HOMICIDIO EN COLOMBIA
Creen que el atentado se planificó con anticipación y que Marcelo Pecci fue seguido desde Asunción.
El Gobierno de Paraguayconfirmó ayer miércoles que el fiscal antimafia Marcelo Pecci “era el objetivo” del ataque a tiros que terminó con su vida el martes en la isla colombiana de Barú, donde se encontraba de luna de miel. Además, maneja la hipótesis de que detrás de este asesinato esté el Clan del Golfo, uno de los carteles de narcotráficos más grandes de Colombia y cuyo líder acaba de ser extraditado a Estados Unidos.
“Entendemos que era el objetivo, pero se están analizando varias alternativas y curso de acción”, dijo el ministro del Interior de Paraguay, Federico González, luego de una reunión con el presidente Mario Abdo Benítez.
Pecci fue asesinado el martes por dos hombres que le dispararon en Barú, una isla ubicada a unos 40 minutos en lancha desde el balneario de Cartagena de Indias, donde estaba junto a su esposa, la periodista Claudia Aguilera.
Flanqueado por el canciller, Julio César Arriola, y otros funcionarios, González destacó el trabajo coordinado con Colombia y la colaboración de agentes de Estados Unidos.
Sobre las posibles causas del atentado, el ministro paraguayo aseguró que “hay varias líneas de investigación”.
En ese sentido, no descartó la posibilidad de que el fiscal Pecci hubiese sido seguido desde Paraguay o que detrás del atentado esté el Clan del Golfo, cuyo líder máximo, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, fue recientemente extraditado a Estados Unidos. “Todas esas posibilidades están siendo investigadas en este momento tanto en Colombia como acá en Paraguay”, agregó.
“Pensamos de que el seguimiento (al fiscal Pecci) pudo iniciarse acá”, dijo por su parte el comandante de la Policía Nacional del Paraguay, Gilberto Fleitas.
El jefe policial aseguró que entre los procesos a cargo de Pecci hay algunas “con condenas importantes”, que incluían incluso a extranjeros en el país.
La fiscal general de Paraguay, Sandra Quiñónez, dijo el martes por la noche con el canal SNT que no desechan la posibilidad de que el crimen haya sido ordenado desde el país. “Nada se puede descartar dentro de una investigación, que el seguimiento haya sido desde acá”, admitió Quiñónez, quien advirtió que el trabajo de Pecci “traspasaba” las fronteras paraguayas. “Pudieron seguirlo desde acá. Se pudo haber hecho el trabajo de inteligencia desde acá y allá consumaron el hecho”, agregó.
La información procedente de Colombia refuerza la hipótesis de que el fiscal fue seguido desde Paraguay y que su asesinato se planificó con mucha antelación.
En Paraguay, Pecci tenía un esquema de protección, pero a Colombia viajó sin seguridad y tampoco informó a las autoridades locales de su llegada, por tanto no se le había asignado guardaespaldas. Esto fue clave para facilitar la acción de los sicarios. De hecho, la esposa de Pecci le dijo al diario El Tiempo que se sentían tranquilos y que estaban sin seguridad. “No teníamos amenazas”, dijo.
“El homicidio del fiscal Pecci fue planeado con antelación, no fue al azar”, dijo una fuente de la investigación a El Tiempo.
Aunque la Policía de Colombia no hizo señalamientos de quiénes estarían detrás del homicidio, la fiscal de Paraguay Sandra Quiñónez, sí apuntó hacia las “grandes estructuras criminales”.
Esas redes criminales asentadas en Panamá y que tienen nexos directos con narcotraficantes de Brasil y Bolivia, están en la primera línea de sospechosos. De hecho, muchos de los golpes liderados por el fiscal asesinado estaban relacionados con alianzas entre redes de esos dos países y ciudadanos paraguayos.
Fuentes consultadas por el diario El Tiempo señalaron que a Pecci “lo siguieron hasta Barú, donde él bajó la guardia por encontrarse en una actividad personal”. De igual forma, la fuente señaló que “este es un crimen planeado con tiempo, por una mafia. Diseñado y pensado con el único fin de aniquilarlo, por eso, en una primera hipótesis sin descartar nada, apuntamos a una retaliación dirigida desde Paraguay”.
En Paraguay, Pecci direccionó especialmente operativos contra redes de tráfico de droga establecidas en Brasil y Bolivia. En su carrera tuvo diversos casos relacionados con la mafia.
El embajador de Estados Unidos en Paraguay, Marc Ostifield, condenó el asesinato del fiscal: “Nos unimos al dolor del pueblo paraguayo ante el asesinato del fiscal Pecci (…), este lamentable hecho enluta a nuestras naciones. Más que nunca, reforzaremos el trabajo conjunto para enfrentar al crimen organizado en Paraguay y el hemisferio”. (EFE y El Tiempo/GDA)