Trece días después del terremoto en el que murieron más de 40.000 personas en Turquía y Siria, los socorristas turcos encontraron ayer sábado a tres personas vivas entre los escombros, aunque una de ellas, un niño de 12 años, falleció poco después.
Más de 43.000 personas murieron después del terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria, el desastre natural más mortífero de la región en siglos.
Los equipos han encontrando sobrevivientes toda la semana a pesar de haber estado atrapados bajo los escombros durante tanto tiempo en un clima helado.
Pero el número de personas rescatadas vivas disminuyó a solo un puñado en los últimos días. En las últimas horas del viernes se logró rescatar con vida de debajo de los escombros a un hombre de 45 años así como a tres personas, incluido un niño. Los rescates son recibidos con aplausos y alivio pero, en los últimos días, la reacción es más sombría.
El vicepresidente turco Fuat Oktay precisó el viernes que los esfuerzos de rescate continúan en menos de 200 sitios, mientras los socorristas compiten contra el tiempo para encontrar más personas vivas.
El terremoto, ocurrido en una de las zonas sísmicas más activas del mundo, golpeó áreas pobladas, donde muchos estaban dormidos, en casas que no habían sido construidas para resistir tan poderosas vibraciones. Funcionarios y médicos dijeron que 39.672 personas habían muerto en Turquía y 3.688 en Siria desde el terremoto del 6 de febrero, con lo que el total confirmado asciende a 43.360 víctimas.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió críticas por la lenta respuesta a la catástrofe y por el hecho de que se permita construir edificios de mala calidad. Los funcionarios habían prometido, tras un terremoto en 1999 que se cobró más de 17.000 vidas en el noroeste de Turquía, que se reforzarían las normas de construcción.
Los oficiales detuvieron a docenas de contratistas mientras el gobierno promete tomar medidas enérgicas contra las normas de construcción laxas. Más de 84.000 edificios se derrumbaron, necesitan ser demolidos urgentemente o resultaron gravemente dañados por el sismo, indicó el viernes el ministro turco del Medio Ambiente, Murat Kurum.
AFP