EL DRAMA MIGRATORIO
Hace tres años, Merkel abría las fronteras de Alemania.
Hace tres años, el 4 de septiembre de 2015, Angela Merkel fue aplaudida por haber abierto las fronteras de Alemania a decenas de miles de refugiados que llegaron de Oriente Próximo a través de los Balcanes. Hoy, las imágenes de ultraderechistas xenófobos que desfilan por las calles de Chemnitz haciendo el saludo hitleriano destacan en las portadas de los diarios. Un contraste que ilustra el enorme cambio que experimenta toda Europa con la “crisis de los refugiados” que desde 2015 llevó a más de tres millones de ellos a encontrar un destino en la UE.
Entre todas las crisis que sufrió Europa, desde la del euro hasta Ucrania, “esta es la más grave” y “no está resuelta”, opinaba el politólogo búlgaro Ivan Krastev en una reciente entrevista para el diario Die Welt.
“Provoca un conflicto enorme entre Europa del Oeste y del Este” y “hay un giro conservador en Europa” en una atmósfera de “pánico demográfico”, explicó.
Reino Unido se dispone a abandonar la UE a raíz de un referéndum muy marcado por el tema migratorio. Italia ha elegido al primer gobierno populista de Europa Occidental. En todos los países los movimientos antimigrantes van viento en popa, y la posición de Merkel parece muy frágil. Y el presidente estadounidense, Donald Trump, echa leña al fuego. “¡Fue un gran error en toda Europa dejar entrar a millones de personas que cambiaron tan fuerte y violentamente su cultura!”, tuiteó en junio, acusando a Alemania en primer lugar.
El asunto migratorio “ha convertido a Merkel en un monstruo para una parte de los alemanes y casi le costó el puesto”, analiza el periódico Süddeutsche Zeitung.
La canciller afirma que no lamenta la decisión que tomó el 4 de septiembre de 2015 por motivos humanitarios, ya que muchos solicitantes de asilo de entonces huían de la guerra en Siria. “Vamos a lograrlo”, prometió entonces a los alemanes.
Como en otros muchos países, la canciller ha endurecido su política migratoria desde entonces. Tras la llegada de un millón de solicitantes de asilo en 2015 y 2016, el número será probablemente inferior a los 200.000 este año. Una tendencia que se puede ver en toda la UE, donde el año pasado el número total de solicitantes de asilo bajó hasta unos 650.000.
Una parte de la opinión pública acusa a los solicitantes de asilo de ser responsables de un alza de la inseguridad. Desde el asesinato hace una semana de un alemán de 35 años en Chemnitz, cuyo principal sospechoso es un iraquí, la extrema derecha alemana se moviliza en las calles contra los extranjeros. “La cuestión de la inmigración sigue siendo el mayor reto” de Europa, considera Stefen Lehne, profesor de la Fundación Carnegie Europe.
“Aunque disminuya el número de llegadas, la histeria crece en un contexto en que los movimientos populistas y también un creciente número de gobiernos más tradicionales se alimentan de sentimientos antimigrantes”. Una tendencia que podría quedar de manifiesto en las elecciones europeas del próximo año.
Un alemán de derecha es favorita para la CE
El alemán de centroderecha Manfred Weber parte en buen lugar para convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea tras las elecciones de mayo de 2019.
Weber es el actual presidente del grupo del Partido Popular Europea (PPE) en la Eurocámara, formación favorita para ganar esas elecciones.
Weber, de 46 años, que lleva siendo eurodiputado desde los 32, no confirmará su candidatura hasta mediados de septiembre.
Contaría además con la luz verde de la canciller alemana Angela Merkel.
“Weber parte en buena posición para ganar el congreso del PPE, pero no sabemos ¿qué pasará después?”, dijeron fuentes de la familia popular europea. La investigadora del centro europeo de ciencia política Sophia Russack señaló a EFE que Weber tiene “grandes posibilidades” de convertirse en el candidato del PPE y también al puesto de presidente de la CE. Weber sustituiría en el cargo a Jean-Claude Juncker. (EFE)