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Gobernar al estilo de Netflix: la política francesa se convierte en una serie de televisión

Politólogos y expertos en comunicación observan la influencia de los giros narrativos propios de ficciones como ‘Baron Noir’ o ‘La fièvre’ en la estrategia de Macron para las elecciones legislativas.

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Emmanuel Macron en el Palacio de Eliseo, sede de la Presidencia de Francia
Emmanuel Macron en el Palacio de Eliseo, sede de la Presidencia de Francia
Foto: AFP

Alex Vicente - El País de Madrid
La política francesa se ha convertido en una trama de suspense. En las dos semanas transcurridas desde la disolución sorpresa de la Asamblea Nacional por parte del presidente Emmanuel Macron, que precipitó una convocatoria de elecciones legislativas a finales de mes, muchos se han sentido atrapados en los giros inesperados y los golpes de efectos propios de una serie televisiva de tema político. Un síntoma de la convergencia creciente entre la comunicación política y las estrategias narrativas de las plataformas, que no es un fenómeno nuevo, pero que se ha acentuado durante los siete años que Macron lleva en el poder. La desintegración en tiempo real del campo político francés daría para una ficción trepidante, con sus golpes bajos entre enemigos íntimos, sus traiciones dentro de cada partido y alianzas oportunistas en cada clan. Solo que esto es la realidad.

Para entender lo sucedido, muchos invocan los códigos de la ficción. “Una serie televisiva pasada de vueltas”, definió The New York Times. “Un torbellino melodramático propio de un vodevil”, aseguró Politico. “Fue una disolución al estilo de Netflix”, opina Raphaël Llorca, ensayista y experto en comunicación. “El presidente quiso capitalizar el efecto de shock y plantear un relato capaz de movilizar a todo el país, en el marco de una construcción narrativa de la realidad”, asegura. El problema es que puede que el narrador omnisciente que quiere encarnar Macron ya no tenga la credibilidad suficiente para que este nuevo relato resulte convincente.

Por su parte, Le Figaro comparaba los acontecimientos con La fièvre, serie que describe una Francia inmersa en un clima de preguerra civil, inspirada en las tesis del politólogo Jérôme Fourquet sobre la “archipielaguización” del país, o una fragmentación de la sociedad en identidades distintas y enfrentadas. Movistar+ la estrenará en España el 8 de julio.

Le Pen y Macron protagonizaron anoche el último debate antes de las elecciones.
Le Pen y Macron: en el último debate antes de las pasadas elecciones.
Foto: Archivo El País

Se trata del nuevo proyecto del creador de Baron Noir, Eric Benzekri, antiguo asesor de Jean-Luc Mélenchon, considerado un oráculo por haberse avanzado a acontecimientos reales en sus ficciones televisivas. Benzekri cenó con Macron en el Elíseo en plena campaña de las presidenciales de 2022. Y dos de los asesores del presidente, Bruno Roger-Petit y Jonathan Guémas, supuestos responsables de esta inesperada disolución, se reunieron con el guionista hace unos meses en su domicilio, según Le Monde, para ver el primer episodio de La fièvre. No es extraño que el presidente introdujera un guiño a la serie en el discurso con el que el adelanto electoral, al hacer alusión a “una fiebre que se ha apoderado en los últimos años del debate público y parlamentario en Francia, un desorden preocupante”. La fièvre ha sido tan impactante que la Fundación Jean Jaurès, próxima al Partido Socialista, encargó un informe de 100 páginas para extraer lecciones políticas de esa ficción.

“Macron ha llevado la política al universo de las series de televisión. La secuencia de la disolución ha sido escrita, guionizada y llevada a la pantalla como un episodio de una serie”, opina el ensayista Christian Salmon, autor de libros como Storytelling y La era del enfrentamiento, que analizaban la influencia de las estrategias propias de la ficción en la comunicación política. “Los asesores de Macron, formados con series políticas como El ala oeste de la Casa Blanca o House of Cards, son unos virtuosos del cliffhanger [final en suspenso]. La decisión, que pudo parecer repentina e impulsiva, fue tomada por grupos de estrategas parecidos a los guionistas de las writers’ rooms donde se elaboran los episodios de las series, y no en reuniones interministeriales”.

