EL DÍA DESPUÉS
El asedio al edificio del Congreso es uno de los errores de seguridad más graves en la historia reciente de Estados Unidos.
El caos dentro del edificio del Congreso de Estados Unidos se produjo después de que la fuerza policial que protege el complejo legislativo fue superada por una turba de partidarios de Donald Trump, algo que agentes de la ley calificaron como una falta de preparación catastrófica.
Elasedio al Capitolio es uno de los errores de seguridad más graves en la historia reciente de Estados Unidos, que convirtió uno de los símbolos más reconocibles del poder estadounidense en un escenario de violencia política, dijeron.
Eventos como la juramentación presidencial implican planes de seguridad detallados de numerosas agencias, pero hubo mucha menos planificación para proteger la sesión conjunta del Congreso que se reunió para ratificar los resultados de la elección presidencial de 2020.
El lapsus se produjo pese a las evidentes advertencias de posibles actos de violencia por parte de partidarios de Trump inflamados por las afirmaciones infundadas del mandatario de que las elecciones fueron fraudulentas.
La seguridad fue inicialmente manejada casi exclusivamente por la Policía del Capitolio, una fuerza de 2.000 miembros bajo el control del Congreso y dedicada a proteger el predio de 50 hectáreas. Por razones que no estaban claras ayer jueves, otras agencias del vasto aparato de seguridad del gobierno federal no aparecieron durante horas mientras la turba asediaba el Congreso.
El Capitolio está a poca distancia de donde Trump, en un discurso en contra de las elecciones justo antes de que comenzaran los disturbios, instó a sus partidarios a “caminar hacia el Capitolio” en una “marcha para salvar a Estados Unidos”.
Los oficiales están entrenados para mantener a los manifestantes fuera de los escalones de mármol del Capitolio y protegerlo como una ciudadela. Pero hay tantas ventanas y puertas en el complejo del siglo XIX que es difícil defenderlas todas, dijo Terrance Gainer, exjefe de la Policía del Capitolio.
“Una vez que perdieron las escalinatas perdieron las puertas y ventanas”, dijo Gainer. “Realmente tuve que sacudirme la incredulidad porque no pensaba que se pudiera entrar en el Capitolio”, agregó Gainer. “Vamos a tener que hacer una revisión profunda de lo que salió mal”.
Los legisladores también apuntaron a la falta de preparación. “Creo que la policía hizo un buen trabajo, pero claramente no hubo suficiente planificación”, dijo Vicente González, demócrata por Texas.
Algunos congresistas demócratas, preocupados por las perspectivas de violencia, intentaron durante más de una semana presionar a las agencias para obtener información sobre lo que sabían acerca de las amenazas o contramedidas. Pero no hubo ninguna señal de que alguien estuviera reuniendo información seria sobre posibles disturbios o planeando contrarrestarlos.
Un alto oficial federal conocedor de los planes para proteger otros sitios gubernamentales el miércoles, incluyendo el lugar donde Trump habló, dijo que le sorprendió que la Policía del Capitolio no estuviera mejor preparada. “Parecía que los policías de Keystone (una comedia cinematográfica) estaban ahí”, dijo el funcionario, que habló con la condición de mantener el anonimato.
Los desafíos de proteger el Capitolio han sido discutidos en audiencias y en informes durante años. En 2013, Gainer dijo que propuso una valla, que se llamaría la Puerta del Capitolio, para detener un asalto masivo, pero que nunca se construyó.
“La idea fue rechazada rotundamente”, dijo, porque los miembros del Congreso querían proteger el acceso del público y no querían que el complejo pareciera una fortaleza.
Dos funcionarios dijeron que las autoridades de la ciudad querían evitar una respuesta militarizada en los días previos a la protesta. Les preocupaba que se repitieran las escenas de la dura respuesta federal a las protestas antirracistas frente a la Casa Blanca de junio. Agregaron que no está claro por qué tardó tanto en llegar al Capitolio la fuerza policial de la ciudad.
En cualquier caso, añadieron, la demora fue excesiva. Un funcionario de defensa dijo que la alcaldesa, Muriel Bowser, pidió tropas de la Guardia Nacional alrededor de las dos de la tarde, unos 45 minutos después de que los alborotadores rompieron el primer cerco. El secretario de Defensa, Chris Miller, activó la Guardia Nacional a las dos y media, añadió.
Para entonces, el Capitolio estaba cerrado. En la rotonda, la emblemática sala circular bajo la cúpula, se distribuyeron máscaras de gas lacrimógeno. La policía evacuó al vicepresidente Mike Pence y a los legisladores. La policía utilizó gas pimienta y gas lacrimógeno contra los manifestantes. Trataron de bloquear las puertas con muebles pero rápidamente perdieron la batalla.
La policía del Capitolio disparó y mató a una mujer dentro del edificio.
Si bien la invasión del Capitolio por parte de la turba no tuvo precedentes, sí hubo abundantes advertencias en los días previos.
En Twitter, a partir del 1 de enero, hubo 1.480 mensajes de cuentas relacionadas con el movimiento de teorías conspirativas QAnon que hacían referencia al mitin de Trump del 6 de enero y contenían referencias a violencia, dijo un exfuncionario de inteligencia que monitoriza a los extremistas en redes sociales.
Neil Trugman, un exoficial de inteligencia de la Policía del Capitolio, calificó la invasión del complejo como incomprensible. Dijo que la fuerza generalmente se prepara para grupos mucho más pequeños con reglas diseñadas para permitir los derechos de libertad de expresión.
Trugman culpó a Trump por incitar al motín: “Esto ya no es sólo una protesta. Han cruzado la línea. Esto es terrorismo”.
Partidarios de Trump coordinaron por las redes
Muchos partidarios de Donald Trump que viajaron a la capital compartieron planes y se organizaron en sitios web como Parler, una plataforma que ha atraído a grupos de extrema derecha.
Algunos discutieron formas de introducir armas ilegalmente en Washington. En una publicación en Parler, el líder del grupo extremista Proud Boys, Enrique Tarrio, prometió la asistencia del grupo a la manifestación del miércoles. Tarrio fue arrestado el lunes en Washington por destrucción de propiedad durante una protesta del mes pasado y posesión de un cargador de armas de fuego. Se declaró inocente pero se le ordenó abandonar la ciudad el martes.