ELECCIONES EN BRASIL
El presidente de Brasil obtuvo el 43,3%, a solo cinco puntos del candidato del PT, en las elecciones de este domingo; la segunda vuelta será el 30 de octubre.
Brasil seguirá en vilo otras cuatro semanas. El presidente Jair Bolsonaro sorprendió en la primera vuelta electoral de ayer domingo, votando por encima de lo que pronosticaban las encuestas, llevando a Luiz Inácio Lula da Silva a un balotaje el próximo domingo 30.
Al término de un conteo agónico que empezó dando a Bolsonaro una ventaja de hasta siete puntos pero que luego se fue reduciendo a cuentagotas, los resultados situaron al expresidente Lula con 48,3% de los votos, frente a 43,2% para el mandatario, con el 99,6% de los colegios electorales escrutados.
Las principales encuestadoras habían vaticinado una amplia ventaja para Lula desde hacía meses e incluso habían previsto la posibilidad de que el expresidente ganara ya este domingo sin necesidad de balotaje el 30 de octubre.
Sin embargo, Bolsonaro resistió y logró un resultado en el que solo sus partidarios se empeñaban en creer.
Mientras, Lula, que incluso había reservado la emblemática avenida Paulista para celebrar su victoria por todo lo alto en San Pablo, tendrá que pelear ahora por cada voto.
“Los resultados de hoy forzarán a Lula a cortejar a los votantes centristas e incluso los conservadores de manera más agresiva en las próximas cuatro semanas”, dijo en un tuit Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV) en San Pablo.
Bolsonaro ha centrado su estrategia de campaña en los valores morales (”Dios, patria, familia”), un discurso patriótico y los ataques a su adversario, al que se refiere como el “ladrón” y “expresidiario”.
Mantiene un sólido apoyo entre los evangélicos, que representa un tercio del electorado, los productores rurales y los sectores populares que no perdonan al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula sus escándalos de corrupción.
Bolsonaro había atacado en sus actos las encuestas: aseguró que la temperatura electoral había que tomarla en las calles, y que en ese caso iba a ganar. Hace dos semanas dijo que sería “anormal” no ganar por 60% en la primera vuelta.
Por su lado, Lula contaba con alcanzar ya en primera vuelta una tercera presidencia apoyado en las clases populares, las mujeres y los jóvenes, tras haber gobernado Brasil entre 2003-2010 y haber dejado el poder con un envidiable índice de popularidad.
Pero Lula no ha podido sacarse a ojos de buena parte de la sociedad la mancha de la corrupción. Fue sentenciado y luego obtuvo la anulación de sus condenas por motivos procesales por el escándalo “Lava Jato” sobre una red de sobornos en la petrolera Petrobras.
El expresidente sufrió duros reveses en algunos estados, como el estratégico San Pablo. Bolsonaro venció en el mayor colegio electoral de Brasil, con el 47,7% de los votos válidos, frente al 40,8 % del exmandatario. En el emblemático estado de Río de Janeiro, tercer colegio electoral, la ventaja de Bolsonaro fue aún mayor, con el 50,9% frente al 40,7 % de su rival.
“Venceremos”
Anoche Lula se manifestó confiado en que obtendrá la victoria el domingo 30. “Vamos a ganar las elecciones”, afirmó en un discurso en un hotel de San Pablo ante correligionarios y periodistas.
“Como mi cumpleaños es el 27 de octubre, tal vez lo reciba de regalo, como en 2002”, señaló Lula, rodeado de algunos de sus más importantes colaboradores y de su mujer Rosângela “Janja” Silva.
Lula subrayó que para entender el resultado de ayer hay que tener en cuenta su resurrección política, ya que en el proceso de las elecciones de 2018 se encontraba preso por una condena de corrupción que posteriormente fue anulada.
“Para valorar lo de hoy hay que recordar lo que estaba ocurriendo hace cuatro años. Era visto como si fuese un ser humano al que habían echado fuera de la política”, señaló Lula.
“Cambio, pero ...”
Bolsonaro, por su parte, reconoció que las elecciones de ayer probaron que hay una “voluntad de cambio”, pero aseguró que en la segunda vuelta ante Lula le mostrará al país que “no puede ser para peor”. Además, se mostró “plenamente confiado” en que logrará la victoria el próximo 30 de octubre.
