“Uno de los más destructivos desastres naturales de la historia de Los Ángeles”. Así calificó la jefa de bomberos Kristin Crowley al incendio de casi 7.000 hectáreas en la localidad de Pacific Palisades (California, Estados Unidos). Las imágenes hablan por sí solas: casas devoradas por el fuego, carreteras colapsadas y saqueos en las zonas devastadas.
Alejandro Hernández Reggiardo, un uruguayo que reside desde el 2011 en Simi Valley (condado de Ventura, California) vivió en primera persona la desesperante huida de la zona en llamas. “Yo trabajo en la construcción, soy carpintero. estaba trabajando en una casa en Palisades y por uno de los balcones vi el humo muy cerca de donde estábamos. Enseguida le avisé al contratista, y él fue a ver qué pasaba. Habló con un bombero que ya estaba en la zona y le dijo que había que evacuar”, detalla Alejandro en diálogo telefónico con El País.
Una vez recibida la advertencia del bombero, tanto él como sus compañeros salieron de la casa en la que trabajaban, cada uno rumbo a sus hogares. En su caso, su vivienda está aproximadamente a una hora de la zona de mayor afectación.
A pesar de la rápida acción, la huida no fue sencilla. “Donde yo estaba trabajando solo hay una calle de acceso a esa casa. Cuando nos íbamos, ya mucha gente estaba abandonando sus hogares también y los camiones de bomberos querían ingresar por esa misma calle. Empezó el embotellamiento y el fuego seguía avanzando porque el viento era muy fuerte”, prosigue Alejandro su relato.
Según cuenta el uruguayo, Palisades “es una zona muy montañosa con laderas a los costados del camino”, así que pudo ver “por el viento, cómo las chispas volaban e incendiaban otros lugares”.
“La gente en sus autos empezó a ponerse nerviosa porque no avanzaban y algunos decidieron meterse en contramano, provocando que los camiones de los bomberos no pudieran pasar. Además, muchos residentes de esa zona que habían ido a trabajar querían volver a sus casas para sacar algunas de sus pertenencias”, agrega.
En medio del caos, llegó la Policía a ordenar el tránsito, por lo que Alejandro logró salir de esa calle, “pero con el correr del tiempo se puso peor”.
Según detalla el uruguayo, ante la desesperación de ver que el tránsito no avanzaba, algunas personas decidieron abandonar sus vehículos en medio de la ruta y seguir la huida a pie. El problema, según cuenta, es que “al no dejar las llaves en el vehículo, para poder moverlos los bomberos tuvieron que llevar una topadora” para retirar los autos del camino y “los rompieron todos”.
A pesar de la ansiedad, Alejandro logró llegar a su hogar. “Una hora más tarde creo que no hubiese podido salir con la camioneta”, asegura. “Yo vivo en una zona que está alejada, más o menos, a una hora de los grandes incendios. Hubo incendios por aquí pero pequeños”, agrega.
En las calles de Simi Valley hay más movimiento de gente que el acostumbrado entre semana, especialmente los lugares de venta de comida “porque tuvieron que cortar la luz desde el miércoles por la mañana”. Este corte, cuenta Alejandro, se extendió más de lo esperado y la gente inició la búsqueda desesperada de generadores, “que en todos los lugares están agotados”.
Consecuencias de los incendios forestales en Los Ángeles
Alejandro logró huir de Palisades, pero sabe que “sería casi un milagro” que la casa donde se encontraba trabajando haya podido salvarse del fuego. “Si se incendió, también perdí mis herramientas con la casa”, lamenta.
Aunque todas las viviendas de la zona cuentan con seguros —contratados al momento de solicitar la hipoteca—, “no todos las aseguran contra incendios”, por lo que las consecuencias de este desastre natural son inconmensurables.
Las autoridades recomiendan huir a los refugios en caso de estar en zona de peligro inminente. Para las zonas con menor riesgo, el pedido es de “tener a mano los papeles importantes para una posible evacuación”.
Al momento, según los reportes locales, los incendios activos en el condado de Los Ángeles suman al menos diez muertos y afectaron más de 10.000 estructuras.
Además de lidiar con el fuego, las autoridades también han recibido numerosos reportes de saqueos y robos en viviendas evacuadas, por lo que se decretó un toque de queda entre las 18:00 y las 6:00.
El gobierno de Joe Biden se comprometió a financiar completamente las acciones que tome el Estado para combatir los incendios, para que este no tenga que asumir los millonarios gastos.