Este país de América lidia con cinco especies de serpientes invasoras, pero autoridades ruegan no matarlas aún

Las especies en cuestión son la boa constrictora, la pitón reticulada, la pitón real, la serpiente de espalda rayada y la serpiente jarretera. Mirá por qué deben esperar para cazarlas sin límites.

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Boa constrictor. Foto: AFP.

Alonso Daboub Bullón, El Nuevo Día/GDA
En Puerto Rico está en pie una orden administrativa que permite la caza ilimitada de cinco tipos de serpientes invasoras. Sin embargo, existe un conflicto entre estatutos que impide a ciudadanos de la isla poder matarlas, por lo menos por ahora.

Según el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) del país caribeño, aunque la ley vigente autoriza la “caza sin límite de cantidades” de estas serpientes, quienes cuenten con un permiso para matarlas por ahora solamente pueden atraparlas, dado que aún no han iniciado ningunas de las temporadas de cacería autorizada en Puerto Rico.

La orden que está en pie fue firmada el 17 de junio por la secretaria del DRNA, Anaís Rodríguez, y cobró vigencia 30 días después de su publicación. Dicho estatuto establece que la boa constrictora, la pitón reticulada, la pitón real, la serpiente de espalda rayada y la serpiente jarretera podrán cazarse “únicamente” durante las temporadas de caza de palomas y tórtolas (setiembre a noviembre), aves acuáticas (noviembre a enero) y cabras y cerdos (diciembre a abril).

El DRNA también confirmó, a través de un portavoz, que el “material didáctico para educación sobre estas especies” aún no está listo. Ese material facilitaría la identificación de las serpientes invasoras, “con el fin de proteger” a las nativas, según la orden, que obliga, asimismo, a que el DRNA lo incluya en su portal. El diario puertorriqueño El Nuevo Día constató que hasta el pasado sábado, no había material sobre serpientes invasoras y nativas en la página web de la agencia.

Problemas que podrían surgir por la orden de cazar serpientes invasoras

La falta de información mantiene preocupada a la comunidad científica local, ante el potencial impacto adverso sobre especies endémicas, como la boa puertorriqueña. Para Rafael Joglar, profesor e investigador en el Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico (UPR) Recinto de Río Piedras, se trata de “una situación muy delicada, y veo dos problemas principales”.

Pitón

El primero, estableció Joglar, es que la ciudadanía, en general, tiene poco conocimiento sobre la biodiversidad de la isla, lo que, a su juicio, crea riesgos para las serpientes nativas ante la cacería deportiva o autorizada, que ahora enfila hacia las invasoras.

“Pedirle al público, a los cazadores, que empiecen a matar serpientes sin control”, comentó, “podría llevar a la matanza de serpientes nativas” debido a la posible inhabilidad de distinguir entre especies. Sin material didáctico disponible, este problema cobra aún mayor relevancia, alertó.

Lo segundo preocupante para Joglar es el maltrato de especies por personas que no sean especialistas ni agentes entrenados para manejarlas. La ofidiofobiamiedo a las serpientes– es sumamente común en las personas y hace más probable el maltrato.

El DRNA sostuvo que los materiales y talleres educativos siguen en proceso de revisión, y que, hasta ahora, no ha habido nuevas solicitudes para permisos de cacería.

Así, la única disposición de la orden en pleno vigor es que las cinco especies de serpientes invasoras, declaradas ya como dañinas, “podrán ser entrampadas” durante todo el año, algo que, sin embargo, ya estaba ocurriendo, a tono con el Reglamento 6765 del DRNA.

Desde 2013, el investigador Alberto Puente Rolón, catedrático asociado y director del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vida Silvestre en la UPR Recinto Universitario de Mayagüez, ha trabajado –autorizado por la agencia– con vigilantes y voluntarios para recibir, matar e investigar serpientes invasoras atrapadas.

Boa.
Boa.
Foto: Unsplash

Sobre la falta de material didáctico elaborado por el DRNA, Puente Rolón planteó que “es un vacío que hay que atender por diferentes ángulos”, pero “sí existe información del internet” para que se eduque a la ciudadanía sobre estas serpientes. Citó el Proyecto Serpientes en Puerto Rico y el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vida Silvestre –que dirige– como fuentes de información sobre las serpientes de la isla y cómo identificarlas.

Anotó, de paso, que el manejo de las serpientes invasoras “tiene que ser regulado y que sea, entonces, supervisado, en cierta forma”. Puente Rolón coincidió con Joglar y teme que, por desconocimiento de la nueva orden, “paguen nuestras especies”.

Qué hacer ante un encuentro con una serpiente

Para evitar impactos adversos, el DRNA recomienda que las personas que se encuentren con serpientes llamen al nuevo número telefónico del Cuerpo de Vigilantes, al (787) 999-2200, ext. 2911, o al Sistema de Emergencias 9-1-1, para que equipos adiestrados puedan manejar las especies de manera segura para humanos y animales.

La orden administrativa también establece que el DRNA deberá “facilitar la coordinación con académicos” para levantar datos sobre las serpientes invasoras. Aunque Joglar y Puente Rolón son reconocidos expertos en el tema, ambos confirmaron a El Nuevo Día que, hasta el momento, no han sido contactados por la agencia.

El DRNA tampoco pudo comentar sobre qué acciones, si alguna, se están tomando para enfrentarse a la introducción ilegal de serpientes a la isla, un hecho que, según Joglar, sigue siendo preocupante. “En 40 años de investigación y de manejo”, dijo, los investigadores han aprendido que “la mejor alternativa siempre para especies invasoras es la prevención”.

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