Hermana de Shani Goren: “Esperamos que desde Lacalle hasta el ciudadano de a pie trabajen para recuperarlos”

Desde Israel, la hermana de la israelí-uruguaya que fue secuestrada por Hamás dice que cada hora que pasa es “más difícil mantenerse en positivo”: "Estamos desesperados".

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“La palabra miedo no alcanza para expresar lo que siento”, dice Shira Goren, hermana mayor de Shani, israelí y ahora también uruguaya secuestrada por el grupo terrorista Hamás en la mañana del 7 de octubre de su casa en el kibutz Nir Oz.

Shira habla con El País desde un hotel en Eilat, al sur de Israel, ciudad a donde llegó evacuada con el resto de los habitantes del kibutz. Describe a Shani como la “chica más alegre” que uno se pueda imaginar, una líder nata, con muchos amigos, educadora no formal y el corazón de reuniones y encuentros. Una chica que no conoce Uruguay pero sí el Peñarol del que era fanático su abuelo y el mate que tomaban los sábados de mañana.

Shira y Shani Goren
Shira (izquierda) y Shani (derecha) Goren.
Foto: Gentileza Shira Goren

Pasaron casi tres semanas del fatídico 7 de octubre. Cada minuto, cada hora, cada día les está costando mucho. Shira intenta mantener el optimismo pero le cuesta. Lo reconoce y mientras habla en ocasiones se refiere a su hermana Shani en tiempo pasado hasta que lo nota, se angustia y vuelve a traerla al hoy.

Nir Oz, dice, es un kibutz con mucho verde y zona de pasturas, adonde llegó su padre con solo 18 años y allí junto a su madre formó una familia de la que nacieron Amit, Shira y Shani. “Es el lugar más lindo en el mundo”, asegura. Era. Hasta el 7 de octubre.

Los hermanos Amit, Shani y Shira junto a su madre
Los hermanos Amit, Shani y Shira junto a su madre
Foto: Gentileza Shira Goren

—¿Qué te acordás de ese día?

— Me acuerdo de todo. Nos levantamos a las 6 y 30 de la mañana por los ruidos de las sirenas. Tenemos una aplicación que suena cuando hay sirenas y hay niveles de intensidad y sonaba en rojo. Había muchos ruidos de bombas, con el tiempo además de bombas empezaron también disparos. Al principio los disparos estaban lejos, no entendíamos qué estaba pasando.

Empezaron a entender qué pasaba cuando Amit, el hermano mayor, llamó a cada integrante de su familia y les dijo: "Salgan, salgan aunque estén disparando. Tienen que salir igual, tienen que protegerse”. Les pidió que se quedaran en silencio, que apagaran la luz y todo lo tecnológico. Les dijo que no confiaran en quien no conocían: había terroristas vestidos de soldados israelíes.

Shira se encerró en el cuarto de seguridad de la casa de su madre. Empezó a escuchar disparos, disparos que estaban demasiado cerca. Después, los gritos, gritos en árabe. En medio del caos se comunicaba con Shani. “Yo le dije ‘tengo miedo’ y Shani me dijo ‘¿qué pasa que el Ejército no está acá? ¿cómo no se termina esto y vienen los soldados?”. En un primer momento para ellas era obvio que alguien iba a ir a ayudarlas. Pero la ayuda no llegaba. Y todo fue peor.

“De un minuto a otro comenzaron más gritos, todo en árabe y más disparos. Me di cuenta de que estaban disparando en mi casa, en la casa de los vecinos. Después, estaban adentro de mi casa. Me estaban buscando pero no me encontraron porque el cuarto de seguridad donde yo estaba se ubica dentro de otro cuatro en la habitación de mi madre, entonces no se ve a simple vista”, cuenta. Se fueron y volvieron a buscarla pero no lograron dar con ella. Esteban solas, se sentían solas. Lo único que podían hacer era escribir y compartir en el grupo de WhatsApp del kibutz el miedo que tenían.

“En determinado momento Shani también participó y escribió que habían entrado los terroristas a la casa, y mientras escribía estaba hablando por teléfono con mi cuñada, la novia de mi hermano, y le dijo: ‘Están adentro de mi casa, están acá’. La casa de Shani es mucho más chiquita, entonces llegaron al cuarto seguro enseguida y la agarraron, se la llevaron. La novia de mi hermano escuchó todo por teléfono. Y se la llevaron. Desde ese momento se cortó todo…”.

No sabían qué pensar. Lo primero que se les pasó por la cabeza fue que se había muerto. La madre de Shani no cesaba de preguntar por su hija, de pedir que la ayudaran, de decir que ella no podía contactarla. Aunque todavía había disparos y se escuchaban gritos en árabe, una vecina se arriesgó y fue hasta la casa de Shani. “No está acá, se la llevaron, se la llevaron”, les dijo. Shira seguía aún en el cuarto de seguridad. Escuchaba cómo secuestraban gente, cómo le disparaban a los vecinos, sentía el olor a quemado porque los terroristas estaban destruyendo todo lo que encontraban a su paso.

“De milagro estoy viva, entera, pero se llevaron y mataron a tanta gente. Todavía hasta ese momento no había llegado el Ejército y seguíamos escuchando disparos y gritos y explosiones. Empezaron a disparar artillería de las casas a ver si alguien se escapaba y poder dispararles cuando quisieran huir y matarlos. No sabíamos cómo responder, estábamos en shock. Es la situación que más miedo me generó en mi vida. La palabra miedo no alcanza para describir lo que siento”, dice Shira.

Familia Goren
Familia Goren
Foto: Gentileza Shira Goren

—¿Qué supieron de Shani desde ese momento? ¿Tiene alguna otra información además del video que circuló?

— Cuando el Ejército vino a hablar con nosotros lo que dijeron fue lo mismo que vimos en el video donde se ve que se la llevaron. Después, una mujer que fue herida mientras la secuestraban y se hizo la muerta pudo contar que vio a Shani, que estaba con su perrita, que lamentablemente ella sabe que Shani está ahí y que estaba bien. También se ve el video que vimos de Hamas que ella abraza a una niña, que estaba cuidándola, no sabemos de quién es hija. Desde entonces no sabemos más nada de ella. Estamos desesperados.

En esa desesperación y en la búsqueda de que Shani pueda ser liberada, la familia apeló al origen uruguayo y solicitó al gobierno que la reconociera como ciudadana, lo que ocurrió ya que los nietos de uruguayos pueden considerarse, según la ley 19.362, ciudadanos naturales.

— ¿Esperan que la ciudadanía uruguaya de Shani pueda ayudar en esta situación?
Tenemos expectativas de que desde Lacalle Pou hasta el ciudadano más de a pié —sé que la comunidad ya se ha manifestado en favor de Israel— y organizaciones como la NCI, organizaciones no formales y formales traten de trabajar para recuperar a Shani, a sus amigos y al resto de los secuestrados.

—¿Hay algún mensaje que quieras agregar o decir?

Gracias a todos los que están haciendo algo para que Shani y todo el resto de los secuestrados vuelvan. Los periodistas, gobiernos, estamos todos juntos tratando de hacer lo máximo que podemos. Nos cuesta mucho mantener lo positivo. Cada día, cada hora, cada minuto es más difícil.

Traducción de la entrevista: Dina Yael

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