“Tenemos una segunda vuelta por delante” y “podremos mostrarle a la población que la inflación está bajando” y que el gobierno “no ha dejado de atender a los más pobres” mediante diversos subsidios que fueron aprobados en los últimos meses, afirmó.
“Entiendo que hay una voluntad de cambio, pero ciertos cambios pueden ser para peor”, dijo el mandatario, en declaraciones que dio a periodistas a la puerta de su residencia oficial en Brasilia.
Sereno, sin levantar la voz, el presidente se mostró convencido de que en la campaña para la segunda vuelta tendrá más tiempo para explicarles a los brasileños que “un cambio por la izquierda siempre es peor”.
Citó como ejemplos los casos de Argentina, Chile y Colombia, e insistió en que los brasileños “no pueden correr el riesgo de perder su libertad”.
Según Bolsonaro, con un posible regreso de Lula al poder que ejerció entre 2003 y 2010, “los brasileños no ganarán nada y, por el contrario, tendrán mucho que perder”.
Entre lo que pudiera tener que “resignar” la sociedad en caso de una victoria del candidato del PT, Bolsonaro aseguró que estarían “la libertad religiosa” y el “respeto” que su gobierno tiene por “la familia” y los “valores tradicionales”.
Unos 156 millones de electores también estaban llamados a votar ayer domingo la Cámara de Diputados, un tercio del Senado y los gobernadores y asambleas legislativas de los 27 estados.
El PT ganó en Uruguay; “un día muy tranquilo”
Luiz Inácio Lula da Silva triunfó ante Jair Bolsonaro en los cuatro circuitos de votación que funcionaron en Montevideo. Lula recibió 687 votos mientras que Bolsonaro tuvo 434 a su favor. En total votaron 1.399 personas.
Simone Tebet se posicionó en tercer lugar con 65 votos mientras que Ciro Gomes terminó en cuarto lugar con 62.
En la esquina de 18 de Julio y Julio Herrera y Obes un grupo de personas vestidas de rojo charlaban mientras una de ellas estaba envuelta en una gran bandera con el rostro de Lula.
El clima electoral brasileño se trasladó a pleno centro de Montevideo ya que en el Instituto Cultural Uruguayo Brasilero (ICUB) funcionaron cuatro mesas de votación para las elecciones presidenciales que se desarrollaron este domingo.
“Ha sido un día muy tranquilo, la gente individualmente manifiesta su preferencia pero ha sido una jornada tranquila y pacífica, no hubo ningún caso de agresión ni nada similar”, comentó a El País Gustavo Marchetti, cónsul adjunto de Brasil en Uruguay.
Los ciudadanos brasileños podían votar en tres ciudades: Montevideo, Artigas y Río Branco. En Montevideo había 2.510 habilitados.
Moro entró al Senado por estado de Paraná
El exjuez Sergio Moro, quien en su etapa como magistrado encarceló a Luiz Inácio Lula da Silva y después fue ministro de Justicia en el gobierno de Jair Bolsonaro, logró un escaño en el Senado en las elecciones de ayer domingo.
Moro, el otrora símbolo de la lucha anticorrupción en Brasil, incluso quiso presentarse a las presidenciales, pero finalmente su partido, Unión Brasil, le obligó a desistir de ello; y ayer se impuso con un 33,7% de los votos por el estado de Paraná.
Moro consiguió la banca que se disputaba en el estado de Paraná, desde donde juzgó en primera instancia los casos de la Operación Lava Jato, que en 2014 destapó una trama de corrupción en la estatal Petrobras, y encarceló a empresarios y políticos, entre ellos a Lula, quien pasó 580 días en prisión.
Otro de sus aliados en la Lava Jato, el entonces fiscal coordinador de esa operación, Deltan Dallagnol, fue elegido diputado federal, siendo el más votado de Paraná, por delante incluso de la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.
La campaña de Lula obligada a recalcular la ruta electoral
La campaña de Lula ya tenía listo un guión para el final de las elecciones de este domingo: tamborilear que, incluso pasando a la segunda vuelta, el PT ya saldría victorioso, pues el equipo proyectaba una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales sobre Bolsonaro.
La presidenta del partido, la diputada federal Gleisi Hoffmann, llegó este domingo al hotel donde Lula y sus aliados seguían el escrutinio, en San Pablo, diciendo que, aunque hubiera una segunda vuelta, la sensación sería de victoria.
