Agencia EFE
El rapero Tomaj Salehi fue condenado a muerte este miércoles por parte de un tribunal revolucionario iraní por propaganda contra el sistema, sedición e incitación a los disturbios durante las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que fue detenida por llevar mal puesto el velo.

En el tiempo que estuvo detenida Amini recibió una paliza que la dejó en coma y falleció a causa de sus heridas dos días más tarde.

La sala primera del Tribunal Revolucionario de Isfahán “condenó a Tomaj Salehi al castigo más duro, a muerte, por el cargo de corrupción en la tierra”, informó Amir Raeisian, abogado del músico, al diario reformista Shargh.

Foto: Wikipedia.

El tribunal consideró las acusaciones de sedición, colusión contra el sistema, propaganda contra el sistema e incitación a los disturbios que pesaban contra Salehi como ejemplos de “corrupción en la tierra” por lo que dictó la pena de muerte contra el músico. Salehi había sido arrestado a finales de octubre de 2022.

El cargo de corrupción en la tierra engloba una serie de delitos contra la seguridad pública y la moral islámica.

Raeisian calificó la sentencia de “sin precedentes” y anunció que apelará la decisión.

Un tribunal revolucionario condenó en julio de 2023 a Salehi a seis años y tres meses de prisión, pena que fue rechazada en la apelación por el Tribunal Supremo, que devolvió el caso a una corte inferior para que estudiase el caso de nuevo.

En noviembre de 2023 fue puesto en libertad bajo fianza, pero fue arrestado de nuevo solo once días después. En un vídeo publicado el 13 de febrero por el rapero en su cuenta de Instagram, Salehi denunció las condiciones en las que estuvo recluido y las calificó de tortura.

Salehi ya se había enfrentado a las autoridades en el pasado y fue condenado a seis meses de prisión y una multa en enero de 2022 por “provocar a la violencia y la insurrección”, aunque la pena de cárcel fue suspendida.

La muerte de Amini provocó fuertes protestas que durante meses pidieron el fin de la República Islámica. Las protestas se detuvieron tras una represión que causó 500 muertos y la detención de 22.000 personas. Además, fueron ejecutados ocho manifestantes, uno de ellos en público.

Muchas mujeres dejaron de usar el velo tras las protestas como gesto de desobediencia civil y ahora las autoridades han sacado de nuevo a las calles a la llamada Policía de la Moral para reimponer el uso de la prenda islámica.