La reciente serie de Netflix nos presenta a Spacey en la piel del inescrupuloso Underwood.
El inescrupuloso Frank Underwood: “Los asesores de Macron se formaron con series políticas como House of Cards".

Hace años que el cine y las series inspiran a los políticos, pero la actualidad francesa apunta a un cambio de paradigma. Del idealismo del presidente Bartlet en El ala oeste de la Casa Blanca a los golpes bajos de las series francesas de nuevo cuño, del paraíso danés y centrista de Borgen a las tramas hiperbólicas de Scandal, y del utopismo del guionista Aaron Sorkin a la intensidad amarillista, y adictiva como la cocaína, de las series de su colega Shonda Rhimes. “Los asesores de comunicación que rodean al presidente están muy influidos por el lenguaje televisivo. Uno de los consejeros de Macron, Ismaël Emelien, era un gran admirador de El ala oeste”, confirma Gaspard Gantzer, que fue asesor de comunicación de François Hollande en el Elíseo antes de aliarse con Macron en 2017 (y de romper con él tres años después). Para el especialista y expolítico, el ascenso del mandatario se ha producido, no por casualidad, “en paralelo a la explosión definitiva de Netflix y el resto de plataformas”. “La guionización de la vida política ha sustituido la ideología y la visión a largo plazo. Ahora ya solo hay golpes de efecto”, asegura Gantzer.

En Francia, los vasos comunicantes entre ficción audiovisual y política son cada vez más evidentes. El exprimer ministro Édouard Philippe, candidato a la sucesión de Macron, ha escrito el guion de una serie para la televisión pública sobre… un aspirante al Elíseo. La showrunner Fanny Herrero, creadora de la serie Call my agent, fue solicitada para un ministerio para “guionizar secuencias políticas”. Les dijo que no. El propio Macron protagonizó un remedo de serie documental en YouTube, Le candidat, que reflejaba la evolución de su campaña de 2022, a base de un episodio al día. Además, el Elíseo permitió que varias escenas de Baron Noir y La fièvre fueran rodadas en su interior.

En la primera, realidad y ficción se confundían sospechosamente. La bofetada recibida por Macron en 2021 durante una visita oficial se anticipó a la que recibió, un año antes, la protagonista de esa serie, Amélie Dorendeu, política socialista reconvertida en presidenta centrista, igual que el inquilino del Eliseo. En 2020, la serie había descrito el ascenso de un youtuber antisistema y conspiranoico. Dos años después, sus rasgos parecían reconocerse en la figura de Éric Zemmour, antiguo editorialista abocado al populismo ultraderechista. Al final de la segunda temporada, Dorandeu también disolvía la Asamblea Nacional ante la amenaza de un atentado islamista para formar un gobierno de unión nacional. Por su parte, La fièvre da cuenta del clima de crispación que domina en la Francia de hoy, imaginando un enfrentamiento identitario entre dos bloques, uno de ultraderecha y otro de extrema izquierda, al que apuntan los peores presagios. En una entrevista con el podcast Génération Do It Yourself, Macron habló este lunes de “dos extremos” que pueden llevar a Francia “a la guerra civil”, otro guiño no necesariamente sutil a esa ficción televisiva.

Edouard Philippe y Emmanuel Macron. Foto: AFP

“Esas dos series son las que más ha estudiado el poder actual. Las dos demuestran que la política es, ante todo, una cuestión de relatos enfrentados. Tiene que ganar el mejor”, analiza Alexandre Gefen, investigador del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS). “Baron Noir reflejó el fin del sistema bipartidista y el declive del viejo socialismo, mientras que La fièvre revela una reorganización política en torno a dos extremos que han vaciado el espacio del centro, dejándolo inhabitable”. Lo que nadie conoce es el desenlace de esta serie inscrita en la vida real, que terminará el 7 de julio con la segunda vuelta de las legislativas, que podrían concluir con la victoria del RN de Marine Le Pen y Jordan Bardella. “Acabará con la dimisión del presidente”, se aventura Gantzer, que cree que su soledad será insostenible tras el escrutinio. Nadie prometió un final feliz para todos los personajes.

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