FINAL ABIERTO
Según un sondeo divulgado este jueves por la empresa Datafolha da 49% de intención de voto al candidato del Partido de los Trabajadores y 44% al presidente.
Dos días faltan para la segunda vuelta electoral en Brasil, que definirá entre Luiz Inácio Lula da Silva y Jair Bolsonaro al presidente de la mayor economía regional por los próximos cuatro años. Quien gane coincidirá con los dos últimos años del actual gobierno uruguayo, y los dos primeros años del próximo.
Lula, que ayer cumplió 77 años, lleva al balotaje del domingo con 49% de intención de voto, mientras que Bolsonaro obtiene 44%, según un sondeo divulgado ayer jueves por la empresa Datafolha.
Esta encuesta amplía en un punto la ventaja de Lula con respecto a la última realizada por esta firma hace una semana, en la que el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) tenía 49% de la intención de voto y Bolsonaro 45%.
Si solo se tienen en cuenta los votos válidos, es decir, excluyendo blancos y nulos, Lula recibiría 53% de los sufragios, frente a 47% de Bolsonaro.
Las principales encuestas de Brasil coinciden en que Lula ganará la segunda vuelta del domingo con entre cuatro y siete puntos de distancia.
La nueva encuesta de Datafolha tiene dos puntos de margen de error y se realizó entre el lunes y este miércoles. Solo 2% de los entrevistados estaba indeciso, mientras que 5% votaría en blanco o nulo.
En la primera vuelta de las presidenciales, realizada el 2 de octubre, Lula salió primero con el 48,4% de los sufragios, y Bolsonaro quedó en segundo lugar, con 43,2%. La encuesta de Datafolha se conoció un día antes del debate de esta noche entre Lula y Bolsonaro, el último antes de la votación.
Carta de Lula
En una carta abierta divulgada ayer jueves, Lula promete conjugar responsabilidad fiscal y social en un eventual gobierno suyo.
El documento de nueve páginas denominado “Carta para el Brasil del mañana”, al que tuvo acceso Globo, dice que la reconstrucción de Brasil requiere una gestión pública “responsable” y “abierta al diálogo”.
“Es posible combinar responsabilidad fiscal, responsabilidad social y desarrollo sostenible, y eso es lo que vamos a hacer, siguiendo las tendencias de las principales economías del mundo”, dice el texto.
“La política fiscal responsable debe seguir reglas claras y realistas, con compromisos plurianuales, compatibles con el enfrentamiento a la emergencia social que vivimos y con la necesidad de reactivar la inversión pública y privada para sacar al país del estancamiento”, agrega el documento.
El PT dice que, de ganar Lula, las primeras medidas de su gobierno serán para rescatar a 33 millones de personas del hambre y a más de 100 millones de brasileños de la pobreza.
“La democracia solo será verdadera cuando toda la población tenga acceso a una vida digna, sin exclusiones”, escribe Lula, quien luego detalla sus propuestas para diferentes áreas.
Al final del texto, Lula dice que el país necesita “paz, democracia y diálogo”. En un guiño al electorado religioso, termina su carta con la frase “Dios nos ilumine en este camino”.
Ofensiva de Bolsonaro
Buscando revertir la ventaja en favor de Lula que dan las encuestas, Bolsonaro visitó ayer jueves una barriada popular de Río de Janeiro. Allí insistió en que Lula encarna la “corrupción” y el “comunismo”, pero no hizo referencias directas a su último ataque contra el sistema electoral.
Comenzó el pasado lunes, con una denuncia al Tribunal Superior Electoral (TSE), según la cual un número no precisado de radios no transmitieron la propaganda gratuita de Bolsonaro, algo a lo que tienen derecho legal todos los candidatos.
Sin embargo, la denuncia fue desestimada por el TSE, debido a que los documentos en que se fundamentaba solo contenían mediciones del tráfico por internet, en la que esa propaganda no es obligatoria.
El alboroto causado por esa alegación fue tal, que un grupo de abogados bolsonaristas llegó a acudir a la Fiscalía General para pedir la suspensión de las elecciones del domingo, pese a que ese extremo no está siquiera contemplado en la Constitución brasileña y fue descartado hasta por la propia campaña del mandatario.
El asunto, de todos modos, reavivó las tensiones que existen en torno a la posibilidad de que Bolsonaro no reconozca el resultado del domingo en caso de una derrota, tal como hizo Donald Trump en las elecciones de 2020 en Estados Unidos.
En este tramo final de la campaña, Bolsonaro se ha apoyado en algunos indicadores económicos. Por ejemplo, el desempleo que en Brasil continuó bajando entre julio y setiem-bre, a 8,7% de la población económicamente activa, según datos oficiales difundidos ayer jueves.
La cifra de desocupados se colocó así en 9,5 millones de personas, en un país con casi 215 millones de habitantes. Se trata de la cifra de desempleados más baja desde el trimestre terminado en diciembre de 2015.
El indicador de desempleo en Brasil retrocedió 0,6 puntos porcentuales comparado con el período comprendido entre abril y junio, cuando estaba en 9,3%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
Contra el tercer trimestre del año pasado, el desempleo cayó 3,9 puntos porcentuales en el trimestre terminado en septiembre.
Las cifras muestran una franca recuperación tras el colapso provocado por la pandemia, cuando el desempleo alcanzó un pico de 14,9% en el primer trimestre de 2021.
Putin dice que se lleva bien con los dos
En un discurso en el Club Valday, centro de estudios vinculado al Kremlin, el presidente ruso, Vladimir Putin, destacó su cercanía con Brasil y dijo que tiene buenas relaciones tanto con Lula como con Bolsonaro. “Tengo buenas relaciones con Lula, con Bolsonaro, no interferimos en los procesos internos, eso es lo más importante en este momento. Sabemos que, a pesar de las situaciones difíciles dentro del país, tenemos consenso sobre la cooperación con Rusia, sobre la cooperación con el BRICS, también tenemos un consenso sobre la relación con Brasil”, dijo Putin. Brasil, que forma parte del BRICS junto a China, India, Rusia y Sudáfrica, no condenó abiertamente la invasión de Ucrania, pero votó a favor de resoluciones que condenan la guerra en la ONU. “Consideramos a Brasil un socio esencial en América Latina”, dijo.