EFE, AFP
Una intensa jornada de movilizaciones contra la reforma judicial del gobierno de Benjamin Netanyahu culminó ayer por la noche con multitudinarias protestas en las ciudades de Israel, entre ellas Tel Aviv, Jerusalén, Haifa o Beer Sheva, en otra demostración ciudadana de fuerza contra el polémico plan.
La movilización más masiva fue en Tel Aviv, centro neurálgico de las manifestaciones, e incluyó una gran protesta ante el principal aeropuerto del país, Ben Gourion, donde los participantes querían bloquear el acceso. Hubo además marchas de sur a norte en toda la ciudad y acciones de desobediencia civil como cortes de rutas.
La policía, ante esto, afirmó que “la libertad de manifestarse” está garantizada en el respeto del “orden y la ley”, según un comunicado. En total, 42 manifestantes fueron detenidos en todo el país por “alteración del orden público”, agregó la policía.
La jornada, denominada “Día de Resistencia”, integró a los principales movimientos de protesta que desde hace seis meses han liderado la lucha contra la reforma judicial, entre ellos soldados reservistas, académicos, empleados y entidades civiles.
Según los detractores, el plan acabaría con la separación de poderes, socavaría la independencia de la Justicia y daría poder casi ilimitado al Ejecutivo, lo que llevaría a Israel hacia ciertos niveles de autocracia y “dictadura”.
Ante ello, las movilizaciones se vienen repitiendo semanalmente desde hace más de medio año y han sido las más masivas en Israel en décadas.
El pasado marzo, incluso, consiguieron que Netanyahu frenara temporalmente la tramitación de la reforma para sentarse a negociar con la oposición, en un diálogo mediado por el presidente israelí.
Sin embargo, las conversaciones no desembocaron en acuerdos y el Gobierno volvió a poner en marcha el plan, validado en la madrugada de ayer en el Parlamento en primera instancia.
El texto fue adoptado con 64 votos a favor, todos los diputados de la coalición gobernante. Los 56 legisladores de oposición votaron en contra.
Faltan dos votaciones más para la aprobación final de un proyecto de ley clave para la reforma, que eliminaría la doctrina de razonabilidad.
Esto permite hasta ahora al Supremo revisar y revocar decisiones gubernamentales si éstas son razonables o no, un poder que perdería en caso de aprobarse la legislación propuesta.
El gobierno argumenta que la razonabilidad da amplio margen a los tribunales para “inmiscuirse en asuntos políticos” y que les impide llevar a cabo políticas por las que ganaron las elecciones. Aseguran que no hay doctrina semejante en el sistema judicial de otros países, donde la revisión judicial está más limitada que en Israel, donde todavía podrá realizarse en base a supuestos como ilegalidad, discriminación o desproporcionalidad, sostienen.
Huelga general
En tanto, la Histadrut -la federación de sindicatos de Israel- hizo ayer un llamamiento a Netanyahu para que frene la reforma judicial y amenazó con convocar otra huelga general “si es necesario”.
“Detenga el caos en la sociedad israelí lo antes posible. La pelota está de su lado. Cuando la situación llegue a un extremo y se hayan tomado todos los demás caminos, intervendremos y usaremos nuestro poder”, afirmó ayer en rueda de prensa el jefe de Histadrut, Arnon Bar-David, en referencia a la posibilidad de una huelga general.
El pasado 29 de marzo, cuando la presión en las calles llegó a un punto álgido en contra de la reforma judicial -cuando estaba a punto de aprobarse una ley para cambiar la composición del comité de selección de jueces- Histadrut convocó una huelga general que obligó a Netanyahu a congelar la tramitación de esa legislación.
Por su parte, unos mil manifestantes protestaron ante el Consulado de Estados Unidos en Tel Aviv e instan a la Administración demócrata de Joe Biden “a seguir apoyando” a los movimientos “que luchan incansablemente por la democracia israelí”.