Francia: coalición de izquierdas frenó a la ultraderecha en la segunda vuelta de las legislativas

Contra todo pronóstico, la alianza liderada por Mélenchon fue la gran ganadora, seguida por el partido de Macron y en tercer lugar el de Marine Le Pen.

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 Jean-Luc Melenchon
Fundador del partido de izquierda La France Insoumise (LFI) Jean-Luc Melenchon<i>.</i>
Foto: AFP.

AFP/EFE
La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) ganaría las elecciones legislativas en Francia sin mayoría absoluta, tras un ajustado balotaje con la alianza del presidente Emmanuel Macron y la extrema derecha disputándose el segundo puesto, según las proyecciones.

El NFP obtendría entre 172 y 215 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional (cámara baja), seguido de la alianza oficialista entre 150 y 180 y el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados con entre 115 y 155, según cuatro proyecciones al cierre de los colegios electorales.

Los resultados suponen un revés para la líder ultraderechista Marine Le Pen, que fracasa en su intento de lograr la mayoría absoluta, que las proyecciones consideraban posible hace una semana, e incluso de ganar, como parecía posible hace dos días.

“Nuestro pueblo ha rechazado claramente el peor escenario posible”, declaró el líder izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, para quien el NFP, que carece de mayoría absoluta, deberá “gobernar”, pero sin “entablar negociaciones” con la alianza de Macron.

El presidente Macron esperará a que se reestructure la nueva Asamblea para decidir sobre el Gobierno, según anunció, mientras su primer ministro Gabriel Attal anunció su renuncia y Mélenchon y su partido, el gran ganador de ayer, exigen que se nombre a un primer ministro de izquierda.

Por su parte, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, aseguró que con los resultados de las legislativas de ayer “nadie puede apropiarse la victoria”, criticó al líder de la izquierda, Mélenchon, por hacerlo y pidió “más apertura a la derecha moderada republicana”.

Darmanin, que entró en el Gobierno procedente de la derecha moderada, pidió pactar con los diputados de esa posición para formar un futuro Gobierno. “Creo que hay que abrirse a la derecha republicana más de lo que lo hemos hecho hasta ahora”, señaló.

Estrategia

Los pactos implícitos entre el oficialismo y la coalición de izquierdas, consistentes en concentrar el voto en el candidato con más posibilidades de derrotar a RN en cada circunscripción en el balotaje, frustraron la victoria ultraderechista.

El candidato de RN a primer ministro, Jordan Bardella, denunció una “alianza del deshonor” y aseguró que su partido “encarna la única alternativa” para “enderezar” Francia.

“La marea sube. Esta vez no ha subido lo suficiente, pero sigue subiendo y, en consecuencia, nuestra victoria sólo se ha aplazado”, abundó Marine Le Pen. Un gobierno de su formación, que podría duplicar los 89 diputados de 2022, habría sido el primero ultraderechista en Francia desde la Liberación de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial y uno nuevo en la Unión Europea, junto a Italia, entre otros.

Artistas, deportistas, sindicatos y organizaciones se movilizaron para frenar la llegada al poder de la extrema derecha, como la estrella del fútbol Kylian Mbappé, que había llamado a votar “del lado bueno”.

Desde Italia, el papa Francisco advirtió ayer contra las “tentaciones ideológicas y populistas”, sin mencionar a ningún país.

Muestra de que los comicios eran cruciales, la cifra oficial de participación (59,71% a las 17H00) fue la más alta desde 1981, e incluso el expresidente socialista François Hollande volvió a la política y logró un escaño.

Macron había adelantado las legislativas previstas en 2027 para pedir una “aclaración” política a los franceses, a raíz de la victoria de RN en los comicios europeos del 9 de junio, en una decisión “arriesgada”, según analistas.

La respuesta de los electores fue reconducir los tres bloques surgidos de las elecciones de 2022 -izquierda, centroderecha y extrema derecha-, con una nueva relación de fuerzas y sin mayorías absolutas.

A menos de tres semanas del inicio de los Juegos Olímpicos de París, la incertidumbre planea sobre la composición del próximo gobierno.

El primer ministro, Gabriel Attal, anunció que presentará su dimisión el lunes, pero que continuará “mientras el deber lo exija”, a la espera de un nuevo gobierno.

Durante la campaña emergieron varias hipótesis: una coalición entre parte de la izquierda y el oficialismo, o incluso un gobierno tecnócrata con apoyo parlamentario en la segunda economía de la UE.

