EFE, AFP
En Estados Unidos y Europa la permanente llegada de migrantes de Centroamérica en el primer caso y del norte de África o Medio Oriente en el segundo, ha provocado que casi no haya lugar dónde alojar a tanta gente mientras esperan la residencia o asilo de refugiado, o la deportación a sus países de origen.

Por ejemplo, en la ciudad de Nueva York rescataron el proyecto de construir un megacentro de alojamiento de inmigrantes en la Randall’s Island, una isla situada entre Harlem, el sur del Bronx y el norte de Queens. Y en el Reino Unido, acaban de habilitar la barcaza Bibby Stockholm, anclada en el suroeste de Inglaterra, un proyecto gubernamental muy controvertido para alojar inmigrantes.

El alcalde de Nueva York, Eric Adams, anunció que el centro en Randall’s Island acogerá a hombres adultos y tendrá una capacidad de mil.

Una idea similar fue anunciada el pasado octubre y la Alcaldía de Nueva York llegó a levantar una carpa gigante, pero el bajo número de personas interesadas llevó a su cierre solo tres semanas después, sin que se comunicara entonces el coste de la operación fallida.

Sin embargo, el flujo constante de inmigrantes llegados a Nueva York a lo largo de todo el año, incluso en los meses más fríos -ahora suman ya 57.200 personas- ha hecho a la Alcaldía reconsiderar su necesidad, y Adams anunció que esta vez será el estado de Nueva York el que asumirá el costo de construcción, mantenimiento y contratación de personal.

“Mientras el número de solicitantes de asilo crece por centenares cada día, tensando nuestro sistema hasta el punto de quiebre y aun más allá, es un esfuerzo cada vez más hercúleo el encontrar suficientes camas cada noche”, dijo Adams, quien lleva meses advirtiendo de que la ciudad ya no dispone de suficientes recursos y ha pedido ayuda al gobierno central.

A lo largo de un año de crisis migratoria, Nueva York ha habilitado 190 “alojamientos de emergencia” -entre ellos hoteles, gimnasios o escuelas, donde tienen preferencia las familias- y trece grandes centros destinados principalmente a hombres solos.

La ciudad de Nueva York es la única en Estados Unidos que tiene la obligación legal -por una norma que data de los años setenta del siglo XX- de dar alojamiento a cualquier persona sin techo, sea o no ciudadano estadounidense, pero ya el mes pasado el alcalde Adams anunció que iba a comenzar a aplicar un tope de seis meses de estancia para poder dar entrada a los recién llegados.

Es esa condición de “ciudad refugio” la que atrae a muchos inmigrantes, aunque también ha ayudado que el gobernador de Texas, el republicano de línea dura George Abbott, haya fletado cientos de autobuses para trasladar a inmigrantes desde la frontera sur hasta Nueva York; la semana pasada, Abbott se jactó de haberse deshecho de 28.000 inmigrantes de este modo.

Un indeterminado número de migrantes ha empezado a ser alojados este lunes en un barco anclado frente a la costa de Dorset, en el sur de Inglaterra, donde el Gobierno británico mantendrá a unos 500 solicitantes de asilo.

Los primeros migrantes -cuyo número no ha sido precisado- están ya en la barcaza, de tres pisos y compuesta por 222 camarotes, que lleva el nombre de Bibby Stockholm.

El Ejecutivo del Reino Unido confía en que esta barcaza permita reducir la factura que paga en hoteles para hospedar a los recién llegados, si bien la medida ha sido criticada por organizaciones humanitarias y entidades de Dorset.

De acuerdo con el plan del Gobierno, la embarcación será el alojamiento de los solicitantes de asilo durante un periodo de dieciocho meses.

Se estima que las autoridades locales gastan unos seis millones de libras (6,96 millones de euros) al día en alojar en hoteles a los migrantes que están en situación irregular.

El director de los derechos de migrantes y refugiados de Amnistía Internacional (AI), Steve Valdez-Symonds, criticó la medida al indicar que se trata de “una forma completamente vergonzosa de albergar a personas que han huido del terror, el conflicto y la persecución”.

A un año de las próximas legislativas, el primer ministro británico, el conservador Rishi Sunak, convirtió en prioridad “parar los barcos” que cruzan ilegalmente el canal de la Mancha y ha aumentado sus iniciativas en ese sentido en los últimos días.

Una de ellas consiste en instalar a los solicitantes de asilo en barcazas atracadas en puertos para hacer economías en la recepción de migrantes, al mismo tiempo que se intenta disuadirlos de pedir asilo.