a Trump.
“Trump seleccionó a mano a tres miembros de la Corte Suprema y ahora una de cada tres mujeres vive en un estado con prohibición”, afirmó Harris.
Negocios se protegen con tablones de madera
Trump ha rehusado repetidamente declarar si aceptará los resultados de las elecciones y ya ha hablado de fraude y de trampas en estados clave como Pensilvania, lo que hace temer por nuevos disturbios. El viernes, a la vuelta de la esquina de la Casa Blanca, trabajadores martillaban tablones de madera en varios negocios de la Avenida Pennsylvania. Una valla de seguridad divide el parque Lafayette, frente a la mansión presidencial, con barricadas apiladas mientras trabajadores construyen una estructura para las ceremonias de inauguración. Por lo general, estos trabajos se inician en noviembre, pero comenzaron un mes antes con el fin de dar tiempo adicional para un entorno más seguro para las actividades.
Ganador podría no anunciarse ese día
Los negocios y comercios de Washington empezaron a prepararse para las reñidas elecciones presidenciales del martes, y para cualquier posible repetición de un episodio de violencia impactante como el que estalló tras las elecciones de 2020.
Las autoridades de Washington advirtieron de un “entorno de seguridad fluido e impredecible” en los días y semanas tras el cierre de los comicios, y agregaron que no esperan que se anuncie un ganador el día mismo de las elecciones entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump.
El fantasma del 6 de enero de 2021, día en que seguidores de Trump irrumpieron en el Capitolio en busca de anular la derrota del expresidente ante Joe Biden, pesa sobre los preparativos. “En varios aspectos, nuestros preparativos para 2024 empezaron el 7 de enero de 2021”, dijo Christopher Rodríguez, administrador asistente de la ciudad de Washington en una sesión informativa del concejo municipal la semana pasada.
Hace cuatro años, la capital vivió varias manifestaciones, algunas violentas, desde protestas del movimiento “Black Lives Matter” en el verano de 2020, hasta los mortales disturbios en el Capitolio.