EFE,AFP
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el derrocamiento de Bashar al Asad en Siria como un “día histórico” en Medio Oriente y la caída de un “eslabón central del eje del mal” dirigido por Irán.
“Es el resultado directo de los golpes que hemos infligido a Irán y Hezbolá, principales apoyos de Al Asad. Ha desencadenado una reacción en cadena en todo Medio Oriente, empoderando a quienes buscan liberarse de este régimen opresor”, añadió en una visita a los Altos del Golán.
La caída de Bashar al Asad tiene para Israel un significado celebrado tanto por las autoridades como por los analistas locales: la pérdida de influencia de Irán en la región, si bien el vacío de poder en Siria genera incertidumbre y, sobre todo, temor a que el armamento del régimen caiga “en las manos equivocadas”.
El analista Nir Boms, que preside el Foro de Investigación sobre Siria del Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv, dijo a EFE que la caída de Asad, y por tanto de uno de los satélites de Irán en la región, es una noticia positiva para Israel, pero a la vez su país aún necesita asegurarse de que el armamento que deja el régimen tras de sí, incluidos misiles de largo alcance o armas químicas, no llegan “a las manos equivocadas”.
El experto dice que, en medio del vacío de poder en Siria, estas armas podrían llegar a manos de los vestigios del grupo proiraní Hezbolá en el país o milicianos islamistas sin control, que pudieran utilizarlas para atacar a Israel.
Y ahora qué
“Quién estará ahí, al otro lado”, es la otra gran inquietud para Israel de cara a Siria, que ahora tiene que organizar su esquema de poder entre los distintos grupos rebeldes, desde el Organismo para la Liberación del Levante (HTS en sus siglas en árabe), con raíces en Al Qaeda; el Ejército Nacional Sirio, un paraguas de grupos respaldados por Turquía, y otras facciones como los islamistas de Ahrar al Sham, influenciados por los talibanes.
La cara visible de la rebelión contra Asad, especialmente estos últimos días, es Abu Mohamed al Golani, líder de HTS y fundador en 2012 del Frente al Nusra, la filial siria de la organización terrorista Al Qaeda.
Ahora, su gestión del “día después” de la toma de Damasco despierta inquietud ante cuál será su deriva ideológica a pesar de tratar de mostrarse como un líder más moderado.
“Muestra un cierto pragmatismo”, dice Boms, repitiendo una frase habitual en los últimos días, que se apoya en ella para considerar que la formación de un Gobierno que respete a las minorías en Siria y pueda mantener relaciones positivas con Israel es posible.
La doctora Dina Lisnyansky, experta en islam político, también ve ese “pragmatismo” pero llama a observar la situación con más cautela: “No sabemos qué significa Golani ahora, tal vez significa paz, pero tendremos que ver”.
Una de las posibilidades, dice Lisnyansky, aunque remota, es que se extienda en el país vecino una autoridad con la idea de “liberar Oriente Medio” y de que, tras Siria, pueda llegar Palestina, abriendo un frente constante de presión al este de Israel.
La última pieza del puzle para la analista es Turquía, cuyo apoyo a los rebeldes va de la mano, ahora, con su intento de asumir responsabilidades en Siria de cara a facilitar la transición de poder.
La influencia turca en la Siria de la posguerra, marcada por la creciente enemistad entre Turquía e Israel (en mayo Erdogan cortó relaciones comerciales con el país), plantea un escenario “preocupante” en la frontera noreste del Estado hebreo.
Sin embargo, añade Lisnyansky, de lograr construir una relación positiva con las nuevas autoridades en Siria, Israel podría lograr encauzar su relación con Turquía: “Es una buena oportunidad para nosotros”.
Un “acto de justicia” que abre un tiempo de “incertidumbre”
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, describió la caída de Bashar al Asad como un “acto fundamental de justicia”, aunque alertó de que también representa un “momento de riesgo e incertidumbre” para Medio Oriente, especialmente por la posibilidad de un resurgimiento del Estado Islámico (ISSIS). Biden hizo estas declaraciones en un discurso desde la Casa Blanca, horas después de que una coalición de grupos insurgentes tomara Damasco sin apenas resistencia tras 12 días de ofensiva en todo el país. “Es un momento histórico para que el pueblo sirio que ha sufrido tanto construya un futuro mejor para su orgullosa nación. Sin embargo, también es un momento de riesgo e incertidumbre”, afirmó el mandatario estadounidense, quien por ayer se reunió con sus asesores por la crisis siria.
Netanyahu ve posible una tregua en Gaza
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó ayer domingo a las familias de los rehenes de Gaza que la caída del régimen de Bashar al Asad en Siria puede facilitar un acuerdo de tregua que permita su liberación.
“La caída del régimen de Bashar al Asad en Siria podría a ayudar a promover un acuerdo para el regreso de los secuestrados”, les dijo el primer ministro, según un comunicado de su oficina.
Netanyahu insistió en que las “acciones decididas” de Israel contra Hamás y el grupo chií libanés Hezbolá, aliado de la derrocada dinastía de los Asad -que gobernó Siria 54 años-, han contribuido al cambio de régimen en ese país.
El primer ministro se reunió por separado con el Foro de Familias de Rehenes, que aglutina a la mayoría de estas y que abogan por un alto el fuego inmediato desde hace más de un año, y el foro Tikva, que representa a una minoría de familiares de ultraderecha que defienden la continuación de la guerra y más alineados con las políticas del gobierno israelí.
“El primer ministro reconoció que los rehenes solo regresarán mediante un acuerdo negociado y que está dispuesto a aceptar un alto el fuego para avanzar en el retorno de los rehenes”, recoge el comunicado del Foro de las Familias de los Rehenes.
“Solicitamos reuniones periódicas con el primer ministro entre los acontecimientos. Esperamos tener noticias de los avances en los próximos días”, agregan en la nota.
Netanyahu trasladó a las familias que hay “varios motivos para el optimismo” en la firma de un nuevo acuerdo de liberación de los 96 rehenes que quedan dentro de Gaza -34 confirmados muertos según el Ejército-; y que “ha llegado el momento para un acuerdo”.
La ala más ultraconservadora del Gobierno de Netanyahu rechaza negociar con Hamás, incluso ha pedido más dureza en los bombardeos, y ha amenazado con abandonar la coalición si se opta por la vía diplomática.