AFP, EFE
Israel bombardeó ayer domingo posiciones claves de los grupos terroristas Hezbolá en Líbano y Hamás en Gaza, sin dar tregua al conflicto poco después de que un ataque israelí contra Irán como respuesta a los misiles que cayeron en su territorio.
El ejército israelí afirmó que mató a “70 terroristas de Hezbolá y bombardeó más de 120 objetivos” de esta milicia chiita proiraní en las últimas 24 en el sur de Líbano. También reportó la muerte de cuatro soldados en combates.
En la Franja de Gaza el ejército indicó que eliminó en las últimas 24 horas a “40 terroristas en Jabaliya”, en el norte del enclave, donde lanzó una nueva ofensiva el 6 de octubre para impedir, según afirma, que Hamás se reagrupe.
Israel libra una guerra contra Hamás en Gaza y contra Hezbolá en Líbano. Ambas formaciones son respaldadas por Irán y pertenecen a lo que la República Islámica denomina el “eje de resistencia” al Estado hebreo.
Mientras la comunidad internacional multiplica los llamados a la contención a ambas partes del conflicto, Irán afirmó su derecho a defenderse tras los ataques aéreos israelíes del sábado contra instalaciones militares en varias regiones iraníes. Las autoridades iraníes indicaron que los ataques causaron “daños limitados” y el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, afirmó que los bombardeos no debían ni “exagerarse ni minimizarse”.
Sin embargo, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, sostuvo que el ataque aéreo contra Irán fue “preciso y potente” y cumplió todos sus objetivos. “Prometimos que responderíamos al ataque iraní y el sábado atacamos”, dijo Netanyahu en un discurso ayer domingo.
Los bombardeos israelíes fueron una respuesta al ataque iraní con misiles del 1 de octubre contra Israel. Teherán presentó su agresión como represalia a los bombardeos israelíes contra Líbano que costaron la vida a un general iraní y al jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá, a finales de septiembre.
También justificó la operación como una respuesta al asesinato en suelo iraní del entonces líder de Hamás, Ismail Haniyeh, imputado a Israel.
Estados Unidos
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, mantuvo ayer una llamada con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, para tratar la “información preliminar sobre el éxito de los ataques” contra Irán lanzados en la madrugada del sábado, según un comunicado de su oficina.
Los ataques estuvieron dirigidos contra “plantas de fabricación de misiles, formaciones de misiles tierra-aire y capacidades aéreas iraníes”, detalló el Ministerio de Defensa.
Gallant agradeció a Austin el apoyo militar de EE.UU., y en especial el envío del sistema antimisiles de gran altitud THAAD, que fue desplegado recientemente en Israel para reforzar su defensa aérea frente a posibles ofensivas con misiles y drones de Irán y de sus aliados de Hezbolá en Líbano.
Es la segunda llamada que los responsables mantienen en los últimos dos días, después de que Gallant y Austin hablaran durante la misma noche del viernes al sábado para tratar el ataque.
En un comunicado emitido por el portavoz del Pentágono, el general de brigada Pat Ryder, Austin reafirmó a Israel “el compromiso férreo de EE.UU. con la seguridad y el derecho de autodefensa” del país.
Antagonismo
Netanyahu, reprochó al ministro de Defensa, Yoav Gallant, las dudas que expresó sobre la posibilidad de que todos los objetivos de guerra puedan alcanzarse a través de la presión militar y le recordó que “están determinados por el Gabinete”.
“La carta (en referencia a las declaraciones) de Gallant es extremadamente desconcertante. Hay una brújula y son los objetivos de la guerra determinados por el Gabinete, que se ponen a prueba constantemente y que incluso se han ampliado”, recoge un comunicado de la oficina israelí.
El titular de Defensa, en un discurso pronunciado en un homenaje celebrado ayer domingo por los soldados caídos en los ataques del 7 de octubre, subrayó que el regreso a casa de los casi un centenar de rehenes que siguen en Gaza no se podrá lograr a través de la presión militar y que requerirá llevar a cabo “compromisos dolorosos”. “Debemos hacerlo por los rehenes, por sus familias, por los soldados que cayeron por este objetivo, por el legal del Ejército”, agregó Gallant.
