CRISIS
En esta guerra con Ucrania, luego del presidente ruso, el hombre clave es el general Gerasimov, autor de una doctrina y nombrado por Putin hace 9 años al frente del conjunto de las fuerzas armadas.
¿Puede Vladimir Putin en un arranque impulsivo apretar el botón nuclear? La respuesta, hasta donde se sabe, es no. Por cuestiones de seguridad, en Rusia hay tres “cheguets” (maletines nucleares). Uno acompaña a todos lados al presidente ruso, y los otros dos los tienen el ministro de Defensa, Sergey Shoigu, y el jefe de Estado Mayor Conjunto, Valery Gerasimov. Es necesario que al menos dos de los tres activen los códigos para lanzar un ataque nuclear, y uno de ellos debe ser necesariamente el presidente.
Por eso, cuando Putin advirtió este domingo que había puesto en alerta sus fuerzas de disuasión nuclear, lo hizo sentado a una larga mesa -como las que acostumbra usar en estos tiempos de pandemia- en cuyo extremo estaban precisamente los otros dos dueños de los estratégicos maletines, Shoigu y Gerasimov.
Los tres cheguet (?????), son similares. Pesan unos 11 kilos y, además de un teléfono, tienen una terminal con numerosos códigos encriptados, conectada al sistema especial de telecomunicaciones reservado para emergencias nucleares, que se denomina Kavkaz.
Y en esta guerra con Ucrania, luego de Putin, el hombre clave es Gerasimov que es mucho más que uno de los portadores del famoso maletín. El general, de 66 años, nombrado por Putin hace 9 años al frente del conjunto de las fuerzas armadas, es también autor de la llamada “doctrina Gerasimov”, una estrategia de guerra adaptada a los tiempos modernos de “guerra híbrida”, en la que no alcanza con las armas convencionales para ganar el combate.
“En los conflictos contemporáneos es cada vez más frecuente que se dé prioridad a un uso conjunto de medidas de carácter no militar, políticas, económicas, informativas y de otro tipo, que se ponen en práctica con el sostén de la fuerza militar. Son los llamados métodos híbridos”, dijo Gerasimov en 2013 en su discurso “El valor de la ciencia radica en su anticipación”.
Como no hay nada nuevo bajo el sol, varios autores atribuyen a otros estrategas esta doctrina. Pero lo cierto es que se la suele denominar con el nombre del alto jefe ruso.
Para él, en la guerra actual hay que asimilar muchas de las tácticas que emplea, por ejemplo, el terrorismo, que en muchos casos se mostró capaz de derrotar a ejércitos convencionales. En ese sentido, también las “revoluciones de colores”, en los países exsoviéticos, las “primaveras” en el mundo árabe, o los ataques cibernéticos, son un buen ejemplo de estrategias híbridas. Otro antecedente es la doctrina china de “guerra sin restricciones” de 1999.
Gerasimov no entiende entonces el actual conflicto con Ucrania únicamente como el avance sobre territorio enemigo con tanques, aviones y soldados. Según su estrategia la guerra debe desarrollarse también en el plano legal, económico, comunicacional, cibernético y mediático. En esos terrenos la modalidad de combate muchas veces se expresa creando confusión y debilitando al enemigo mediante campañas psicológicas.
Una de las ventajas de la hibridez es que queda desdibujada la línea que divide la paz de la guerra, porque todo es parte de una misma estrategia. En esa sentido, no habría que confundir las negociaciones diplomáticas que se desarrollan en Bielorrusia entre rusos y ucranianos, como si fueran algo diferente de la estrategia bélica del Kremlin para este conflicto.
La doctrina Gerasimov da vuelta entonces al famoso principio de Karl Clausewitz (1780-1831) de que “la guerra es la continuación de la política, pero por otros medios”. El jefe ruso ve en cambio a la política como la continuación de la guerra con otros recursos.
Gerasimov, nacido en Kazán, unos 700 kilómetros al este de Moscú, que se graduó con honores a los 18 años en la Escuela Militar Kazan Suvorov, inició en el regimiento de tanques su rápido ascenso en la carrera castrense. Pero se convirtió en un hombre clave del poder en Rusia desde su nombramiento como jefe del Estado Mayor Conjunto en noviembre de 2012 y especialmente a partir de sus actuaciones en la ocupación de Crimea en 2014 y la participación rusa en la guerra en Siria al año siguiente. Fue luego de este último conflicto que en mayo de 2016 Putin lo honró con la más alta condecoración estatal: “Héroe de la Federación de Rusia”.
La semana pasada, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos agregó a Gerasimov a la lista de personas sancionadas con el bloqueo económico de sus bienes en el exterior, por ser “directamente responsable de la nueva invasión de Ucrania”. Pero al mismo tiempo, como Washington sabe que es un hombre clave en el Kremlin, trabaja para reabrir los canales no oficiales de comunicación entre Gerasimov y el Jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley.
Por lo pronto, las sanciones occidentales no afectan demasiado al alto jefe militar ruso. El hombre clave de Putin en el terreno militar, sigue teniendo uno de los tres controles de los estratégicos cheguet que pueden llevar al mundo, según advirtió Putin la semana pasada, a “consecuencias nunca antes vistas en la historia”.