AFP
Puerto Príncipe, la capital de Haití, quedó prácticamente paralizada ayer lunes, con escuelas y bancos cerrados, tras la declaración del estado de emergencia debido al asalto por parte de pandillas a una prisión que permitió la fuga de miles de reclusos.
La fuga masiva de la Penitenciaría Nacional, la principal cárcel del país, ocurrida tras un ataque pandillero que dejó al menos una docena de muertos, se produjo en medio de una nueva oleada de violencia en Puerto Príncipe, donde bandas armadas que controlan gran parte de la ciudad han atacado el aeropuerto internacionales y edificios policiales.
Esto llevó al gobierno el domingo a decretar el estado de emergencia en el departamento Ouest, que incluye Puerto Príncipe, y el toque de queda en la capital entre las 18:00 y las 05:00 locales hasta el miércoles 6 de marzo, informó un comunicado oficial. El secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró ayer “muy preocupado por el rápido deterioro de la situación de seguridad” en Haití.
Guterres “reitera la necesidad de una acción urgente, especialmente para dar apoyo financiero a la misión multinacional de seguridad” respaldada por Naciones Unidas, afirmó su portavoz, Stephane Dujarric.
Las pandillas han declarado que quieren la renuncia del primer ministro Ariel Henry, quien ha gobernado esta nación caribeña desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en 2021. Desde entonces, la presidencia ha estado vacante. Las últimas elecciones se celebraron en 2016.
Ariel Henry se encontraba en Kenia para firmar un acuerdo para el envío de policías de esa nación africana como parte de una misión apoyada por la ONU para restablecer el orden, por lo que el secretario de Economía, Patrick Michel Boisvert, debió firmar la declaración de emergencia como primer ministro en ejercicio.
El gobierno indicó que el objetivo de las restricciones es “restablecer el orden y tomar las medidas apropiadas para retomar el control de la situación” y que el toque de queda se instauró “debido a la degradación de la situación de seguridad” en Puerto Príncipe.
Además estimó que la fuga “de presos peligrosos” pone en “riesgo la seguridad nacional”.
Tras la muerte de Jovenel Moïse, Haití se ha visto sumida en una grave crisis política, humanitaria y de seguridad, con las fuerzas estatales se ven desbordadas por la violencia de bandas que ya tomaron control de zonas enteras del país, incluida la capital.