EFE
La evolución de los independentistas vascos de EH Bildu, desde sus orígenes próximos a la banda terrorista ETA hasta sus políticas actuales centradas en asuntos sociales, lleva a esta formación a tener posibilidades de ganar las elecciones regionales de mañana domingo, las más abiertas de los últimos años.
Desde su fundación en 2011, año en que ETA anunció “el cese definitivo de su actividad armada”, EH Bildu (Euskal Herria Bildu, Reunir al País Vasco, en español) ha tenido una trayectoria ascendente, principalmente entre los más joven que no vivieron la violencia terrorista.
Además, ha experimentado un relevo generacional, desde el liderazgo de Arnaldo Otegi, histórico independentista, identificado con el brazo político de ETA, hasta el actual candidato a presidir el Gobierno vasco, Pello Otxandiano (1983), que no ocupó ningún cargo en el partido cuando existía la banda.
Al cumplirse diez años del fin de la violencia, Otegi, coordinador general de EH Bildu, mostró su “pesar y dolor por el sufrimiento padecido” por las víctimas de ETA, que, afirmó, “nunca debió haberse producido”.
Sin embargo, pasó de puntillas sobre este asunto en la presente campaña electoral, hasta que tres días antes de acabar, Otxandiano, en una entrevista radiofónica, eludió calificar de “terrorista” a ETA y respondió con titubeos ante esta cuestión.
Esas declaraciones provocaron el rechazo del resto de partidos e hizo que el candidato afirmara que se “arrepiente” de la respuesta que dio y pidiera perdón a las víctimas de ETA si hirió “su sensibilidad”, aunque siguió sin calificar a esta organización de terrorista. Otxandiano reconoció que uno de los sectores “que hoy pertenece a EH Bildu fue agente de dolor en el pasado”, pero puntualizó que “después fue parte de la solución y hoy en día Bildu está en disposición de ser agente de la reconciliación”.
En esta formación conviven personas que proceden de organizaciones que en el pasado estuvieron próximas a ETA y otras que se opusieron a la banda, autora de más de 850 asesinatos en España y que causó una profunda división en el País Vasco.
En el hipotético caso de que EH Bildu ganara las elecciones, no implica que pueda gobernar, ya que la fragmentación tradicional del parlamento vasco le obligaría a pactar con otro partido.
De hecho, en esta región nunca hubo una mayoría absoluta y las coaliciones forman parte de la política diaria.
El candidato socialista, Eneko Andueza, siempre rechazó posibles pactos, pese a los acuerdos de EH Bildu con los socialistas en el Congreso español, donde la formación vasca es un socio del gobierno de coalición presidido por el socialista Pedro Sánchez.
Por su parte, el gobernante Partido Nacionalista Vasco (PNV), en pugna con EH Bildu por el primer puesto, ataca a su oponente por su modelo social y económico, no por su pasado, pero insiste en que hay que reconocer el daño causado por la violencia terrorista de ETA.