Pero una eventual coalición parece difícil por las críticas cruzadas entre La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) de Mélenchon, importante socio del NFP, y la alianza de Macron, que acusó a este partido de “antiparlamentario” y “antisemita”.

“Vamos a tener que comportarnos como adultos”, aseguró Raphaël Glucksmann, símbolo del ala socialdemócrata del NFP, para quien “dialogar” es “un cambio de cultura política” en una Francia poco acostumbrada al parlamentarismo.

posiciones. Fuentes del Elíseo indicaron que Macron “esperará a la estructuración de la Nueva Asamblea Nacional para tomar las decisiones necesarias” y que “en su papel de garante de las instituciones, velará para que se respete la decisión soberana de los franceses”.

En un discurso pronunciado ante centenares de personas reunidas en París para celebrar la victoria de la izquierda, Mélenchon consideró un “alivio” que no se haya producido la victoria anunciada de la extrema derecha. Pero también consideró que los resultados “confirman la derrota del presidente y de su coalición” y le pidió que “no intente escapar de esa derrota con subterfugios”.

El líder de la izquierda contestataria aseguró que el jefe de Gobierno tiene que ser del Nuevo Frente Popular, la coalición de izquierdas que su partido, la radical La Francia Insumisa, formó con socialistas, comunistas y ecologistas. “Y tiene que aplicar su programa y solo su programa”, recalcó Mélenchon, que rechazó entrar en negociaciones con la coalición de Macron. Además, consideró que el nuevo Ejecutivo tiene que aplicar su programa “por decreto”, con medidas como la derogación de la reforma de las pensiones aprobada el año pasado por Macron, introducir el bloqueo de los precios de algunos productos y subir el salario mínimo.

Según el primer ministro saliente Attal estas elecciones han evitado los tres grandes peligros que, según él, acechaban al país: una mayoría de la extrema derecha, una mayoría del NFP con un fuerte influjo de la extrema izquierda y la liquidación del movimiento político macronista.

Marine Le Pen
Marine Le Pen, candidata francesa.
Foto: AFP.

Por su parte, la líder ultraderechista Marine Le Pen lamentó la derrota de su partido en las legislativas de ayer, pero recordó que han duplicado sus apoyos, por lo que consideró que “pone los cimientos de la victoria futura”. “Esto es una victoria en diferido”, aseguró Le Pen, que no pidió la dimisión del presidente Macron, pese a lo que consideró un “fracaso” del jefe del Estado.

“Bon vent” a Le Pen de un líder secesionista

Uno de los países que estuvo más pendiente de las parlamentarias francesas ha sido España. Una vez se conocieron los resultados, el secretario de Organización del gubernamental Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Santos Cerdán, resaltó el “éxito del cordón sanitario de toda la izquierda frente a la ultraderecha en Francia”. “Es una gran noticia para todos los demócratas y para Europa. Es responsabilidad de todos defender los derechos y la convivencia y frenar los discursos basados en el odio y las mentiras”, ha escrito en su cuenta de la red social X.

De su lado, el expresidente del gobierno catalán, la Generalitat, el independentista Carles Puigdemont ha mandado un irónico “recuerdo” a Marine Le Pen. En un mensaje en su cuenta de X, dijo: “Un recuerdo para Marine Le Pen, que galleaba hace cuatro días y decía que sería implacable conmigo. Quienes han sido implacables han sido los electores franceses contra su partido, que la han hundido en una semana”. Y cerró su mensaje con la expresión “Bon vent”, que se usa para despedirse de alguien a quien no cuesta perder de vista.

Además

Fiesta en la Plaza de la República francesa

En París, que como las grandes ciudades francesas en general han sido un freno frente al empuje de la ultraderecha, la plaza de la República se transformó en una fiesta de millares de personas al caer la noche ayer.

Cánticos de “todos somos hijos de inmigrantes” o “todo el mundo detesta a Bardella” -en referencia a Jordan Bardella, el joven aspirante a primer ministro de Le Pen- sobresalían por encima del bullicio festivo, de los tambores y del ruido de petardos y pirotecnia.

Foco habitual tanto de celebraciones como de protestas de la izquierda, la estatua que preside la plaza y que representa a la República francesa fue tomada por decenas de personas con banderas de Francia y de formaciones políticas, pero también otras como la de Palestina para recordar una crisis que no ha dejado de estar presente en la campaña. En paralelo, el escrutinio oficial continuaba para reafirmar la victoria del NFP y las proyecciones de la futura Asamblea Nacional ajustaban las potenciales horquillas de escaños.

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