Redacción El País
Un sacerdote estafador protagonizó una increíble historia en Estados Unidos. Engañó a varias personas con el discurso de que estaba ayudando a la gente del Líbano, país en guerra, pero en realidad estaba a 9.000 kilómetros de distancia, en Manhattan, dándose una vida de lujo.

La historia, dada a conocer por el medio estadounidense New York Post, está basada en la acusación de la Fiscalía, que ordenó la detención del clérigo, llamado Pawel Bielecki.

Allí se indica que el sacerdote creó una falsa ONG para financiar hospitales del Líbano, pero usó la plata de las donaciones para hacerse cirugías estéticas, ir de viaje al exclusivo balneario de The Hamptons y cenar en restaurantes de lujo.

"Bielecki aprovechó su posición de fraile para ganarse la confianza de las víctimas de todo el país y robarles cientos de miles de dólares", dijo Damian Williams, fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York. Los cargos por los que arrestó al clérigo el 17 de agosto son los de fraude electrónico y postal.

El sacerdote, que vivía en un convento de Manhattan, se aprovechó de las personas a las que estafó mediante páginas web de financiación colectiva para hospitales libaneses inexistentes.

En cambio usó el dinero para fines personales, entre ellos una liposucción para la que desembolsó US$ 15.000. Una semana después del procedimiento quirúrgico, retiró US$ 1.000 y fue de compras a una tienda de ropa de alta gama de Manhattan.

Bielecki tocó la fibra de varias personas que querían ayudar con los pobladores del Líbano. Por ejemplo, una mujer de Pensilvania y su esposo transfirieron US$ 84.000 a su cuenta bancaria entre junio de 2020 y octubre de 2023.

Hubo intercambios de correos entre ambas partes, y el sacerdote dijo que estaba "comprando una nueva ambulancia" que le permitiría "visitar pueblos del extremo norte y brindar ayuda médica".

Uno de los damnificados, Ralph Succar, contó al medio estadounidense que Bielecki "era una persona muy pacífica, de voz suave, que vino con la misión de hacer esto por los niños de Medio Oriente". "Y yo básicamente estaba presionando a todos para que donaran. Y algunos de nosotros donamos de US$ 1.000 0 US$ 2.000 cada uno", lamentó.

Pero Succar afirmó que los fiscales y jueces no son el principal problema del estafador: "Dios es el juez supremo y estoy seguro de que pagará sus deudas yendo a la cárcel en esta vida y al infierno en la próxima vida".