El gobierno argentino espera que la decisión de las autoridades de las Islas Malvinas (Falklands) de prohibir el descenso de pasajeros que viajaban a bordo del crucero Star Princess, entre ellos argentinos, no se trate de un nuevo "acto hostil".
Según informa hoy el diario La Nación, el hecho se conoció por la denuncia de uno de los tripulantes, el cual dijo que el gobierno de las islas impidió recalar el crucero porque se habían registrado unos 20 casos de gastroenterocolitis.
La cancillería argentina dijo esperar que la medida "se base en razones estrictamente objetivas y que no se trate del enésimo acto hostil dirigido a turistas de varias nacionalidades, así como contra ciudadanos argentinos que tienen el simple deseo y la aspiración de conocer las Islas Malvinas".
Las autoridades de Malvinas, a las que Argentina considera "ilegítimas", señalaron que la decisión se tomó porque el virus "se ha convertido en un problema grave en los hospitales y barcos de todo el mundo".
El gobierno de Cristina Fernández sostuvo que "la nave, propiedad de una empresa estadounidense, había cumplido previamente con los protocolos sanitarios tanto de la Argentina como de Chile".
Entre los pasajeros había varios argentinos que pretendían rendir homenaje a los soldados caídos en la guerra de las Malvinas (1982), en la que murieron 649 argentinos y 255 británicos, y que terminó con la rendición del vecino país.
En base a AFP