La Fiscalía General de Brasil denunció formalmente ante la Corte Suprema de Justicia, ayer lunes, a 39 personas vinculadas a los ataques perpetrados a las sedes de los tres poderes, el pasado 8 de enero, cuando radicales bolsonaristas intentaron derrocar el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.
Los denunciados, acusados de invadir la sede del Senado, tendrán que responder por seis delitos, entre los cuales están golpe de Estado, asociación criminal y daños al patrimonio, según un comunicado divulgado por el Ministerio Público.
La denuncia, firmada por el vicefiscal general, Carlos Frederico Santos, coordinador del Grupo Estratégico de Combate a los Actos Antidemocráticos, respondió a una petición enviada el viernes por el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco. Además de la condena de los implicados, el alto funcionario pidió la prisión preventiva de los denunciados “para evitar que se cometan nuevos delitos violentos contra el Estado Democrático de Derecho”.
Asimismo solicitó el bloqueo de bienes por un total de 40 millones de reales (unos 7,7 millones de dólares) para reparar el daño “tanto material a la propiedad pública como a la moral colectiva”, y la suspensión del cargo o de las pérdidas de cargos o funciones públicas en los casos correspondientes.
“Deslices”
“Lamento lo que pasó el día 8, una cosa increíble”, dijo el expresidente Jair Bolsonaro en un video divulgado ayer, donde se dirige a simpatizantes que se encontraban frente a la casa en la que se hospeda en Estados Unidos.
“En mi gobierno, la gente aprendió qué es la política, conoció los Poderes, empezó a valorar la libertad. Hablé con algunos de ellos sobre la libertad, y decían que era como el sol, que sale todos los días. Pero no es así”, expresó. En el escueto comunicado, Bolsonaro reconoció que hubo “algunos deslices” durante su gobierno. Y recurrió a una analogía sobre los matrimonios, como hizo innumerables veces mientras estuvo en Planalto: “En cuatro años, todos los días eran lunes. Hubo agujeros? Sí, como es lógico. Cometemos algunos deslices en casa; quién dirá en el gobierno. Pero en casa sabemos quién es el responsable. Siempre somos nosotros, los maridos”, ironizó el expresidente.
Hasta entonces, la única manifestación pública de Bolsonaro sobre los actos golpistas en Brasilia había ocurrido la noche del día de la invasión, cuando habló en Twitter.
En esa ocasión, el expresidente trató de hacer un paralelismo con otras protestas que tuvieron lugar en la capital federal en el pasado: “Las manifestaciones pacíficas, en forma de ley, son parte de la democracia. Sin embargo, los depredamientos e invasiones de edificios públicos como los ocurridos hoy, así como los practicados por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”, escribió.
“A lo largo de mi mandato siempre he estado dentro de las cuatro líneas de la Constitución, respetando y defendiendo las leyes, la democracia, la transparencia y nuestra sagrada libertad”, continuó entonces.
En tanto, uno de sus aliados, el gobernador de Sao Paulo, Tarcísio de Freitas, afirmó ayer que Bolsonaro “no estimuló“ los ataques de sus partidarios contra las instituciones del Estado.
De Freitas dijo a EFE, durante el Foro Económico Mundial de la ciudad suiza de Davos, que Bolsonaro “condenó inmediatamente” los ataques y que “siempre condenó la violencia, los actos antidemocráticos y la depredación de propiedad pública o privada. De forma alguna se puede atribuir a él”.
De Freitas consideró que no hace falta que Bolsonaro regrese al país desde Estados Unidos, donde se encuentra desde el pasado 30 de diciembre, para dar explicaciones.
En ese sentido, apuntó que el expresidente “tiene todo el derecho de descansar y tener sosiego” donde él desee después de cuatro años de gobierno.
En base a O Globo (GDA) y EFE