AFP, Agencia EFE
La eliminación de Hasán Nasralá a manos de Israel pone al debilitado grupo terrorista libanés Hezbolá ante una disyuntiva existencial: dar una respuesta sin precedentes, o no hacerlo y asumir “una derrota total”, apuntan analistas.
Considerado como el hombre más poderoso de Líbano, Hasán Nasralá fue durante más de 30 años el rostro del grupo proiraní Hezbolá, archienemigo de Israel.
Su muerte, el viernes, en un bombardeo en Beirut, el más fuerte hasta la fecha de una serie de ataques israelíes que fueron matando a los más altos comandantes del grupo terrorista, incrementa al máximo la presión sobre esta organización. “Si Hezbolá no responde con su arsenal de misiles de precisión de largo alcance, se deduce entonces que no es capaz de hacerlo”, consideró Heiko Wimmen, especialista de la región en el International Crisis Group (ICG). “O asistimos a una reacción sin precedentes de Hezbolá (...) o es su derrota total”, agregó.
“Incapaz de protegerse”
Además de la eliminación de sus dirigentes, el ataque espectacular llevado a cabo a mediados de septiembre contra bíperes y walkie-talkies de los miembros de Hezbolá, que mataron a 39 personas e hirieron a unas 3.000, hizo tambalearse al grupo terrorista.
Hasán Nasralá mismo reconoció, apenas ocurrido el ataque, que fue “un golpe duro y sin precedentes”.
Para Sam Heller, analista de Century Foundation, el movimiento se enfrenta ahora a un problema existencial: si no responde, podría alentar a Israel a continuar sus ataques.
En un año de enfrentamientos transfronterizos entre ambos lados dle conflicto, al margen de la guerra en Gaza entre Israel y el grupo terrorista palestino Hamás, Hezbolá parecía estar controlando sus respuestas, al menos por el momento, según la mayoría de los analistas, aunque ya anunció que la situación “no quedará así”, según afirmaron sus líderes. “No mostraron los medios que pensábamos tenían”, declaró Heller, quien considera que Hezbolá quizá había “aparentado”, mostrando una imagen exagerada de sus capacidades de ataque. Otra posibilidad sería que la mayoría de esos elementos hubieran sido destruidos por los israelíes.
En cualquier caso, la fama del grupo terrorista libanés resultó resquebrajada.
Considerando la intensidad de la campaña de bombardeos masivos de Israel contra bastiones de Hezbolá en el sur y en el este de Líbano y en el suburbio sur de Beirut, el grupo “parece ahora incapaz de proteger a su base y a sí mismo”, según Heller.
Golpe contundente
“No hay palabras para describir el golpe contundente que significará para Hezbolá y para todo el país”, apuntó Amal Saad, investigadora libanesa de la Universidad de Cardiff. A su entender, el movimiento tendrá que responder para salvar la cara y “animar a sus partidarios”, pero también evitar que su respuesta no acarree “muchas bombas contra Beirut y todo Líbano”, señaló.
Sin embargo, aunque Hezbolá parezca “paralizado” por sus recientes derrotas, dista mucho de estar muerto, advirtió Mohanad Hage Ali, del Carnegie Middle East Center.
“Necesita una nueva dirección, un sistema de comunicaciones y restaurar la narrativa que impulsa el imaginario de sus simpatizantes”, dijo.
Para Amal Saad, Hezbolá fue concebido para “resistir conmociones de este tipo”. La experta citó como ejemplo la ejecución de Imad Mughniyeh, comandante militar de Hezbolá, en 2008 en Damasco, que no destruyó al movimiento.
El ministro Exteriores de Irán, Abás Araqchí, afirmó ayer domingo que la muerte del general de brigada de la Guardia Revolucionaria iraní en un ataque israelí en Beirut “nunca quedará sin respuesta”, así como otras bajas que han tenido sus grupos aliados en los últimos días.
“Diplomacia como única vía de salida”
El primer ministro libanés, Najib Mikati, consideró ayer domingo que la diplomacia es la única vía de salida en medio de los ataques israelíes y abogó por buscar soluciones al conflicto a través de los foros internacionales.
“No tenemos otra opción que la diplomacia, desde el inicio hemos pedido la aplicación completa de la resolución 1701 (del Consejo de Seguridad de la ONU) y el Gobierno se compromete a ello (...) Si se prolonga la guerra al final volveremos a la resolución 1701”, afirmó en una rueda de prensa. “El Líbano tiene fe en la comunidad internacional, en la legitimidad internacional y en la ONU, y no cree en la ley del más fuerte”, agregó el dirigente.
Mikati recordó que su Gobierno lleva pidiendo un alto el fuego en Gaza y en el Líbano, desde mucho antes de que los enfrentamientos iniciados hace casi un año entre Hezbulá e Israel derivaran en una oleada de violencia sin precedentes en décadas. “El cese el fuego en Gaza llevaría a un alto el fuego en Líbano y los habitantes volverían a sus casas en el norte de Israel, y todo volvería a la normalidad mientras nos tomamos tiempo para aplicar la resolución 1701”, reiteró el primer ministro.
Hezbolá insistió en estos meses en que solo pararía su lucha contra el Estado judío cuando terminara la guerra de Gaza, mientras la comunidad internacional aboga por la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que puso fin a la guerra de 2006 entre las partes.