Iron Beam: el arma de ciencia ficción de Israel que puede darle una enorme ventaja en su guerra contra Hamás

Los israelíes no lo confirmaron aún, pero su uso en combate significaría una reducción gigantesca en los costos bélicos y debilitaría la estrategia de Hamás de saturar la defensa de su enemigo.

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Iron Beam el arma de ciencia ficción que podría usar Israel
Foto: AFP

Rubén Guillemí, La Nación/GDA
En 1953 la película La guerra de los mundos imaginó un futuro en el que el rayo láser -en aquel momento definido como ‘rayo calorífico’- jugaría un rol fundamental en los combates. Y Hollywood explotó abundantemente esa idea, desde la visión láser de Súperman hasta las batallas en La Guerra de las galaxias (1977). Pero transcurridos 70 años, aunque esa tecnología tiene muchísimas aplicaciones en el ámbito industrial y médico, en cuestión de armamentos sigue en “etapa de investigación y desarrollo”. Semanas atrás una versión periodística indicaba que por primera vez Israel había utilizado en combate su “Iron beam” de rayo láser para destruir cohetes lanzados por los terroristas de Hamás. Pero ni el ministerio de Defensa israelí, ni la empresa fabricante, Rafael -que comenzó a desarrollar este armamento en 2008-, confirmaron por ahora su uso, que en principio estaba previsto para el año próximo.

¿Cuáles son las dificultades que retrasan la utilización del láser como armamento y qué características tiene el Iron beam (Rayo de hierro) que podría aprovechar Israel en el combate contra sus enemigos?

La ficción se adelantó a la realidad

En el desarrollo de la tecnología láser, como ocurrió en otros casos, la ficción se adelantó a la realidad. Cuando en 1906 ni siquiera existían los aviones de combate, la novela de H.G. Wells La guerra de los mundos -sobre la que se basó la película homónima casi medio siglo más tarde- imaginaba que los alienígenas atacaban con “rayos caloríficos” que “convertían a cada hombre repentinamente en fuego” y “árboles, cercos y edificios de madera de pronto se incendiaban”.

Pero no fue hasta 1915 que Albert Einstein estableció los fundamentos para el desarrollo de los rayos láser (una palabra proveniente de la sigla en inglés, “amplificación de luz mediante la emisión inducida de radiación”), recién en 1953 se construyó el primer máser (que emite microondas en vez de luz), y siete años más tarde el primer láser.

Hoy es infinita la cantidad de aplicaciones cotidianas del láser, desde los lectores de códigos de barra, hasta tratamientos quirúrgicos, cortes de precisión en la industria o una simple fotocopia color. Pero lo que hace más de un siglo parecía el “arma del futuro” sigue sin tener demasiado desarrollo.

¿En qué consiste un arma láser?

“El rayo láser es básicamente una gran concentración de energía en un haz del tamaño de una moneda y por un principio de la Física, a mayor distancia esa energía se debería ir diluyendo”, explicó a La Nación Sebastián Miranda, especialista argentino en Historia Militar contemporánea. Mientras en el ámbito industrial o quirúrgico el rayo recorre distancias pequeñas, en los combates ese rayo atravesaría varios kilómetros y sufriría una gran dispersión térmica que se empeora si hay niebla, humo, polvo, lluvia, nieve o sustancias químicas en el aire. “De todas maneras, son todas suposiciones porque, hasta donde sabemos, el arma aún no se empleó en combate. Sólo se ha utilizado para ‘marcar’ objetivos que luego son atacados con armas tradicionales”, agregó Miranda.

Son varios los países y empresas que fueron buscando alternativas a este problema de la dispersión, básicamente aumentando la cantidad de energía inicial del rayo. Recién el año pasado, la Marina de Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, logró instalar un equipo de rayo láser a bordo de un buque de guerra, y todavía no lo probó en combate. En 2019, por ejemplo, Turquía afirmó que por primera vez había utilizado su rayo láser ALKA, de la empresa turca Roketsan, contra un dron libio de fabricación china con una potencia de 50 kilovatios (kW) en su pequeño haz.

Pero esa potencia es insuficiente para las amenazas que enfrenta, por ejemplo Israel.

Fue por eso que la empresa israelí Rafael desarrolló en cambio su Sistema de Armas Láser de Alta Energía (HELWS), cuyo modelo más avanzado es precisamente el Iron Beam, que impacta su objetivo con una potencia de 100 kW, el equivalente al consumo de 100 viviendas familiares en un determinado momento.

“Con una potencia de 100 kW, el Iron Beam está diseñado para interceptar una amplia gama de amenazas, como artillería y drones, desde una distancia de unos pocos cientos de metros hasta varios kilómetros”, explicó la empresa Rafael cuando presentó finalmente su rayo en 2014.

El Iron Beam está formado en realidad por dos rayos láser, uno que enfoca el objetivo y el otro que unos 4 segundos después hace el impacto de alta energía. El blanco enemigo se destruye ya sea por la combustión de sus propios explosivos ante la alta temperatura del rayo, o porque el láser daña algún componente clave del objetivo.

El sistema de defensa antiaérea israelí Cúpula de Hierro intercepta cohetes lanzados desde Gaza el 11 de octubre de 2023.
El sistema de defensa antiaérea israelí Cúpula de Hierro intercepta cohetes lanzados desde Gaza el 11 de octubre de 2023.
Foto: Mahmud Hams

Cuestión de costos

“La primera gran ventaja de las armas láser es la cuestión económica”, explicó Miranda. “Los grupos terroristas en la Franja de Gaza lanzan cohetes de unos pocos cientos de dólares, mientras que cada misil interceptor Tamir utilizado para la Cúpula de Hierro israelí cuesta alrededor de 50.000 dólares , y un misil Patriot estadounidense, hasta 3 millones de dólares. En cambio el costo de una interceptación con Iron Beam sería mucho más económico”, afirmó el experto argentino.

Así lo reconoció el año pasado el entonces primer ministro israelí Naftalí Bennett, cuando explicó las ventajas del Iron Beam.

“Hasta hoy nos costaba mucho dinero interceptar cada cohete. Hoy el enemigo puede invertir decenas de miles de dólares en un cohete y nosotros invertiremos dos dólares en electricidad para interceptar ese cohete”, dijo Bennett en un video emitido por su oficina.

Una segunda ventaja del láser, también relacionada con la economía, es la diferencia de costos con el mantenimiento de las armas tradicionales.

“Cualquier munición tradicional, desde la bala de un fusil hasta un misil, tiene un tiempo de vencimiento y costos de mantenimiento. Además, como ocurre en un automóvil, hay una serie de componentes que necesitan mantenimiento o deben ser reemplazados periódicamente. Pero en el láser, lo que llamaríamos ‘munición’ es siempre lo mismo, un haz de luz. Solo necesita mantenimiento el aparato”, señaló Miranda.

Finalmente, el experto argentino concluyó. “De buena fuente tengo la información de que es tanta la cantidad de proyectiles que dispara Hamas que el sistema de defensa de la Cúpula de Hierro comienza a ser muy costoso para Israel. Ese es el juego que están jugando Hamás y Hezbollah: saturar la defensa. Por eso Israel necesita con urgencia activar un sistema más económico”.

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