Gorbachov, héroe en una tragedia

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Gorbachov preocupado por los nuevas tensiones entre Rusia y EE.UU. Foto: EFE
GRAF5874. MOSCÚ, 01/03/2021.- El último dirigente de la URSS, Mijaíl Gorbachov asiste a la obra de teatro "Gorbachov" en Moscú, Rusia. El último dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov, cumple el martes 90 años completamente aislado del mundo por la pandemia, preocupado por el renovado antagonismo entre Rusia y EEUU, según sus allegados, y mortificado por sus enemigos. EFE/Teatro de las Naciones de Moscú SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)
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ANÁLISIS

Los buenos y malos momentos de la niñez dejan huellas hasta la muerte. Mijaíl Gorbachov no solo aprendió de sus experiencias, sino que fueron una guía durante toda su vida.

Las experiencias en los primeros años de vida son determinantes para forjar la personalidad de los seres humanos. Los buenos y malos momentos de la niñez dejan huellas hasta la muerte. Mijaíl Gorbachov no solo aprendió de sus experiencias, sino que fueron una guía durante toda su vida.

Gorbachov nació en 1931 en Privolnoie, un pequeño pueblo situado a unos 145 kilómetros al norte de la ciudad rusa de Stávropol, en el Cáucaso, en plena colectivización de la tierra en la URSS. Era una época de hambre y violencia. Sus dos abuelos fueron víctimas de la persecución de Stalin -uno arrestado en 1934 y el otro en 1937-, pero sobrevivieron al Gulag.

Su pueblo fue ocupado por los nazis en 1942 en la Segunda Guerra Mundial, y golpeado por una fuerte hambruna entre 1944 y 1946.

“Resulta difícil imaginar una época más atroz, y el hecho de vivirla influyó a todas luces en la visión última de Gorbachov sobre el estalinismo y la necesidad imperiosa de condenar sus prácticas, o sobre la fuerza y la violencia y la obligación de no recurrir a ella”, escribe William Taubman en su biografía Gorbachov. Vida y época (Debate, 2018).

El niño Mijaíl creyó haber perdido a su padre, cuando su nombre apareció por error en la lista de caída en la guerra. Incluso llegaron a recibir una carta en 1944 donde el Ejército les informaba que Serguéi Gorbachov “había muerto como un valiente”. Tres días después recibieron otra carta, esta firma por el padre, en la que anunciaba que estaba vivo.

Al año siguiente la familia se reencontró. “Me apretujó y me abrazó contra él. Entonces reparó en que yo llevaba una camisa muy tosca hecha de heno y también unos rústicos pantalones de lana hechos en casa. Iba, por otra parte, descalzo, pero estaba muy saludable y me quedé allí de pie. Él me miró de nuevo y dijo algo que nunca he olvidado: ‘Luchamos hasta que ya no quedó nadie más contra quien pelear. Es como hay que vivir`”.

Los padres de Gorbachov apenas tuvieron educación formal: el padre solo cuatro años y la madre era analfabeta. Sin embargo, supieron inculcarle a su hijo la importancia del estudio.

Taubman cuenta que en 1944 el adolescente Mijaíl había perdido interés en el estudio. Entonces su padre desde el frente de batalla le pidió a su esposa “vender todo lo que tenemos” para comprar libros porque “Mijaíl debe estudiar”. Y reproduce el siguiente diálogo entre Mishka como le decían, y uno de sus abuelos.

-Tomas mis botas -añadió el abuelo Panteléi.

-Pero si no tengo abrigo que ponerme -objetó el nieto.

-Usa el mío -replicó Panteléi- Tienes que estudiar Mishka. Es lo que se requiere para ser una persona de verdad. ¡Estudia mucho!

El joven Mishka lo hizo y así fue como egresó de la Universidad de Moscú.

Además, siempre mantuvo en su vida una “actitud maximalista”, para lograr lo que parecía imposible.

Taubman cuenta otra anécdota reveladora en la biografía del último líder soviético. Karadogina, una amiga de la juventud, recibió una carta de Gorbachov cuando estaba en la universidad que terminaba con la frase en latín Dum spiro spero (Mientras respiro, tengo esperanzas).

“Puede que este fuera su lema cuando su sueño de transformar la Unión Soviética se desplomó a su alrededor -dice Taubman-. En la postal que le envió de vuelta, la respuesta de Karagodina parecía una advertencia al hombre que intentó cambiar el mundo: ‘Respira, pero ¡no esperes demasiado¡’”.

Taubman concluye su biografía sobre Gorbachov con un fallo que hoy medio mundo comparte: “A pesar de sus errores y su fracaso en lograr todos sus nobles propósitos, fue, en efecto, a fin de cuenta, un héroe dentro de una tragedia, y solo por eso merece nuestra comprensión y admiración”.

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