El ambiente de aprensión y sorpresa se apoderó de la sala VIP donde numerosos aliados y coordinadores de campaña siguieron el conteo de votos.
Parte del tiempo que Bolsonaro estuvo liderando, Lula se quedó en una habitación reservada con pocas personas, entre ellas su esposa Rosangela da Silva, Janja. Pero durante la mayor parte del escrutinio, se quedó en la habitación con un grupo de invitados.
Los aliados que estaban en el espacio VIP informaron que el único momento de “gran entusiasmo” fue cuando el PT tomó la delantera, a las 20:02 y con cerca del 70% del escrutinio realizado. Hubo vítores, aplausos y abrazos. Cuando el conteo se acercaba al final, Lula también fue aplaudido y saludó a los presentes. El discurso es que “no hay abatimiento” y que el PT está “listo para pelear”.
Tras el escrutinio, la diputada Hoffmann dijo en rueda de prensa que la campaña “lucha contra una maquinaria muy grande” y felicitó a Lula por la “victoria”.
El candidato a vicepresidente de Lula, Geraldo Alckmin, hizo un discurso en la misma línea, diciendo que “están de fiesta”. La frustración tras bambalinas, sin embargo, estaba latente.
El desempeño de Lula estuvo muy por debajo de lo proyectado por el PT, al igual que el desempeño de sus candidatos en los estados del Sureste, que son decisivos para tener los colegios electorales más grandes. En San Pablo y Río de Janeiro, Lula estuvo alrededor de siete y 10 puntos porcentuales detrás de Bolsonaro, respectivamente. También hubo sorpresa con el alto número de senadores electos vinculados a Bolsonaro.
Bolsonaro, primer presidente en pasar al balotaje perdiendo
Superado por Luiz Inácio Lula da Silva (PT), a quien enfrentará dentro de cuatro semanas en la segunda vuelta, Jair Bolsonaro (PL) será el primer presidente aspirante a la reelección que se enfrente a una nueva vuelta electoral, tras haber quedado segundo en la primera ronda.
Al momento de la confirmación del resultado, con el 96,93% escrutado, el PT tenía el 47,85% de los votos válidos mientras que el actual ocupante del Palacio del Planalto, quien tuvo un desempeño superior al medido por las encuestas, sumaba 43,70%.
Desde 1997, cuando la legislación comenzó a permitir postularse por segundo mandato consecutivo, los tres jefes ejecutivos que lo intentaron, incluido el propio Lula, una vez, se desempeñaron mejor en la primera vuelta.
Hasta la reforma constitucional que permitió la reelección, aprobada en el Congreso en febrero de 1997 en medio de acusaciones de compra de votos a los parlamentarios, no se permitía que presidentes, gobernadores y alcaldes permanecieran en el poder por más de un ciclo. Autorizado por el cambio, Fernando Henrique Cardoso (PSDB) alcanzó el 53,1% de los votos en las urnas y fue reelegido en primera vuelta al año siguiente.
El siguiente fue Lula, en 2006. Con aprobación en ascenso al final de su mandato inaugural, dio en el travesaño en la primera vuelta, con el 48,6% de la preferencia de los votantes. La segunda vuelta, sin embargo, estuvo marcada por la caída en el desempeño de Geraldo Alckmin, ahora su candidato a vice, quien vio caer sus votos del 41,6% al 39,2% del total en cuatro semanas, siendo derrotado por el entonces presidente.
La sucesora de Lula, Dilma Rousseff (PT), fue la siguiente en intentar y conseguir la reelección. En 2014, tras obtener el 41,6% de los votos en la primera vuelta, superó a Aécio Neves (PSDB) en un enfrentamiento muy reñido. El PT obtuvo el 51,6% de los votos en la segunda vuelta, frente al 48,4% de Neves, con una diferencia de poco más de 3 millones de votantes.
Blanco de juicio político en 2016, Dilma fue reemplazada en el cargo por el vicepresidente Michel Temer (MDB). El nuevo presidente, sin embargo, no se presentó a la reelección dos años después, dejando el puesto de candidato emedebista a Henrique Meirelles, su exministro de Hacienda. Meirelles, sin embargo, solo terminó séptimo en la disputa ganada por Jair Bolsonaro.