El Gobierno israelí estableció cuatro grandes objetivos: desmantelar las capacidades militares y gubernamentales de Hamás; el regreso a casa de los rehenes; que Gaza no suponga una amenaza para Israel y el retorno de los más de 80.000 evacuados del norte de Israel.
Netanyahu confía en el regreso de Trump
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confía en un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca para tener más libertad de acción en las guerras que lleva adelante en Oriente Medio.
La presidencia de Trump fue provechosa para Netanyahu. Durante su mandato (2017-2021) Estados Unidos trasladó su embajada a Jerusalén y reconoció la soberanía de Israel en los ocupados Altos del Golán. Además Trump contribuyó a la normalización de las relaciones entre Israel y tres países árabes, retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, enemigo de Israel al que volvió a imponer duras sanciones económicas.
Esto lleva a los analistas a pensar que Netanyahu espera una victoria electoral de Trump que, sin embargo, ha lanzado mensajes algo ambiguos sobre Israel a lo largo de su campaña. Así, por un lado ha animado a Israel a bombardear las instalaciones nucleares de Irán pero, al mismo tiempo, ha dicho que “el ataque del 7 de octubre nunca hubiera ocurrido si él hubiera sido presidente” y que presionará a Israel para terminar las guerras en curso. “Uno de los hitos de Netanyahu son las elecciones de Estados Unidos. Reza por una victoria de Trump porque piensa que le dará mucha libertad de movimiento y le permitirá hacer lo que aspira”, afirmó Gidon Rahat, profesor de ciencia política en la Universidad Hebrea de Jerusalén. [AFP]
Agencia de refugiados de la ONU en Israel
La Knéset (Parlamento israelí) retomará hoy lunes su actividad parlamentaria tras concluir un receso de tres meses, y todo apunta a que lo hará aprobando varias leyes que prohibirían a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), que la vinculan a Hamás, operar en territorio israelí, incluido el este de Jerusalén, anexionado unilateralmente en 1980.
El pasado 22 de julio, los legisladores dieron el primer paso aprobando en primera lectura -las leyes israelíes necesitan tres lecturas para ser ratificadas- tres proyectos de ley destinados a prohibir sus actividades en Israel, a despojar al personal de sus inmunidades y privilegios, y a declararla “organización terrorista”.
Israel ha justificado estas leyes asegurando que unos 2.100 empleados de la Unrwa pertenecen al grupo terrorista palestino Hamás, pero sin presentar pruebas contundentes.
El pasado enero acusó a doce de sus trabajadores de participar activamente en los ataques del 7 de octubre, a lo que la agencia respondió de inmediato abriendo una investigación interna y despidiéndolos.
La agencia, que cuenta con más de 30.000 empleados, aseguró meses después que Israel no había presentado pruebas concluyentes sobre la implicación de estos trabajadores en los atentados, mientras que una investigación independiente, a cargo de la exministra francesa de Exteriores Catherine Colonna, avaló en marzo la neutralidad de la actividad humanitaria de la agencia. Tras las acusaciones, unos 18 países anunciaron que retiraban sus fondos, incluidos sus principales donantes -EE.UU., Alemania, Japón o Francia- lo que supuso un recorte del presupuesto de 450 millones de dólares. La mayoría de países, incluidos Canadá, Suecia, Australia o la propia Unión Europea, retomaron meses después la financiación a la Unrwa ante la inconsistencia de las pruebas de Israel. Solo EE.UU. mantiene su decisión.
El primer proyecto de ley, presentado por el diputado del Likud -el partido de Netanyahu- Boaz Bismuth, busca detener por completo las operaciones de la UNRWA en Israel.
El segundo proyecto busca revocar las exenciones otorgadas a la agencia de la ONU, entre ellas las fiscales y su estatus de inmunidad. [EFE]
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